4 de febrero de 2016

El realismo en el futuro de las relaciones entre EE UU y Cuba

El realismo en el futuro de las relaciones entre EE UU y Cuba
PEDRO CAMPOS, La Habana | Febrero 03, 2016

El Gobierno del presidente Barack Obama aprobó la semana pasada nuevas
medidas que aflojan las cuerdas del bloqueo-embargo en el camino hacia
la normalización de las relaciones entre su país y Cuba. Es de suponer
que tal será la norma en lo que queda de su administración. De ganar el
candidato demócrata en las próximas elecciones presidenciales, es de
suponer una continuidad en esa política.

Pero no podría esperarse lo mismo si gana cualquiera de los actuales
precandidatos republicanos, de acuerdo con las declaraciones hechas por
ellos mismos y la opinión de prestigiosos analistas internacionales.

La encargada del asunto en la cancillería cubana, Josefina Vidal, ha
dicho que en ningún caso cree que el nuevo presidente en EE UU vaya a
romper relaciones con Cuba. Es una muestra de la disposición cubana a
mantener el actual rumbo con cualquier nueva administración en EE UU.

Las relaciones diplomáticas entre ambos países han sido restablecidas y
ahora se trata de aumentar la cooperación en una serie de campos,
algunos bloqueados por la política de embargo que apoyan los
republicanos y cubanoamericanos en el Congreso.

Sin embargo, no hay que perder de vista que "una cosa es con guitarra y
otra con violín"; es decir, que no es lo mismo estar en la oposición que
en el Gobierno.

Nadie podría descartar que detrás de la resistencia republicana en el
Congreso a levantar el bloqueo-embargo pueda estar primando evitar que
sean Obama y los demócratas los que se anoten el triunfo de dar el tiro
de gracia al comunismo en Cuba que puede significar el levantamiento del
entuerto y reservarlo para ellos una vez en la Casa Blanca.

Fue el republicano Richard Nixon quien inició el deshielo con China. La
política de acercamiento a la URSS, que muchos consideran el principio
del fin del comunismo en Europa fue obra de otra administración
republicana, la de Ronald Reagan. Nixon visitó Pekín, Reagan, Moscú.
Quizás la visita a La Habana la quieran reservar para otro republicano y
por eso se afanan en entorpecer la del actual presidente.

Anteriores gobiernos republicanos intentaron acercarse al de Cuba. Fue
la administración de George W. Bush la primera en levantar algunas
restricciones del embargo-bloqueo relacionadas con la venta de alimentos.

El establishment estadounidense en su conjunto, desde hace algún tiempo,
viene tomando conciencia de que la política de embargo-bloqueo debería
ser cambiada por diferentes razones y gobernadores, senadores y
representantes republicanos de estados con potenciales intereses
inversionistas en Cuba han estado detrás de todos los movimientos para
levantar algunas prohibiciones.

Las actuales maniobras de congresistas cubanoamericanos intentando
modificar la Ley de Ajuste Cubano que han servido para fomentar la
emigración y sus estímulos al enfrentamiento abierto de sectores de la
oposición a sabiendas de represalias gubernamentales parecen dirigidas a
complicar los avances en las relaciones entre ambos Gobiernos y a
obstaculizar el anunciado viaje de Obama a Cuba.

Nadie mejor que los republicanos sabe que existe una estrecha relación
de dependencia entre la Ley de Ajuste Cubano y el levantamiento del
bloqueo-embargo.

Por otro lado, la imagen imperialista de EE UU tratando de imponerse en
América Latina ha sido quebrada con el acercamiento a Cuba y para nadie
es un secreto que ese era también uno de los objetivos de la nueva política.

El retroceso que están experimentando las fuerzas
populistas-estatalistas "antimperialistas" en la región no es una
consecuencia directa de ese cambio de imagen de EE UU, pero tiene
relación con el mismo en tanto que a estas fuerzas se les hace más
difícil culpar a la injerencia imperialista de sus fracasos internos,
mientras que el acercamiento cubanoamericano posibilita que los
defensores de EE UU en el continente sean menos rechazados.

Quien llegue a la presidencia después de Obama, no importa su partido,
podría igualmente beneficiarse de esa nueva imagen en la región para
hacer más efectivas las políticas estadounidenses encaminadas a
fortalecer sus intereses en el hemisferio.

Las relaciones diplomáticas son una cosa y las buenas relaciones
políticas y de colaboración, otras distintas. Los Gobiernos que vengan
detrás del de Obama podrían aprovechar las oportunidades que brinda a EE
UU como nación este acercamiento para continuar avanzando en temas de
seguridad, narcotráfico, tráfico de personas o medioambiente.

Los que siguen condicionando las relaciones entre ambos países a cambios
democráticos en Cuba no se percatan de que puede ser al revés. Esto no
niega que las trabas fundamentales al desarrollo económico y social de
Cuba provengan del persistente modelo centralizado de economía política,
impuesto en nombre de un socialismo inexistente y no de esa política
imperialista como pretende justificar el Gobierno cubano.

Cómo abrir espacios a la exportación de capitales y mercancías es uno de
los objetivos de cualquier Gobierno en EE UU y fomentar las condiciones
para lograrlo con Cuba es lo que toca ahora en las relaciones entre
ambos países, todo nuevo Gobierno tendría abierto ese camino.

Una valoración general de toda esta ecuación sugiere que los augurios de
algunos analistas internacionales sobre el incierto futuro de las
relaciones entre ambos países es materia sobre la cual es mejor esperar
al desarrollo de los acontecimientos para poder hacer un pronóstico más
acertado.

Source: El realismo en el futuro de las relaciones entre EE UU y Cuba -
http://www.14ymedio.com/opinion/realismo-relaciones-EE-UU-Cuba_0_1937206274.html

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