LUIS OLIVEROS | EL UNIVERSAL
lunes 27 de junio de 2011
El Che decía que el socialismo económico sin la moral comunista no le
interesaba, que su lucha era contra la miseria pero que al mismo tiempo
también luchaba contra la alienación. Ante tan claro mensaje, ¿podemos
decir que en la actualidad eso se cumple en nuestro país?, ¿quienes nos
venden las bondades del socialismo siguen esa filosofía, o simplemente
es la que se le debe inculcar a un pueblo clientelar mientras las clases
dirigentes se hacen millonarias?, ¿son realmente esos portavoces
gubernamentales un ejemplo de eso que nos venden y han llamado "hombre
nuevo"?
En el mundo la expresión "izquierda caviar" es utilizada para referirse
a aquellos personajes supuestamente de pensamiento socialista que
mantienen una vida al mejor estilo capitalista, llena de lujos y por lo
tanto bastante alejada de lo que se supone pregonan los ideales de la
izquierda. En Chile se les llama "red set", en Francia "gauche caviar" o
"gauche champagne" (muy famosos en los años 80 cuando gobernaba
Mitterrand), pero independientemente del sitio en el planeta, pareciera
haber cierto consenso en el sentido que el socialismo como ideología de
vida permanece en la psiquis de un socialista hasta el instante que
prueba "las mieles y por lo tanto las comodidades" de la vida
capitalista. Esto (y lo podemos palpar en nuestro país) no significa que
ese individuo deje de llamarse socialista ni deje de hacerle propaganda
para engañar a mentes frágiles, pero sin duda su estilo de vida no se
corresponderá (más nunca) con lo que predica. ¿Acaso la viajadera al
Imperio, a comprar en los famosos malls de Florida, a jugar en Las Vegas
o ver a Madonna en New York son cónsonas con eso del hombre nuevo?
Pero no solamente tenemos esas "minúsculas fallas" en el modelo actual
que nos tratan de imponer en el país y de exportar. Veamos este ejemplo:
¿Qué vende nuestro país? Dependemos de la venta de una materia prima que
actualmente su precio está cercano a los $96, cuando su costo de
producción ronda los $15 (más de 6 veces su costo, el ¡paraíso
capitalista!), y para remate defendemos ante el mundo que "el precio
justo" debería ser $100. ¿Justo para quién, para los africanos, para los
centroamericanos, para los asiáticos?, ¿para cuántos pobres en el mundo
es justo cuando les llega la factura de la calefacción o se enteran del
incremento en la inflación de su país por el elevado costo del
combustible? Enfrentemos la realidad: dependemos del capitalismo, solo
en él podemos vender nuestro único producto que nos da importancia en la
geopolítica mundial, y solo en él alcanzaríamos algo tan odiado por la
izquierda, pero tan necesario en el mundo real como un MARGEN DE
GANANCIA (y en nuestro caso bastante elevado), el cual por cierto es
quien nos permite la factibilidad del país que tenemos.
Sin duda alguna, como venezolanos no nos podemos quejar, este tipo de
socialismo que ostentamos con "mucho orgullo", aunque basado en
prácticas ya conocidas por la historia y al cual le podríamos poner el
nombre de socialismo caribeño, pareciera ser lo único medianamente
novedoso que le dejará la actual revolución a Venezuela y al mundo.
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