Publicado 15/12/2012 10:36
Mundo Judío
"Alan Gross aceptó el proyecto en Cuba sin saber riesgos"
El subcontratista estadounidense Alan Gross, preso en Cuba desde 2009,
no fue un espía al estilo "James Bond" sino que emprendió un proyecto
sin saber los riesgos, pero convencido de que, si había problemas,
EE.UU. y la empresa que lo contrató lo ayudarían, afirmó su abogado,
Scott Gilbert.
Gross y su esposa, Judy, demandaron en noviembre pasado a la Agencia
Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) -que depende del
Departamento de Estado- y a la empresa DAI, que lo contrató para
establecer servicio de internet para la comunidad judía en la isla,
alegando que éste no fue informado de los riesgos ni recibió la debida
capacitación o protección.
"El Departamento de Estado ha dicho públicamente en la prensa que sabían
que Alan estaba siendo enviado a Cuba con aparatos que son ilegales en
Cuba... ¿Cómo puede el Gobierno de EE.UU. enviar a un civil a Cuba
sabiendo eso?", se quejó Gilbert, abogado principal del bufete Gilbert
LLP, durante una extensa entrevista en sus oficinas en Washington.
El caso, que ha elevado las fricciones de décadas entre EE.UU. y Cuba,
comenzará a ventilarse a partir del próximo 15 de enero en un tribunal
federal en Washington.
Según Cuba, Gross introdujo aparatos que son ilegales en el país, como
teléfonos satelitales, y lo condenó a 15 años de cárcel tras acusarlo de
querer subvertir al Gobierno castrista.
Mientras, EE.UU. y la familia Gross exigen su puesta en libertad "sin
condiciones" al insistir que no hizo nada malo y que es un trabajador
humanitario dedicado a las causas judías.
Gross hizo cinco viajes en 2009 -fue arrestado en el último, el 3 de
diciembre de ese año- y, según la demanda, en sus informes del tercer y
cuarto viaje ya alertó de que sin duda la misión era "muy arriesgada".
"Puedo decirle categóricamente que Alan Gross no esperaba ser arrestado
o detenido en Cuba o pasar una sola noche en prisión; ha sido una
experiencia kafkiana", afirmó Gilbert, quien cree que EE.UU. tuvo que
saber que su cliente sería vigilado desde su primer viaje.
"Cuando Alan expresó preocupación por los viajes, esencialmente le
dijeron, 'o terminas este proyecto o buscaremos a otro que lo haga'...
Alan pensó que
(el Gobierno de EE.UU.) lo estaba protegiendo y que jamás permitiría que
se metiera en una situación que le causaría daño", observó.
Al describir a Alan como alguien "muy idealista" al extremo de ser
"potencialmente hasta ingenuo", Gilbert enfatizó que la USAID y DAI
jamás debieron iniciar el proyecto en Cuba, de ahí que la demanda de 60
millones de dólares busca ayudar a la familia a "sobrevivir esta prueba".
"Si ves una foto de Alan antes de ir a Cuba, no ves a un James Bond",
señaló Gilbert, al reiterar su queja de que tanto USAID como DAI
actuaron con "enorme negligencia" y "violaron sus propias reglas".
En ese sentido, Gilbert dejó entrever que la fase de presentación de
pruebas, posiblemente a mediados de 2013, podría revelar datos
embarazosos para EE.UU. y sus iniciativas hacia Cuba.
Según Gilbert, en esa fase se proveerán documentos, correos electrónicos
y testimonios de funcionarios para demostrar la "enorme negligencia" del
Gobierno de EE.UU., si bien el abogado anticipa que USAID pedirá que se
desestime el caso y argumentará que Gross asumió su riesgo.
Con unos ingresos de casi 300 millones de dólares anuales, DAI es desde
2007 uno de los principales receptores de contratos de la USAID, que
financió la misión como parte de sus programas para fomentar la
democracia en Cuba. Pero La Habana los considera ilegales.
La familia Gross también presentó una demanda, en un tribunal en el
Condado de Montgomery (Maryland), contra Federal Insurance Group, la
aseguradora de DAI. Ese caso también comenzará en enero próximo.
En paralelo a la estrategia legal, otro abogado de Gross, Jared Genser,
colabora en los esfuerzos de relaciones públicas y la campaña de presión
para que EE.UU. y Cuba se sienten a negociar una solución.
La familia Gross pide que el presidente Barack Obama designe a un
enviado especial que negocie con plena autoridad con Cuba. El ex
gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, y el ex presidente Jimmy
Carter han viajado a Cuba pero por cuenta propia.
Tanto los partidarios de Gross como quienes apoyan el levantamiento del
embargo contra Cuba consideran que el caso ilustra la necesidad de
normalizar las relaciones con la isla para fomentar la apertura
democrática en ese país.
"La forma en que esto fue concebido, administrado, manejado, y los
esfuerzos tras su detención, es simplemente un escándalo", puntualizó
Gilbert, al subrayar que Gross siempre pensó que, si surgían problemas,
EE.UU. le cuidaría la espalda. EFE
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Mundo_Judio/48690/
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