24 de septiembre de 2015

Los mercaderes en la plaza

Los mercaderes en la plaza
FERNANDO DONATE OCHOA, Holguín | Septiembre 22, 2015

Este lunes, mientras miles de personas aguardaban por la misa que ofició
el papa Francisco en la Plaza Calixto García de Holguín, otros cientos
aprovechaban para comprar los productos gastronómicos que se ofertaban
en los alrededores del lugar. Un surtido especial de galletas dulces y
otras confituras que muchos holguineros no habían visto en meses.

El obispo de Roma llegó entonces a la enorme plazoleta a pocos metros de
donde una hilera de compradores cargaban con sacos y cajas de los
añorados alimentos. Ellos también habían madrugado, aunque no para
escuchar la homilía, sino para asegurarse un buen lugar en la cola
frente a los kioscos gastronómicos.

Tamara, una joven residente en los alrededores, llevaba "desde las seis
de la mañana" apostada frente a la carpa Dragón Rojo para comprar todo
lo que pudiera. "Después, esto desaparece", aseguraba. Tamara necesitó
la ayuda de dos primas para cargar la compra hasta su casa mientras en
los altavoces de la plaza se escuchaba la voz del papa recordando a San
Mateo.

A poca distancia, un hombre mayor se ayudaba de un maletín para
transportar una bolsa de nailon de galletas dulces que logró alcanzar a
60 pesos cubanos con la intención confesa de revenderlas en "paqueticos
de unas diez galleticas" a cinco pesos cada uno.

Los mercaderes aprovechaban la ausencia de la policía, que estaba
concentrada en vigilar la plaza convertida en templo y, por una vez, les
dejaba en paz.

Sin embargo, no todos eran vendedores furtivos en busca de productos
baratos, sino también fieles que habían ido a la misa y querían llevarse
algo a la boca, como Leticia y su hija de siete años, que dudaban si lo
lograrían por la larga cola y protestaban porque la mayoría de la gente
estaba comprando "grandes cantidades".

Atrás, en la fila, un hombre recordaba que el lema de la visita de
Francisco a Cuba era "misionero de la misericordia", y lamentaba la
"poca solidaridad" que allí había para que todos lograran comprar los
productos ofertados. "Una auténtica falta de respeto aprovecharse de una
misa para acaparar", protestaba.

Las quejas forzaron a un dependiente del Dragón Rojo a dar explicaciones
y advertir que no les correspondía a ellos "establecer cuotas para
vender". Uno de los primeros productos en agotarse fue el fragmento de
pollo frito de 232 gramos a 10,20 pesos cubanos. Luego se agotaron los
sorbetos, los caramelos y el refresco Coral. Antes de concluir la misa,
ya la mayoría de las carpas había vendido todas sus ofertas.

"No alcancé ni ostia", repetía con una mezcla de frustración y humor un
anciano que llevaba una banderita del Vaticano en su sombrero.

Source: Los mercaderes en la plaza -
http://www.14ymedio.com/sociedad/mercaderes-plaza_0_1857414249.html

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