La negligencia gubernamental causa de la epidemia del cólera en Santiago
de Cuba
[20-11-2012]
Yusmila Reyna Ferrera
Corresponsal
(www.miscelaneasdecuba.net).- Santiago de Cuba. Aunque el huracán
Sandy, que azotó buena parte de las provincias orientales el pasado 25
de octubre ha exacerbado los brotes epidémicos de enfermedades
infecciosas como el cólera y el dengue, sus causas originales están en
la negligencia gubernamental, acumulada por años de incompetencia
sistémica.
No es menos cierto que el huracán, que casi alcanzó categoría 3 haya
producido cuantiosos daños al medio ambiente y a la mayoría de la
infraestructura de las provincias afectadas, y eso ha provocado que
proliferen enfermedades infecciosas.
Pero en el caso de la provincia más dañada, que fue Santiago de Cuba,
sencillamente el ciclón vino a acelerar o a agravar la presencia
epidémica del cólera, que lamentablemente sufrimos por estos días.
Y todo debido a las malas políticas medioambientales del gobierno, que
no resuelve la presencia de vertederos de basura diseminados por
doquier, el alcantarillado y toda la infraestructura sanitaria para la
poblacion. Así como el poco o nulo tratamiento del agua potable, muchas
veces provenientes de ríos, arroyuelos o presas, donde no se bañan todo
tipo de animales, incluyendo vacas, caballos y perros. Además, en estos
lugares frecuentemente se lavan autos, equipos y maquinarias agrícolas.
El agua, que por cierto su suministro es deficiente en casi todos los
municipios de la provincia no cuenta con tratamiento de potabilización
efectivo. Por ello es común ver como los visitantes se alarman al ver el
agua que consume la población.
Ante tales y otras problemáticas, lamentablemente se han convivido por
años, sin demandar mejores servicios. Por eso es tan importante el papel
que vienen jugando los Municipios de Oposición, que se han ido
convirtiendo en una nueva fuerza de representación social.
Las instituciones gubernamentales realizan campañas publicitarias en los
medios, centros laborales y educativos una vez más que otra, sobre las
medidas higiénicas preventivas que debe tomar la población, pero no
resuelve el problema, ya que no existe logística de solución. El
gobierno, dueño de todos los medios y recursos, no invierte en crear las
condiciones necesarias para elevar la calidad de vida, económica y
social de la población y su comunidad en general.
No se puede esperar condiciones higiénico-sanitarias mínimas sin
servicio de agua potable, infraestructura de alcantarillado o en su
efecto servicios alternativos seguros, condiciones habitacionales
mínimas, servicio de recolección de basura, etc.
El nivel de ingreso de la población no permite, que las personas por su
cuenta mejoren su calidad de vida con la instalación de servicios
sanitarios, purifiquen el agua, realicen desagües y fabriquen fosas con
calidad, evitando así que las aguas albañales y otros residuos queden al
descubierto en cualquier parte del hogar, en el vecindario o en la
propia calle, como muestran las fotos.
Las limitaciones económicas y de racionamiento estatal no solo impiden
la construcción de instalaciones adecuadas, sino que impiden aplicar
métodos más sencillos y rudimentarios como hervir sistemáticamente el
agua y la correcta manipulación y cocción de los alimentos, ya que
escasean todas las fuentes de energía, como la electricidad y el
combustible.
A todo esto se suma, que para mejorar un tanto la alimentación o una
entrada económica extra, que permita comprar un equipo electrodoméstico,
zapatos o ropas, las personas crían animales, como gallinas, patos y
hasta puercos dentro de sus propias viviendas, sin condiciones mínimas,
lo que posibilita la contaminación del entorno, incluyendo el agua y los
alimentos, con bacterias peligrosas como la Vibrio cholerae, que provoca
el cólera.
La gravedad de la situación amerita una llamada a la reflexión y alarma
de la población, para que las autoridades asuman su responsabilidad de
proteger y conservar la vida de los ciudadanos.
Es hora de exigir el derecho a vivir decorosamente en familia y en
sociedad, por lo que comenzaremos a informar a la opinión pública en
general, principalmente a la población vulnerable, de la situación real
que afrontamos, no solo las cifras de infestados y muertos, sino dónde
se notifican los casos, para extremar las medidas. Así como denunciar
públicamente los focos de infección y demandar a las autoridades para
que actúen de inmediato, debido al tipo de cepa circulante, dado el
breve período de incubación del bacilo, que fluctúa entre dos horas y
cinco días.
Vale destacar, que aunque como medida preventiva la población evita
tomar agua o comer en sitios públicos, la cuestión esencial sería que
los establecimientos estatales como merenderos, cafeterías,
restaurantes, etc. que expenden en Moneda Nacional (MN) cumplan con las
medidas de higiene necesarias. Muchas veces tratan de contrarrestar sus
efectos con procedimientos equivocados, como la imposición de multas,
sin crear las condiciones necesarias para erradicar el problema,
debido a la falta de autonomía administrativa. Por eso la incipiente
iniciativa privada va demostrando mayor calidad e higiene, que la vieja
y manida administración estatal.
Los santiagueros debemos estar más que preocupados, porque somos más que
vulnerables, no solo al cólera, sino también a muchas otras enfermedades
el dengue, pues en el propio casco histórico de la ciudad, existen
familias que viven sin los requisitos mínimos de agua potable y
saneamiento. Y qué decir entonces de los municipios y zonas rurales.
Como se puede apreciar en este análisis, el problema epidémico en
Santiago de Cuba no es sólo a consecuencia del huracán Sandy, sino a la
negligencia estatal, que ha prevalecido durante años, trayendo consigo
la miseria ciudadana generalizada. Por todo, lo dicho anteriormente se
resume en carencia de infraestructura básica, hacinamiento familiar,
falta de higiene. Es decir, falta de desarrollo social.
Se impone una vez más hacernos eco de instrumentos de denuncias
institucionales, personales, periodísticas, etc. para llamar la atención
sobre este desorden de cosas.
El gobierno tiene el deber de seguir tomando las medidas necesarias
como la venta de hipoclorito, fumigación de autos, medidas sanitarias
extremas a la entrada y salida de cualquier centro público, habilitación
de puestos de emergencia, atención médica ante diagnóstico de la
enfermedad, entre otras.
Por todo lo antes expuesto, exigimos a las autoridades que apliquen las
recomendaciones de la Organización Mundial de Salud, ante este tipo de
epidemia. Y una vez controlada la epidemia, atienda urgentemente sus
causas, si es que tiene la capacidad y la voluntad política para
hacerlo, de lo contrario que dé la posibilidad para que otros la resuelvan.
Mientras tanto, el pueblo, además de las denuncias, debe acudir
inmediatamente al médico ante cualquier síntoma de la enfermedad y
seguir extremando las medidas higiénicas lo más posible, y que ¡Dios nos
proteja!
http://miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37728
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