El éxodo de El Mariel: terrorismo de estado
Contra la "escoria", los actos de repudio, las golpizas y las
humillaciones. Contra la Florida una invasión de desempleados
miércoles, abril 1, 2015 | Roberto Jesús Quiñones Haces
GUANTANAMO, Cuba. — Primero de abril de 1980, un ómnibus fue proyectado
contra la entrada de la embajada del Perú en La Habana, sus ocupantes
penetraron en ella y solicitaron asilo político. Desgraciadamente el
suboficial de la PNR Pedro Ortiz Cabrera perdió la vida en el suceso.
Al hecho siguieron otros sumamente traumáticos para muchos cubanos
debido a su violencia. Todos quedarían grabados indeleblemente en la
memoria colectiva de la nación y revelarían la naturaleza terrorista del
régimen cubano.
Fidel Castro exigió al gobierno peruano la entrega inmediata de las
personas que habían entrado por la fuerza en la sede diplomática. De
haberlo complacido largas penas de cárcel y el fusilamiento habrían
sido indudablemente las sanciones aplicadas. Pero el gobierno de Perú
no aceptó y el régimen cubano adoptó una medida que, como las demás
tomadas por esos días, hizo parecer a sus testaferros que la pelota
había sido colocada en terreno del adversario.
Las medidas tomadas por Fidel Castro
Fidel Castro ordenó retirar la protección y vigilancia alrededor de la
sede diplomática incitando a todo cubano que quisiera emigrar a que
entrara en ella. Muy pronto miles de personas, procedentes de todas las
ciudades y pueblos del país, abarrotaron el lugar convirtiéndolo en un
reservorio tangible del descontento que ya minaba a la sociedad.
El crecimiento del número de compatriotas que deseaba emigrar se hizo
evidente y el gobierno, con el objetivo de desalentar las salidas que
había propiciado, hizo del terror su método disuasivo por excelencia.
Fue la primera vez que se aplicaron en el escenario público cubano los
actos de repudio. Las golpizas y humillaciones abundaban por doquier.
Las masas, alentadas por los grupos de poder y dirigidas por individuos
de muy dudosa conducta social violaron las más elementales normas de
respeto a la dignidad humana y el país convivió varias semanas con
prácticas fascistas que lo mantuvieron en vilo hasta que la comunidad
internacional protestó enérgicamente.
El gobierno exigió a los refugiados en la embajada y a todos los que
deseaban emigrar que tenían que presentarse en sus centros de trabajo o
de estudio para que les entregaran la baja. Los desempleados tenían que
solicitar el documento ante los CDR (Comités de Defensa de la
Revolución). Ese era el requisito indispensable para obtener el permiso
de salida que permitía a las turbas interceptar a los solicitantes para
atacarlos.
Otra acción política desvergonzada
Tuvieron que pasar algunos años, tener acceso a otras informaciones
y, sobre todo, leer y escuchar testimonios indubitables en Radio Martí y
aquí mismo, para entender la magnitud de los hechos y la perversidad
del gobierno en esas jornadas denigrantes de nuestra historia.
Con el único objetivo de obtener provecho en una confrontación donde
siempre sería mirado como víctima debido a la grandeza política,
militar, económica y moral del contrincante, Fidel Castro sacó de las
cárceles a peligrosos delincuentes, los introdujo en la embajada para
crear el caos y luego exigió que las embarcaciones que venían en busca
de familiares se los llevaran. Junto con ellos, viajaron no pocos
enfermos mentales, se conoció después,
Fue una hábil jugada, pero de efímero valor y reveladora de la esencia
anti ética del régimen, cuyo objetivo inmediato era descalificar a los
nuevos emigrantes a quien la cúpula gobernante calificó de "escorias".
Pero también pretendía limpiar las cárceles cubanas y exportar hacia EUA
potenciales elementos perturbadores de la sociedad,
que Hollywood reflejaría en populares películas como Scarface.
El tiempo, el implacable, el que pasó…
35 años después de estos sucesos muchos de los cubanos que fueron
catalogados como "escorias", gracias a su trabajo honesto y a una
sociedad que no es perfecta pero sí garantiza todas las libertades
humanas, disfrutan en los EUA de una vida donde quizás la añoranza por
la patria ocupe un lugar importante, pero en la cual viven según su
modo de pensar, dignamente.
El Mariel no fue un éxito del castrismo, todo lo contrario. Un alto
dirigente de entonces, Carlos Rafael Rodríguez, admitió ante una revista
mexicana que la revolución no tenía nada de que enorgullecerse por lo
ocurrido. Se rumora que fue el detonante del suicidio de Haydeé
Santamaría y objeto de análisis en la carta de despedida que Osvaldo
Dorticós escribió a Fidel Castro antes de morir por otro pistoletazo.
Fue una victoria pírrica que muy pronto perdió el brillo artificial de
los oropeles que los testaferros del castrismo le endilgaron para loar
la supuesta genialidad del líder. Sus abusos, crímenes todavía impunes e
iniquidades quedaron al descubierto para develar la esencia fascista de
los métodos usados por las turbas alentadas y apoyadas por la policía y
los dirigentes políticos.
Desde entonces los actos de repudio contra las sedes diplomáticas mal
vistas por el gobierno cubano y los opositores pacíficos, especialmente
las extraordinarias Damas de Blanco y los aguerridos miembros de la
Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), no han dejado de practicarse en las
calles y ante los domicilios de los hostigados.
Esto, unido a la represión y vigilancia constante de las fuerzas de la
seguridad del estado así como la negativa del gobierno a respetar los
derechos políticos y civiles fundamentales, demuestra que el terrorismo
de estado es una práctica enquistada en el castrismo. Los
norteamericanos no deberían olvidarlo, mucho menos ahora cuando detrás
de pingües dividendos intentan suprimir a Cuba de la lista de países
patrocinadores del terrorismo.
Video:
https://youtu.be/iuG1MtkGiOY
Source: El éxodo de El Mariel: terrorismo de estado | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/el-exodo-de-el-mariel-terrorismo-de-estado/
No hay comentarios:
Publicar un comentario