Castristas y mercenarios
Martes, Diciembre 18, 2012 | Por René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Ya se sabe que, para 
orientarnos de cara al mañana, nada mejor que estudiar las enseñanzas 
del pasado. Lo que Fidel Castro decía admirar y defender en 1953, tras 
el asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, figura en el documento 
que como alegato de defensa publicó con el título de La historia me 
absolverá. La lectura de ese texto resulta harto instructiva hoy.
Castro escribió entonces, refiriéndose a la Cuba republicana, anterior a 
la dictadura de Fulgencio Batista: "Os voy a referir una historia. Había 
una vez una República. Tenía su Constitución, sus leyes, sus libertades; 
Presidente, Congreso, Tribunales; todo el mundo podía reunirse, 
asociarse, hablar y escribir con entera libertad. El gobierno no 
satisfacía al pueblo, pero el pueblo podía cambiarlo y ya sólo faltaban 
unos días para hacerlo".
Y continuaba el después Máximo Líder: "Existía una opinión pública 
respetada y acatada, y todos los problemas de interés colectivo eran 
discutidos libremente. Había partidos políticos, horas doctrinales de 
radio, programas polémicos de televisión, actos públicos y en el pueblo 
palpitaba el entusiasmo.   Este pueblo […] estaba orgulloso de su amor a 
la libertad y vivía engreído de que ella sería respetada como cosa 
sagrada…".
Hoy reclamar una sola de esas conquistas es un acto que se califica de 
"mercenario". Por él han llegado a imponerse penas de hasta 28 años de 
cárcel, como las aplicadas a opositores pacíficos del Grupo de los 75 
durante la Primavera Negra de 2003. Para tratar de someter a ese 
"grupúsculo" de "mercenarios", "vulgares agentes" y "traidores a su 
patria" (en realidad, simples opositores pacíficos cubanos) se les 
impide manu militari librar su sustento y el de sus familias.
Por ello tienen que sobrevivir gracias a la buena voluntad ajena. Hacen 
—pues— lo mismo que el propio régimen castrista, que, sin que nadie lo 
acuse de mercenario, lleva mucho más tiempo —medio siglo— viviendo 
también de la benevolencia de otros: primero de la URSS y el llamado 
"campo socialista"; hoy, de Venezuela y de los regalos, créditos y 
complicidades de cualquier otro país u organización proclive a las dádivas.
Mientras tanto, el régimen se asegura por todos los medios de que el 
pueblo no pueda, con su trabajo honrado, crear —ni crearse— un verdadero 
bienestar y mucho menos caer en lo que consideran una abominación: 
labrarse riquezas.
Tras meter de lleno al país en el Tercer Mundo, a lo largo de 53 años de 
continua involución, el hecho de convertir aquellas ideas de Castro en 
"mercenarias" y utilizarlas para encarcelar a quienes en verdad se 
preocupan por Cuba, parece un acto en exceso arbitrario y cruel, incluso 
para "la Revolución".
Ante su rotundo y siempre creciente fracaso, al régimen imperante ya 
sólo le queda aceptar, reconocer, respetar y escuchar a una oposición 
pacífica que, sin cargos, prebendas ni seudo-ideologías que 
salvaguardar, se considera capaz de hacer frente a la pobreza, el atraso 
y la infinidad de paranoias, abusos, disparates, incapacidades, 
ilegalidades, atropellos, corrupciones, injusticias, favoritismos, 
enemistades, odios y problemas que el castrismo ha impuesto a sangre y 
fuego durante el medio siglo más arbitrario y aberrante de toda la 
historia de Cuba.
http://www.cubanet.org/articulos/castristas-y-mercenarios/
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