Cómo mataron a una Constitución "moribunda"
CARLOS ALBERTO MONTANER, Miami | Julio 24, 2015
Hace unos años, el embajador Thor Halvorssen me presentó al jurista
venezolano Carlos Ramírez López y me dijo: "Quiero que conozcas a uno de
los mejores abogados de mi país". Tenía razón. Basta la lectura de la
obra que presentamos hoy para percatarse de que Ramírez tiene, en
efecto, una notable cabeza jurídica.
El fruto del árbol envenenado: la constituyente como excusa para matar
el Estado democrático demuestra plenamente que la Constitución
venezolana de 1999 no tenía otro objetivo que demoler las bases de la
democracia liberal que se había forjado a partir de la Constitución de 1961.
Me voy a limitar a agregar un dato histórico que corrobora el análisis
de Ramírez, aprendido hace un par de años de boca de un viceministro
cubano que llegó al exilio en el 2002.
Cuando Hugo Chávez fue electo presidente en las elecciones de fines de
1998, antes de tomar posesión de su cargo, en Cuba le prepararon una
serie de conferencias políticas pronunciadas por un grupo selecto y
secreto del Estado Mayor del Ejército cubano.
Los cubanos partidarios de la tiranía planeaban la colonización de
Venezuela y Hugo Chávez era el Vidkun Quisling que serviría sus
objetivos, más o menos como aquel noruego que se convirtió en el criado
de los nazis tras la ocupación de su país.
Este exviceministro que me narró la anécdota acudió a ellas.
Entre las cosas que se discutieron estaba la necesidad de comenzar con
una nueva Constitución para desmontar los resortes de la democracia
liberal. Pero eso había que hacerlo enseguida, en un tiempo récord,
antes de que la opinión pública se volviera contra Chávez y lo impidiera.
Fidel Castro recordó que había echado las bases de la revolución en
apenas 18 meses porque, de lo contrario, sus enemigos habrían
reaccionado rápida e inconteniblemente.
¿Cuándo había que comenzar la campaña por la nueva Constitución
venezolana? Pues en el momento mismo de jurar sobre el texto de la
Constitución de 1961.
Fue el propio Fidel Castro el que lo propuso. Le dijo, en presencia de
todos: "Hugo, en el momento mismo de jurar, la calificas de 'moribunda'
y a partir de ahí comienzas a enterrarla".
Hugo no olvidó el consejo. Juró sobre la Constitución "moribunda" y poco
después terminó de matarla. Con ese acto comenzó, como dice Ramírez, el
final del Estado democrático.
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Nota de la Redacción: este texto fue leído el 24 de julio de 2015 en el
Interamerican Institute for Democracy de Miami, donde se presentó El
fruto del árbol envenenado: la constituyente como excusa para matar el
Estado democrático (editado por Palibrio, 2015).
Source: Cómo mataron a una Constitución "moribunda" -
http://www.14ymedio.com/opinion/mataron-Constitucion-moribunda_0_1821417847.html
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