5 de mayo de 2014

Víctima del Servicio Militar

Víctima del Servicio Militar
Era un joven fuerte. Ahora es un guiñapo. Un militar le disparó. Le
cortaron una pierna. Nadie pagó por eso
lunes, mayo 5, 2014 | León Padrón Azcuy

LA HABANA, Cuba. – Sergio Pérez Sierra no imaginaba el cambio que daría
su vida cuando lo llamaron al Servicio Militar, en la decada del 80,
como soldado de la marina de guerra.

Sentía un fuerte rechazo al militarismo. Comenzó a fugarse por las
noches, a expensa de cualquier castigo.

Una de sus escapadas la pagó bien caro. Fue perseguido por quince días
por los escuadrones Boinas rojas, hasta ser detenido, procesado y
enviado a cumplir ocho meses a la prisión militar El Pitirre, "un campo
de concentración para animales salvajes y no para seres humanos" según
sus propias palabras.

Tras cumplir el periodo de encierro lo remitieron al Puesto de mando del
Ejercito Juvenil del Trabajo (EJT), quien dispuso su incorporación al
corte de caña manual en la zafra azucarera, donde tuvo que comenzar de
cero los tres años del SMA, sin tener en cuenta los ocho meses que
estuvo en prisión.

El rigor que sobrevendría en los cañaverales terminó por aquejar a Pérez
Sierra con un desequilibrio mental, que sería el preludio hacia la más
terrible desdicha de su vida. Varias semanas en el Hospital Naval de la
capital habanera, bastaron para que la Comisión médica que atendió su
caso dispusiera sin miramiento alguno, que el soldado reunía las
condiciones óptimas para reincorporarse nuevamente al EJT y aquí sobre
vino el terrible desenlace.

Salió del hospital Naval vestido de completo uniforme y se personó a
reclamar su baja médica en las oficinas del Estado Mayor del Ministerio
de las Fuerzas Armadas. "Fui atendido por un alto oficial de las FAR,
cuyo nombre no recuerdo, pero que reconocería si volviera a verlo. Este
militar no soportó mi reclamo de la baja médica y cuando me alteré por
su negativa, me disparó una ráfaga con un fusil que tenía cerca,
destrozándome parte de los intestinos, que obligó a los médicos que me
atendieron a practicarme una colostomía, y una de mis piernas, que
tuvieron que amputarme".

En vano Sergio Pérez solicitó un juicio público ante varias instancias,
tanto civiles, como militares, para que fueran esclarecidos los hechos
de aquel día. Jamás le respondieron nada. Desde ese día exhibe varias
cicatrices de heridas en su abdomen y le falta una pierna.

Con una Seguridad Social que no rebasa los 200 pesos, sin vivienda y
pernoctando en la calle durante algún tiempo, tuvo la suerte que una
cristiana le diera alimento, ropa y medicina; y posteriormente le diera
abrigo en su hogar de la calle Zapata entre A y B, del Vedado.

Hoy admite que aquel día de la ráfaga de fusil en la oficina del MINFAR,
pasó a engrosar la lista de víctimas de un gobierno que no solo se
caracteriza por su probado desdén hacia su pueblo, también devora a sus
hijos sin el más mínimo arrepentimiento.

"Yo era un joven fuerte, saludable, lleno de sueños y ahora soy un
guiñapo humano. En la prisión El pitirre sufrí castigos y abusos de todo
tipo, que no ayudan a rehabilitar a nadie, a tal punto que casi me
vuelvo loco. Fui a reclamar al Estado Mayor, a pedir justicia, y me
respondieron con una ráfaga. Mi madre murió de sufrimiento, perdí mi
casa, deambulé por la calle, durmiendo en los parques, sobreviviendo de
la caridad pública. El estado jamás me protegió. Puedo decir que estoy
vivo gracias a Dios, y a la viejita Olga, que fue enviada por el señor
para salvarme".

Leonpadron10@gmail.com

Source: Víctima del Servicio Militar | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/la-victima/

No hay comentarios:

Publicar un comentario