30 de abril de 2015

El zafarrancho de los exégetas

El zafarrancho de los exégetas
ROBERTO MADRIGAL | Cincinnati | 30 Abr 2015 - 3:19 pm.

'La Jiribilla' dedica un dossier a justificar la intolerancia y la
violencia oficialista en la Cumbre de las Américas, en Panamá.

Tan grotescos resultaron a la vista de cualquier persona con un poco
sentido común los mítines de repudio orquestados por los delegados de la
sociedad civil transportada desde Cuba por el Gobierno del General
Castro, que los exégetas y maquillistas oficiales, amanuenses de oficio,
han tenido que saltar alarmados para establecer una explicación
coherente a lo sucedido, tarea imposible, aunque los supuestos
intelectuales, que actúan más bien como cosmetólogos ideológicos,
siempre están dispuestos a justificar sus cada vez más mermadas prebendas.

El número más reciente de la revista digital La Jiribilla, uno de los
medios dedicados a expresar la versión oficial de la cultura cubana,
recoge un dossier de artículos publicados al respecto, en otros medios o
escritos a solicitud de la revista. El propósito es "responder"
principalmente al periodista uruguayo Fernando Ravsberg, exreportero de
la BBC, compañero de viaje que reside en Cuba y que por lo general
defiende a la revolución con cierto sentido "crítico" (que no va más
allá de la vergüenza ajena que siente cualquier extranjero que tiene que
defender de manera relativamente creíble lo indefendible), que se
atrevió a criticar la ejecutoria de los delegados, aunque siempre
comprendiendo los principios que propugnan.

La colección de artículos no es más que un mal orquestado intento de
ofrecer opiniones aparentemente disímiles, pues a algunos la gritería y
la grosería les parece mal, pero a la larga todos justifican el hecho en
base a que: "fueron provocados", "los culpables son los americanos", "no
se puede compartir una mesa con un asesino como Félix Rodríguez"… ¿Suena
familiar? Es el reciclaje de la misma retórica, el presentar únicamente
posiciones antitéticas, sin matices, la versión moderna de "Patria o
Muerte" (que nunca ha desaparecido).

Silvio Rodríguez parece criticar la conjura contra Ravsberg y finge
molestia respecto a la gresca, pero la justifica por el aspecto de
provocación de las delegaciones disidentes. Amaury Pérez Vidal cree que
el debate es más sano, y expresa que "nuestra historia como nación puede
exhibir múltiples ejemplos de juicio y altura en sus desacuerdos" (es
difícil saber a quién se refiere), pero eso lo escuda con la siguiente
frase: "En la Cuba futura, la que promueve con fuerza, vigor e
inteligencia nuestro General Presidente…" Que conste que no hay aquí
ironía. Sé muy bien que Amaury no tiene el menor sentido del humor. Pero
bueno, Amaury y Silvio no son intelectuales.

Aurelio Alonso justifica en su trabajo los exabruptos, porque existió
una "prefabricación provocadora e inescrupulosa de los foros
periféricos" y acto seguido comienza a utilizar una terminología
pedestre, de instructor de barrio, acusando a "la mafia de Mami" de
crear la provocación con su apoyo financiero a seres indeseables.

Rafael Hernández aparenta cautela intelectual en su trabajo y
básicamente trata de poner contra la pared a los disidentes cubanos, que
según él ahora van resultar un estorbo para la política norteamericana
de restablecimiento de relaciones, ya que la "mayoría de ellos se opone
a esta". En el mismo artículo se hace una serie preguntas como "qué
harían los Estados Unidos con un grupo que recibe apoyo financiero de
una potencia vecina", y lo único que demuestra es su falta de
comprensión de la tolerancia que existe respecto a los opositores en
cualquier país civilizado. Esto tiene su corolario en las declaraciones
estúpidas de Abel Prieto en las cuales compara a los disidentes cubanos
con Al Qaeda. Ya resulta imposible preguntarse qué hacen individuos
inteligentes defendiendo un espejismo, un delirio que se deshace.

Pero lo curioso es que todos tienen un común denominador, el
reforzamiento del discurso binario, el blanquinegrismo intolerante y de
nuevo, la base de todo, la identificación de
Cuba-Pueblo-Revolución-Partido-Estado como unidad inseparable. Si
alguien se opone a uno se enfrenta a todos. Esto justificará siempre no
solamente la gritería, los ataques verbales y los asaltos tribales
organizados, sino también la represión violenta contra quien sea
considerado como un enemigo de esa pentarquía unitaria.

En momentos en los cuales proclaman cambios y apertura, el discurso que
rige sus acciones, se cierra con más fuerza en el aislacionismo, la
xenofobia, el desprecio a la diversidad y el patriotismo pueril. Como
señaló recientemente en una entrevista el escritor francés Michel
Houellebecq, los patriotas necesitan enemigos.

Este artículo apareció en el blog Diletante sin causa. Se reproduce con
autorización del autor.

Source: El zafarrancho de los exégetas | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1430367036_14280.html

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