28 de julio de 2009

Silencios y temores

Silencios y temores
Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Más de una semana después del
asesinato del sacerdote español Mariano Arroyo, quien profesaba en la
parroquia de Regla, a un costado de la bahía de La Habana, siguen los
comentarios sobre la alevosía del custodio, el cual entró con la novia
de 19 años para robar y matar al cura después de obtener información del
monaguillo.

Como la prensa oficial apenas reporta la violencia interna, las
versiones mezclan elementos reales con la imaginación de los actores
más cercanos. Supe accidentalmente por un experto del equipo que
investigó el caso que el asesino, un tal Misael, es vecino del reparto
Cruz Verde, municipio Cotorro, donde planeó la acción con su cómplice,
una enfermera que maniató y apuñaló al anciano sacerdote.

El cadáver de Mariano Arroyo fue encontrado cinco meses después del
asesinato de su amigo Eduardo de la Fuente, párroco de la iglesia Santa
Clara, en Lawton; por lo cual el también sacerdote hispano Isidro Hoyos,
cura de San Martín de Porres, en Alamar, cree que él será la tercera
víctima.

"No hubo móviles políticos ni religiosos en estos casos, es pura
criminalidad; en Cuba suceden cosas horribles todos los días", dice el
experto consultado, quien agrega que "la tranquilidad ciudadana es un
mito del pasado".

El asesinato de Arroyo sucedió una semana después de la reunión de miles
de cristianos en el estadio Pedro Marrero, donde el reverendo Ismael
Laborde encabezó el X aniversario de la Celebración Evangélica Cubana,
bajo la tutela de tres burócratas del Comité Central del Partido Comunista.

El simbólico e inusual acto no incluyó a los católicos, quienes
declinaron la invitación y salvaron la honrilla ante los empujes de la
dictadura, ávida de predominio sobre las entidades no oficiales, a las
que doblega mediante mecanismos de presión, chantajes y otras medidas
absurdas que parten del policiaco registro de asociaciones.

Es lamentable la muerte de un sacerdote español que habló de la calidez
y el entusiasmo de los cubanos por la Iglesia. Los asesinos de Mariano
Arroyo son jóvenes que ilustran la barbarie de una generación lastrada
por el adoctrinamiento político, la simulación y la falta de espiritualidad.
Los extranjeros deberían ser menos ingenuos. La ausencia de información
sobre los hechos criminales encubre la criminalidad, pero no
contrarresta sus efectos. La sangre, los temores y el silencio aumentan
en estos meses de verano.

Cuba: Silencios y temores (28 July 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/julio09/28_C_5.html

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