Thursday, April 28, 2011 | Por Moises Leonardo Rodriguez
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) – Cruzar la Bahía de La Habana 
el domingo en la lanchita de Regla, cuando iba con mi abuela a la casa 
de mi tía que vivía en ese pueblo, me proporcionaba uno de esos placeres 
que no se olvidan con el paso de los años. Recuerdo el olor a mar, las 
aves revoloteando bajito sobre el agua, los  grandes barcos anclados en 
la bahía, los peces que se veían bajo la estela que dejaba la lancha a 
su paso, los dulces y los refrescos que vendían en el embarcadero de 
Regla. Para mí, cada viaje a Regla era una travesía fantástica, a pesar 
de durar sólo unos minutos.
La construcción del socialismo, representó la destrucción de muchos de 
los sueños y fantasías del pasado, el empeoramiento de algunas viejas 
pesadillas y el advenimiento de muchas nuevas. La aventura del viaje en 
la lanchita de Regla fue uno de los placeres que sucumbió.
Las agradables lanchitas de madera, con asientos, dieron paso a feas e 
incómodas embarcaciones de hierro y sin asientos, donde se viaja de pie. 
Los puntos de enlace son el embarcadero de La Habana, "remozado", y el 
nuevo construido en Regla, donde las ruinas del viejo emboque son hoy un 
depósito de piezas, motores y anclas de las lanchas fuera de servicio.
Tres custodios e igual número de policías registran a los pasajeros 
antes de abordar. La travesía dura diez minutos a través de las aguas de 
la Bahía, que hoy comienzan a mostrar una ligera disminución en la 
contaminación, después de haber estado durante décadas cubiertas por una 
enorme y pestilente mancha de aceite y petróleo.
Los agradables embarcaderos, frescos y totalmente abiertos, han sido 
sustituidos por asfixiantes instalaciones totalmente cerradas, que 
parecen prisiones y hacen sentir claustrofobia. Los pasajeros no pueden 
detenerse en parte alguna, sólo permanecer en cola en los oscuros y 
estrechos pasillos. La única nota agradable la ponen algunos vendedores 
particulares que ofrecen coquitos, maní tostado y alguna que otra chuchería.
El placer del viaje a Regla ha desaparecido por completo; quizás no 
siempre se cumpla el refrán, pero, si se trata de ir a Regla, estoy 
convencido de que "todo tiempo pasado fue mejor".
Corrientemartiana2004@yahoo.com
Tags: La Habana, Transporte
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