Miércoles, 28 de Diciembre de 2011 00:15
Odelín Alfonso Torna
Arroyo Naranjo, La Habana (PD) Hoy se estudia cómo entregar
paulatinamente al sector no estatal, los llamados cuentapropistas,
aquellos locales de servicios administrados por dependencias del Estado
cubano, en los cuales el maltrato, la desinformación, la burocracia y la
falta de recursos, fueron constantes en la emulación socialista.
La resolución 434 de 2011, deja abierto el camino para el arrendamiento
de inmuebles estatales disfuncionales.
Según todo pinta, los cuentapropistas certificados por la Oficina
Nacional de la Administración Tributaria (ONAT), administrarán en
usufructo el socialismo y tributarán por ello. Un experimento que desde
octubre pasado comenzó con los barberos, peluqueras, estilistas y
manicuras. De este modo, en pocos años el estado paternalista tendrá en
sus manos, por decirlo de alguna manera, un jugoso negocio inmobiliario.
Según se aplique el sistema de gestión económica de arrendamiento de
locales dentro o fuera de las instituciones estatales, cafeterías,
piqueras de taxis, terminales de ómnibus, agromercados u otros servicios
estatales no rentables, estarían en manos de sus empleados, quienes
automáticamente pasarían a ser cuentapropistas.
Pero rentar el socialismo va más allá de rescatar los servicios perdidos
o emplear a los obreros cesantes del sector estatal. Quienes asuman el
alquiler de un local, tendrán que pagar el agua –así venga ésta cada dos
o cuatro días-, la electricidad, el gas, teléfono y todo el
mantenimiento debido. Lo otro es que cada organismo define, en
correspondencia con la superficie o ubicación de los establecimientos,
la tasa de impuesto por el arrendamiento. En este sentido, los
organismos subordinados al poder del Estado, tendrán potestad, como
nunca antes, para velar y exigir por el mantenimiento y la autogestión
de locales, sin aportar un centavo.
¿Qué nivel de independencia tendrán los futuros "propietarios" del
inmueble? ¿Cuántos salarios administrativos estatales cubrirán con sus
tributos?
Se dice que los empleados estatales en calidad de arrendatarios, dejan
de pertenecer al organismo de servicio y por consiguiente a la Central
de Trabajadores de Cuba, la organización sindical única. El expediente
laboral estará bajo su custodia y los años de servicio con el Estado
serán acumulativos para el régimen de seguridad social.
Sin embargo, de ahí a que cada cuentapropista sea accionista o dueño del
local, e incluso disfrute de amparo fiscal o sindical, el trecho es bien
largo. Además, el contrato de comodato tiene sus reglas y no todos los
solicitantes son "idóneos y confiables" para el arrendamiento", máxime
cuando estos espacios puedan estar dentro de un centro educacional, de
salud o un ministerio.
Indudablemente la economía estatal no se sostiene y los servicios
públicos se reencuentran con un rival de peso, los trabajadores por
cuenta propia.
Inevitable será ampliar el arrendamiento de locales a otros servicios
como la gastronomía, la reparación de enseres menores, talleres de
artesanía, parqueos, baños públicos, mercados, tiendas comisionistas,
terminales de transporte público y otros que languidecen por la falta de
gestión y recursos.
La fórmula es sencilla: hacernos creer capitalistas rentando el
socialismo. Cada pedazo de país tendrá un precio y por él se exigirá el
mantenimiento debido, lo que no hizo en media centuria la empresa
socialista.
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