23 de marzo de 2011

EN EL ANIVERSARIO DE LA PRIMAVERA NEGRA

EN EL ANIVERSARIO DE LA PRIMAVERA NEGRA
23-03-2011.
José Herrera
Director Adjunto de Relaciones Internacionales FAES

(www.miscelaneasdecuba.net).- El reloj avanza despacio cuando hablamos
de Cuba. El único logro de la dictadura castrista ha sido conseguir
ralentizar el tiempo. Sus ciudades parecen congeladas cincuenta años
atrás, y sólo la decadencia de la arquitectura parece advertir al
visitante de esta anomalía.

Ni la educación, ni la sanidad, ni los servicios públicos han
experimentado el más mínimo avance, sino que han retrocedido
significativamente. La democracia es un término borrado de los
diccionarios, y la libertad hace tiempo que no visita la isla. Los
hermanos Castro han tratado de abotargar a los cubanos para que piensen
despacio. En muchos casos lo ha conseguido, pero no en todos.

Se cumplen ahora ocho años de la Primavera Negra de Cuba. Ocho años que
han pasado muy rápido fuera de la isla y muy despacio dentro. Corría el
año 2003 cuando el castrismo decidió aplicar su maquinaria represiva
contra 75 valientes que trataban de promover un futuro democrático para
su país. De nada valieron las denuncias de los gobiernos democráticos de
medio mundo, las organizaciones defensoras de los derechos humanos y de
referentes morales como Juan Pablo II.

Los disidentes fueron condenados en juicios sin garantías a condenas que
oscilaban entre ocho y veintiséis años de cárcel, por el simple hecho de
reclamar un futuro en libertad. Las indignas condiciones de su
cautiverio, en privación de luz natural, atención médica y aislamiento
de otras personas, están bien recogidas en numerosos medios informativos.

Aún quedan en prisión varios de aquellos valientes. Gracias a la
mediación de la iglesia católica, la dictadura ha excarcelado y
condenado al exilio a la mayor parte de ellos. Lo que ha motivado estas
excarcelaciones no es la compasión ni el arrepentimiento por la
injusticia cometida. Ha sido el interés, por una parte, de acabar con la
posición común de la UE para reabrir el flujo de ayudas económicas desde
Europa, y por otra, el de arrastrar fuera de la isla a los familiares de
los presos, y muy especialmente a unas Damas de Blanco que se habían
convertido en un germen de sociedad civil difícil de contrarrestar por
su gran eco en el ámbito internacional.

El gobierno español ha sido cómplice de esta estrategia interesada.
España ha acogido a 103 de los excarcelados junto a sus familiares. Pero
no se ha tratado, como han denunciado los propios protagonistas, de una
colaboración desinteresada. Los ministros de exteriores y el propio
presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, han
puesto todo su esfuerzo en derogar la Posición Común, utilizando el
argumento del exilio forzoso como un gesto de buena voluntad y de avance
de las reformas en la isla. Afortunadamente, los socialistas españoles
han fracasado en su empeño, y la UE, liderada por Angela Merkel, se ha
mantenido firme.

El gobierno español está incumpliendo sus compromisos con los
expatriados y sus familias. A la deficiente atención que recibieron
inicialmente se unen las demoras injustificadas a la hora de concederles
el asilo político y de homologar los títulos universitarios que les
habilitarían para poder llevar una vida normal. En algunos casos,
demorando hasta ocho meses y medio la concesión del asilo, cuando la ley
vigente prevee que las solicitudes se deban contestar en menos de seis
meses.

Ello, unido a la grave crisis económica que atraviesa España, hace que
la mayor parte del grupo esté considerando seriamente abandonar el sueño
español para seguir el camino de los cubanos que han prosperado en
Estados Unidos. Algo que, al actual gobierno español, parece no sólo no
importar, sino que constituye un motivo de alivio.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=31709

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