Un cuentapropista exitoso, a pesar del Gobierno
JUAN CARLOS FERNÁNDEZ, Pinar del Río | Julio 26, 2015
Si el famoso chef estadounidense Anthony Bourdain visitara Pinar del 
Río, no podría dejar de probar algún plato en la paladar El Mesón. El 
restaurante privado más antiguo de la ciudad ha cumplido veinte años y, 
a pesar de los grandes retos que enfrenta cada día, sigue con sus 
puertas abiertas en el número 205 de la céntrica calle Martí.
Rafael Godínez es originario de La Habana y, después de licenciarse como 
pedagogo en Física y Educación Laboral, decidió dedicarse al negocio de 
la gastronomía. Eran años difíciles y recién se había autorizado el 
trabajo por cuenta propia. "Inauguramos el restaurante con cuatro mesas 
y quienes hacíamos todo éramos mi esposa, mi suegra, mi madre y yo. Fue 
duro", recuerda.
Ahora lo cuenta como anécdota, pero en aquel entonces fue como dar un 
salto en el vacío: "Puse todo lo que tenía en algo que no sabía si iba a 
dar resultado. Fueron muchos los riesgos corridos, no solo por mí, sino 
por mi familia, pero gracias a Dios siempre tuve su apoyo".
Desde entonces los días se le han ido entre el trabajo en la cocina y la 
búsqueda de los ingredientes a este "pinareño por adopción", como se 
califica a sí mismo. Dejar las aulas para tener su propio restaurante 
hizo que muchos amigos y familiares lo tildaran de loco. Hoy, el lugar 
que fundó en 1994 tiene un salón principal con seis mesas, una terraza 
con siete y una zona VIP con aire acondicionado central. Aledaña al 
salón principal hay una pequeña barra donde oficia Ariel. Prepara en un 
abrir y cerrar de ojos el trago que se le exija.
La comida criolla es la especialidad del lugar. "Desde un pan con lechón 
a 20 pesos cubanos, pasando por el bistec de cerdo a 40, hasta el coctel 
de camarones a la pinareña en 120 CUP". La atmósfera del lugar sigue 
siendo muy familiar. "El cliente debe sentirse como en su casa, de hecho 
esta es mi casa", detalla con una sonrisa el orondo dueño.
El 17 de diciembre pasado, justo el día que celebraban los veinte años 
de fundado el restaurante, la noticia del restablecimiento de relaciones 
entre Cuba y Estados Unidos tomó a los empleados y a los clientes 
congregados en el lugar por sorpresa. "Las conversaciones con los yumas 
se dieron a conocer el día de nuestro aniversario, así que parece que 
tenemos buena vibra", explica Godínez.
"Me gusta venir porque es tranquilo, agradable y está al alcance de mi 
presupuesto", comenta una clienta, Laura, que relata sus malas 
experiencias con los locales estatales, a los que "cuando no les falta 
el agua, entonces no hay grasa o no quedan reservaciones".
Sin embargo, la historia de El Mesón no ha sido un camino de rosas. "En 
el año 2009, a raíz de los masivos despidos en empresas estatales pensé 
que me cerrarían el lugar, por aquello de estar vendiendo comidas caras 
mientras gran cantidad de gente estaba en la calle", cuenta Godínez. 
"Era algo serio, cogí miedo, no lo niego. Estuvimos cerrados en esa 
época alrededor de seis meses, pero vi que no pasó nada y legislaron 
sobre el cuentapropismo, no le quedó más remedio al Estado, así que 
comencé de nuevo".
Con aquel renacer, la casona colonial de la calle Martí fue por un 
tiempo el único restaurante privado de la ciudad de Pinar del Río. Por 
allí pasaban diplomáticos, turistas, artistas de renombre y cubanos 
emigrados de visita en la provincia. Tal avalancha tenía su lado 
positivo, pero también provocaba temores en el propietario. "Pensaba que 
en cualquier momento me lo iban a quitar todo, ¡qué susto me dio aquello!".
Cuando se habla de los impuestos, la cara de Godínez se transforma. 
"Pagamos demasiado al fisco, estos impuestos son duros, durísimos, pero 
me las arreglo y voy flotando". El dueño de El Mesón cotiza unos 1.900 
pesos cubanos mensuales, a lo que se le suman el sueldo y la seguridad 
social de los empleados y un 10% de la ganancia que también entrega al 
Estado.
"Es igual que cuando pagábamos 700 pesos convertibles mensuales con las 
viejas regulaciones de hace unos años". No obstante, Godínez reconoce 
que "es duro, pero me gusta este giro". Para este emprendedor "todavía 
existen sectores amplios del Gobierno, con mucho poder, que ven al 
empresario privado como enemigo".
Su inconformidad va más allá. Le parece curioso que el Gobierno haga 
negocios con empresas extranjeras mientras "a los nacionales nos ponen 
miles de trabas y objeciones". Atribuye a los altos impuestos el cierre 
de muchos negocios privados y asegura: "yo me mantuve a pura voluntad 
porque para el sector de la educación no iba a regresar".
Las relaciones con el Estado han cambiado un poco, reconoce. "Hace 
algunos años nos decían que éramos contrarrevolucionarios, ricachones y 
burgueses". Sin embargo, "hoy en día ya no, ahora los cuentapropistas 
somos los que impulsamos la economía y damos empleo a muchos cubanos que 
quedaron al pairo y sin empleo". No obstante, confirma que "continúa el 
recelo contra nosotros, siempre nos están inspeccionando, cuestionando y 
controlando; nos ven con desconfianza".
Sus renacidas ilusiones están puestas en que "en esta nueva etapa de 
relaciones con los Estados Unidos cambien las cosas. Yo lo veo con mucho 
optimismo y esperanza". Según sus cálculos, "puede que nos permitan más 
cosas, porque el Estado no puede asumir todo el turismo americano".
"Pero yo soy un empresario y no puedo vivir de esperanzas, tengo que ver 
resultados", sentencia Godínez, que ya está pensando en otra inversión. 
"Tenemos un proyecto que parece que se va a concretar y está en el 
kilómetro 9 de la carretera a Viñales. Consta de un ranchón con opciones 
de comidas, parque para niños y senderismo. Todo en armonía con la 
naturaleza. Nos ha costado mucho resolverlo, pero creo que lo conseguimos".
"Las autoridades no se dan cuenta, o no quieren ver que la inversión y 
la reinversión nuestra es lo que va hacer crecer la economía; ¿cómo 
pueden ser tan ciegos?", se queja, mientras empieza a llenarse de 
clientes el lugar. "¿Por qué puede venir un Kevin o un Marcel a invertir 
y nosotros no podemos? No lo voy a entender nunca. Lo otro es que haya 
mala intención del Estado cubano. Yo no espero eso, serían demasiado 
brutos".
Rafael Godínez recibe personalmente a todos los clientes y les da la 
bienvenida. "Mi sueño como empresario es crecer en todos los sentidos y 
eso no ha sido posible por las leyes que frenan la economía,, pero tengo 
la esperanza de que cambien", dice al despedirse en el portal de su 
restaurante.
Source: Un cuentapropista exitoso, a pesar del Gobierno - 
http://www.14ymedio.com/nacional/cuentapropista-exitoso-pesar-Gobierno_0_1822017788.html
 
 
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