La fuerza del Papa en Cuba
ANDRÉS OPPENHEIMER AOPPENHEIMER@ELNUEVOHERALD.COM
04/25/2015 8:00 AM 04/25/2015 9:49 PM
Cuando el papa Francisco vaya a Cuba en septiembre, tendrá una
influencia mayor a la habitual ante el gobierno cubano: ha sido un
fuerte defensor del diálogo con el régimen cubano y un duro crítico del
embargo comercial de Estados Unidos a la isla desde que escribió un
libro poco conocido sobre Cuba en 1998.
La gran pregunta es si Francisco hará uso de su influencia para
presionar a Cuba a respetar los derechos humanos fundamentales, o si
solo hará una parada simbólica en la isla para celebrar el reciente
inicio de las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba — con la
mediación del Vaticano — para normalizar sus relaciones bilaterales.
Algunas de las razones por las cuales el Papa argentino podría ser más
escuchado por el régimen cubano que otros pontífices y la mayoría de los
otros líderes mundiales que han visitado la isla:
En primer lugar, Francisco fue una figura clave en las recientes
negociaciones entre Estados Unidos y Cuba, que culminaron con el anuncio
del presidente Barack Obama el 17 de diciembre de que ambos países
buscarán normalizar sus relaciones. Aunque Washington y La Habana habían
estado hablando secretamente durante varios meses, con la ayuda de
Canadá, fue el papa Francisco quien destrabó las negociaciones.
Francisco recibió a delegaciones de Estados Unidos y Cuba en el Vaticano
en octubre, y las negociaciones abrieron el camino para las discusiones
sobre la reapertura de embajadas en Washington y La Habana.
En segundo lugar, a diferencia de sus predecesores Juan Pablo II, que
visitó la isla en 1998, y Benedicto XVI, que visitó Cuba en el 2012, el
papa Francisco tiene una larga historia personal de interés en Cuba. Su
libro "Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro", fue publicado en
Argentina en 1998, algunos meses después de la visita de Juan Pablo II a
Cuba.
Leí una buena parte del libro esta semana, y — aunque es denso, y a
menudo difícil de leer — es profético en que abogaba por un diálogo
entre Washington y La Habana, y criticaba duramente el embargo comercial
de Estados Unidos a la isla, llamándolo — utilizando la jerga del
gobierno cubano — un "bloqueo".
También, Francisco criticaba en el libro al "neoliberalismo
capitalista". Lo describía como un "modelo en el que se subordina al ser
humano, condicionando el desarrollo de los pueblos a la fuerza pura del
mercado", y que obliga a los países pobres a que "para recibir nuevas
ayudas, se vean obligados a aplicar insostenibles programas económicos
ordenados por los centros de poder".
En tercer lugar, el Papa argentino hablará a los gobernantes de la isla
en su propio idioma, y — como jesuita — quizás encuentre algunos
recuerdos de infancia en común con Castro, que estudió en un colegio
jesuita.
Además, Francisco contará con un fuerte apoyo de la población cubana.
Una encuesta reciente realizada en la isla de la firma estadounidense
Bendixen & Amandi encontró que el 80 por ciento de los cubanos tienen
una opinión positiva de Francisco, el mismo índice de aprobación que
Obama en la isla. Comparativamente, solo el 47 por ciento de los cubanos
tienen una opinión positiva de Raúl Castro.
Lo más probable es que Francisco usará su considerable capital político
en Cuba principalmente para exigir mayores libertades para la iglesia
allí. Las leyes cubanas permiten a los católicos practicar su religión
dentro sus iglesias, pero no evangelizar a través de programas masivos
de radio o de televisión.
"En Cuba hay libertad de culto, pero no hay libertad religiosa, porque
los sacerdotes no pueden evangelizar fuera de las paredes de sus
iglesias", dice Froilán Domínguez, un ex sacerdote y ex rector del
Seminario San Carlos y San Ambrosio en Cuba. "Francisco tendrá
suficiente influencia como para pedir la libertad religiosa, para poder
evangelizar sin obstáculos del gobierno".
Mi opinión: Si Francisco no usa su considerable influencia con el
régimen cubano para acelerar las libertades fundamentales en la isla, su
visita será un fracaso.
Así como Juan Pablo II obtuvo una mayor libertad para que los sacerdotes
puedan oficiar misas dentro de sus iglesias en Cuba, Francisco debe
obtener libertades absolutas para que puedan llevar su mensaje fuera de
ellas. Si no logra la liberación de presos políticos u otros derechos
fundamentales, debería por lo menos lograr que la iglesia pueda abrir
una radio o un canal de televisión independientes en la isla.
Esto puede parecer una nimiedad, pero permitiría a la mayoría de los
cubanos escuchar un mensaje diferente al oxidado discurso del
"socialismo o muerte". Como argentino que vivió en una dictadura militar
en la década de 1970, Francisco debería ser más sensible que muchos a la
necesidad de terminar con el monopolio oficial de la información en la
última dictadura militar de América Latina.
Source: OPPENHEIMER: La fuerza del Papa en Cuba | El Nuevo Herald El
Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article19462389.html
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