21 de diciembre de 2010

Pinocho y la economía cubana

Economía

Pinocho y la economía cubana

El Gobierno informó que el Producto Interno Bruto creció en 2010, ¿pero
cuánto hay de verdad en esa afirmación?

Roberto Álvarez Quiñones, Los Ángeles | 21/12/2010

Si a los ministros de Economía de Cuba les creciese la nariz cuando
mienten, como a Pinocho, no podrían trasladarse en automóvil a ninguna
parte, su nariz no cabría en el vehículo.

La del actual titular, el coronel de la inteligencia Marino Murillo,
debe haber crecido como un metro cuando hace unos días informó en la
Asamblea Nacional que el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba en 2010
creció en un 2,1%.

Pero el apéndice nasal de Murillo no alcanza aún la longitud del de su
antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez, quien sin sonrojarse en
diciembre de 2006 anunció que el PIB cubano había crecido ese año en un
12,5%, la mayor alza registrada en la historia reciente de América
Latina y la más alta del planeta al superar el 10,7% de China ese año.
El año anterior había informado que la economía cubana habría crecido en
un 11,8%

Economistas de dentro y fuera de la Isla revelaron entonces que en 2006
el crecimiento de la economía cubana había sido de un 3,2%. Si aplicamos
la algebraica "regla de tres" a los datos de 2006 y 2010, el resultado
es que el PIB cubano en este año que termina no creció siquiera un
debilucho 2,1%, sino que descendió fuertemente.

Los ministros de Economía castristas mienten de oficio —Rodríguez, mucho
más capaz que Murillo, era un "reformista agazapado" y por eso fue
destituido— pues así lo requiere el régimen. Todo parte de una vieja
táctica establecida por el Che Guevara en 1960, cuando siendo presidente
del Banco Nacional de Cuba se enfureció porque el cálculo que hizo esa
institución —siempre lo había hecho— del crecimiento de un 1% del PIB en
1959 lo consideró "inadmisible", y ordenó suspender el método usado en
todo el mundo.

Desde entonces Cuba carece de un sistema confiable de cuentas nacionales
para medir el PIB, o sea, los bienes y servicios producidos en un año en
el país. El sistema que se emplea es uno "distinto" que permite inflar
las cifras con fines políticos.

A ojo de buen cubero

El método usado podría llamarse AOBC ("A Ojo de Buen Cubero"). Se suman
las cirugías de la vesícula, de apendicitis, o del corazón y dicen:
¿cuánto valdrían si se cobraran a los precios de un país equis?. Y los
cursos que se dan por la TV ¿cuánto valdrían si se vendieran en DVD como
en otros países? ¿Cuánto valdría cada análisis de sangre, rayos X,
ultrasonido, o una consulta con un especialista?

O sea, se suman valores ficticios —calculados arbitrariamente— de
servicios prestados gratuitamente como si hubiesen sido cobrados a altos
precios y basados en otra ficción al darle al peso convertible (CUC) un
valor de 1,08 dólares. Servicios como la educación y el deporte se
registran como si hubiesen sido cobrados por instituciones privadas en
un país capitalista.

Pero no se puede contabilizar como ingreso lo que es un gasto, ni un
pasivo como si fuera un activo. Los servicios estatales gratuitos son
gastos que no generan ingresos. Tal vez los economistas castristas se
basan en el tecnicismo contable de que las Cuentas por Cobrar en
contabilidad se registran como parte del Activo Corriente, pues se
convertirán en un ingreso cuando sean cobradas. Esos servicios gratuitos
representan miles de millones de dólares gastados en salud, educación,
deportes, y la economía socialista es incapaz de generar riquezas
suficientes para subsidiarlos. Es lo que hace inviable al "modelo cubano".

Por eso la cúpula castrista se disfraza de capitalista a la hora de
informar sobre el PIB, "cobra" esos servicios virtualmente y pasa gato
por liebre como el Che en 1960: declara un crecimiento económico
sumamente inflado con respecto a su valor real.

Si todos los gobiernos hiciesen lo mismo el PIB global del planeta no
sería de 70 billones de dólares (como es hoy), sino de 400 billones.
Teóricamente no habría pobreza en la Tierra.

La economía cubana padece una crisis terminal tan catastrófica que la
propia dictadura admite ahora que el estatismo paternalista fue un
"error" y se van a despedir a un millón de trabajadores sobrantes, que
deberán arreglárselas para sobrevivir en la economía del "timbirichismo
enriquecido" que se abrirá paso en 2011.

Si todavía no se ha hundido en el mar es gracias a los subsidios de
$6.000 millones que envía Hugo Chávez, incluyendo la donación del 70%
(5,2 millones de toneladas anuales) del petróleo que consume el país. A
casi 90 dólares el barril, si Chávez no regalase ese petróleo los Castro
tendrían que pagar por él unos $3.000 millones, cifra superior al valor
de todas las exportaciones cubanas. Sin Chávez, Cuba se paralizaría.

Sin crecimiento no hay desarrollo

Carlos Rafael Rodríguez —el más destacado economista marxista de la
Isla, ya fallecido— afirmaba en los años 50 que el crecimiento de la
economía no significa automáticamente desarrollo económico. Insistía en
el "carácter clasista de la distribución de las riquezas".

Es cierto que el PIB de un país puede crecer y su población estar en la
pobreza si hay una injusta distribución de las riquezas producidas. Sin
embargo, a medida que en Cuba se hizo evidente que no se podía
distribuir lo que no se producía, Carlos Rafael apenas habló más del
tema dentro del país. Es de suponer que el también Vicepresidente cubano
se percató de que sí puede haber crecimiento sin desarrollo, pero nunca
desarrollo sin crecimiento.

Basta comparar a Cuba con Chile, el país más neoliberal y abierto de
Latinoamérica. En 1958 ambas naciones estaban a la par. Según el Banco
Mundial, ese año el PIB de Chile fue de $2.580 millones y el de Cuba fue
de $2.360 millones. El ingreso per cápita fue de 360 y 356 dólares, casi
idénticos. Y había 7,1 millones de chilenos y 6,6 millones de cubanos.

Pues bien, en 2009 el PIB de Chile fue de 168.880 millones de dólares,
mientras que según cálculos de expertos de la ONU el de Cuba fue de
$29.400 millones. El ingreso per cápita chileno fue de $14.461 —el más
alto de Latinoamérica—, según el Fondo Monetario Internacional, y el
cubano de $2.192. Chile en 2009 exportó por valor de $66.460 millones y
Cuba por $2.879 millones, 23 veces menos.

Con su alto ritmo de crecimiento en los últimos 23 años Chile redujo la
pobreza de un 45,1% en 1987 a un 13,7% en 2006. Su economía es la más
desarrollada de Latinoamérica y se estima que Chile será un país del
Primer Mundo entre 2012 y 2016. Es una de las 15 potencias mundiales
exportadoras de alimentos.

Cuba, que fue una las 4 naciones latinoamericanas con mayor nivel de
vida en los años 50, hoy es una de las 4 más pobres.

Pero su economía crece y se desarrolla, según el coronel Murillo y sus
jefes. Sus narices dejaron muy atrás a la del simpático muñeco de madera
del cuento clásico.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/pinocho-y-la-economia-cubana-251839

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