27 de diciembre de 2011

El Gobierno de La Habana y “el paso de la luna” de Michael Jackson

Inmigración

El Gobierno de La Habana y "el paso de la luna" de Michael Jackson

La política migratoria cubana lesiona la soberanía nacional

Marlene Azor Hernández, México DF | 27/12/2011

Un amigo me escribió recientemente que los cambios en la política
migratoria cubana parecían seguir el ritmo de "step by step" (paso a
paso). En mi opinión, el Gobierno de la Isla copia "el paso de la luna"
(moonwalker) de Michael Jackson que simula estar en marcha…,
deslizándose hacia atrás.

Viejas justificaciones sin argumentos precisos y un pedido de "cheque en
blanco" por el Gobierno ha sido la respuesta de la élite cubana al
reclamo masivo de los cambios migratorios. Con el enfoque obsoleto y
general de la "permanente agresión", el presidente cubano ha perdido
nuevamente la oportunidad de ser creíble ante sus "seguidores" y ha
sumado mayor legitimidad a todos los que creemos que los cambios que
acomete son precarios, insustanciales y lentos y que no existe una
verdadera voluntad política de transformaciones sustanciales, teniendo
en cuenta los 21 años de inmovilismo en éste como en otros órdenes.

Porque no se trata de un Gobierno que comenzó en funciones ayer y al
cual podemos darle un voto de confianza para que despliegue las
políticas anunciadas. Se trata de un acumulado de políticas erráticas y
en vaivén por más de 20 años, que no han logrado recuperar el poder
adquisitivo de la población a los decorosos y modestos niveles de 1989.
Todo ello sin mencionar las políticas erráticas de los decenios anteriores.

Oficialmente, la política migratoria cubana "está en estudio" desde el
2008 según declaraciones del ex canciller Felipe Pérez Roque, el cual
fue sustituido al año siguiente —porque se dejó perder "por la mieles
del poder", según una nota cursi del ex presidente—, por razones que no
parecen estar directamente asociadas al intento de cambiar la política
migratoria. Se trata de una política forjada en las condiciones de la
Guerra Fría —y heredera del modelo de sus homólogas esteuropeas— donde
las fronteras son percibidas como vías de entrada y salida de agentes,
desertores, terroristas…, algo que queda obsoleto al apostar Cuba al
turismo y las remesas como instrumentos de su estrategia económica.

Entonces, si los turistas foráneos entran y salen por millones cada año,
¿por qué no pueden hacer lo mismo los nacionales? ¿Por qué se esgrimen
falsos argumentos que no corresponden con la realidad? ¿Cuántos años
necesita el Gobierno cubano para estudiar un cambio de estas restricciones?

Veinte años en la historia de una nación pueden parecer apenas un
pestañeo, pero si los políticos asumen la mirada del historiador pierden
toda legitimidad y conducen a la nación a un galopante retroceso.
Semejante desajuste entre el tiempo histórico y la vida real de millones
de ciudadanos tiene un costo político y una responsabilidad
gubernamental irrenunciables. No basta con anunciar que se está "al
borde del abismo" si no se producen los cambios, para luego alejarse del
"borde" a paso de tortuga.

Cuba es un estado-nación soberano y por lo tanto dispone de todas las
posibilidades de establecer sus políticas con absoluta autonomía legal y
haciendo uso de la voluntad política, a partir del estatus del que goza
en el concierto de la comunidad internacional. Si su Gobierno no lo
hace, está autolesionando su soberanía nacional. Si su política y
legalidad domésticas se mantienen al margen de los estándares
internacionales y si se condiciona la relación con su diáspora a la
solución de las relaciones con otro estado, también se lesiona su
soberanía nacional.

Este doble atentado a la soberanía nacional y popular, al subordinar sus
políticas a las políticas de otro estado para decidir cómo tratar a sus
nacionales, parece no preocuparle a la actual dirección política del
país. En las declaraciones del actual presidente Raúl Castro, en el VIII
período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional, se confirma la
subordinación de la política interna cubana a las relaciones con EEUU:
"…No pocos consideran urgente la aplicación de una nueva política
migratoria, olvidándose de las circunstancias excepcionales en que vive
Cuba bajo el cerco que entraña la política injerencista y subversiva del
Gobierno de los Estados Unidos, siempre a la caza de cualquier
oportunidad para conseguir sus conocidos propósitos".

Y si esto es así ¿de qué soberanía estamos hablando?

Es difícil comprender una "excepcionalidad" que dura 52 años, y más
difícil aún entender que las entradas y salidas libres de los ciudadanos
cubanos de su propio país significan un peligro para la seguridad
nacional. A no ser que se entienda que toda la ciudadanía cubana es
"enemiga" del Gobierno actual, con lo cual el Presidente está declarando
el total aislamiento del Gobierno cubano con relación a la ciudadanía
—de adentro y de afuera— que clama un radical cambio de la política
migratoria.

Anunciar cambios paulatinos sin compromisos de tiempo y sin precisar
contenidos concretos es la "vieja mentalidad" de contar con un tiempo
infinito y con el control de todas las decisiones y, en eso, la élite
política cubana se equivoca. Parece no estar al corriente de los cambios
que se han producido en la sociedad civil cubana, mucho más madura y
articulada en sus diversidad, demandas y discursos que hace diez años y
mucho más avanzada en sus propuestas de sociedad que lo que demuestran
los documentos y discursos oficiales de la dirección del país.

La sociedad civil cubana ha pasado a ser la vanguardia de los cambios en
todos los órdenes. Nunca he constatado una unidad tan masiva y pública
entre todos los cubanos, para reclamar de manera concreta y detallada
los cambios a los que se aspiran en materia migratoria. La legitimidad
masiva de las demandas es una primera victoria del consenso entre
nosotros, los cubanos, unidos en un frente común de agregación de
demandas ciudadanas.

La lentitud de los cambios gubernamentales es lo que ha producido la
primera unanimidad espontánea entre los cubanos de todas las tendencias
políticas de adentro y de afuera del país y esta se resume en la demanda
de normalizar la política migratoria cubana y colocarla en los
estándares internacionales. Si el Gobierno cubano no clarifica los
tiempos y las medidas concretas para eliminar las actuales restricciones
pecará, cuando menos, de "ingenuidad" política al menospreciar el
consenso mayoritario a favor de la normalización de su política
migratoria y en este rubro —como en los restantes de la "actualización"—
de lo que sí puede estar seguro es que ya existe una ciudadanía cada vez
más crítica e informada, que seguirá vigilando y evaluando sus pasos y
coincidiendo cada vez más en los cambios necesarios. A la vez, en el
ejercicio de sus derechos, esta ciudadanía pondrá cada vez más en
evidencia que la política gubernamental no es de "step by step" sino más
bien, "el paso de la luna" aprendido de Michael Jackson.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/el-gobierno-de-la-habana-y-el-paso-de-la-luna-de-michael-jackson-272183

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