La crisis no es invencible
De cómo se le explica a un español qué hacen los cubanos para sobrevivir
a los malos tiempos.
Rafael Alcides, La Habana | 03/07/2009
Me pregunta un español que cómo haremos los cubanos para resistir la
crisis. ¿Crisis? ¿De cuál crisis habla él? ¡Hombre, la crisis económica
que está viviendo el mundo!, exclamó extrañado. Es un guardia civil que,
después de años visitándonos, tal vez estuviera viviendo sus últimas
vacaciones en Cuba; por lo que, desgarrado, le estaba diciendo adiós al
país, ya pasado de copas, en casa de un amigo común.
Sin mentir, le dije que los cubanos somos profesionales de las crisis
económicas, le aseguré que ni siquiera la última de ellas, ya con
cincuenta años de existencia, había podido sepultarnos. Y como me dio
pena verlo tan asustado por el porvenir, le dí algunas ideas para
sobrevivir.
La primera, olvidarse de que la carne existe, sea de res o de cerdo.
Vender el auto, los aires acondicionados y los muebles, y comprar
bicicletas para ahorrarse el gasto del Metro. Adquirir abanicos para el
verano y apagar la calefacción en invierno.
Más ideas para España: reducir el consumo de electricidad. Incluso
incorporar el apagón, no sólo como parte de un programa de ahorro. No
señor: el apagón como filosofía de vida, enriquecer el espíritu
imaginando que eres príncipe, persona bien parecida, estrella de cine,
santo que ha hecho milagros, amante cuyos poderes sexuales alaban en
internet millones de seres…
En fin, el apagón es lo máximo en el mundo de las fantasías, un supremo
método que, además de ser gratuito y estar libre de las secuelas del
alcohol y las drogas fuertes, no es perseguido por la policía y lo
perdona el cura.
En caso de aumento de familia, una buena idea es fabricar una nueva casa
dentro de la ya existente, metiendo un suelo de tablas entre techo y
piso, con extremos empotrados en las paredes (barbacoas, le llamamos aquí).
Las familias pequeñas, poseedoras de viviendas espaciosas, deberían
unirse; vender la casa sobrante a uno de esos seres que no sucumbirán
ante la crisis (siempre los hay), y con el dinerito incorporar a la
cocina el pollito esporádico, para evitar la anemia, la botellita de
aceite para rodar las patatas, y solventar el jabón de baño, el
detergente, el recambio de gomas para la bicicleta, la vela…
De tenerse parientes propietarios de huertas, recabarles remesas de
patatas y cebollas, y alguna gallina de vez en vez.
En casos extremos, incorporar a la mesa el "picadillo extendido"
(ingenioso sólido, con apariencia de picadillo de carne de res, e
inofensivo para la salud, descubierto por Ceaucescu y utilizado en Cuba,
con éxito, en los últimos treinta años).
También hacer economías comprando en el poderoso mercado subterráneo,
que por fuerza creará la crisis.
Y ojo, muy importante: borrar, sacarse de la cabeza toda idea absurda,
empezando por la de los viajes vacacionales. Aprovechar las
posibilidades que ofrece el apagón y viajar con el pensamiento, medio
que, además de desarrollar la mente y ser más rápido y seguro, impide
contagios y evita las molestas medidas de seguridad de los aeropuertos.
Si toda las personas del primer mundo fueran como aquel guardia civil,
pobre de ellas. Pobrecitas. Pues, por la cara que el hombre puso, las
devoraría la crisis, desaparecerían como civilización.
De aquí mi idea de fundar una Escuela por Correspondencia para ayudarlas
y entrenarlas, aprovechando la existencia de las páginas web.
¿Profesores? Millones de cubanos que, sin duda, no vacilarían en
participar, con sus experiencias inestimables en tan colosal obra de
salvación mundial.
La crisis no es invencible - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (3
July 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/la-crisis-no-es-invencible-191211
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