Chicago
Por Agencia EFE
Chicago, 20 sep (EFE).- El actor cubano Sándor Menéndez ha recomenzado
su vida "desde cero" en Chicago en busca de "un mundo nuevo" después de
abandonar el Teatro Buendía de Cuba en julio durante la primera visita
que realizó esta compañía a Estados Unidos.
El 26 de julio de 2010 fue para Menéndez algo más que el 57º.
Aniversario del Asalto al cuartel Moncada, una de las principales fechas
de la revolución cubana.
Ese día en Miami se separó de la compañía teatral que durante diez años
"fue mi academia formadora" y regresó a Chicago para radicarse "en una
ciudad que me encantó".
"Fue amor a primera vista" dijo Menéndez a Efe, refiriéndose a la ciudad
donde se había presentado días antes el Teatro Buendía como una de las
atracciones principales del Quinto Festival Latino de Teatro.
En su opinión no se trató de una deserción, sino de "mi derecho de ver
otra realidad" y de "pensar en una dirección diferente", dijo el actor
de 30 años de edad.
"En Chicago encontré una movida cultural prometedora, un espacio que
podía explorar y aventurarme a conocer", dijo.
"La sensación de aventura me dio la posibilidad de estar en un lugar que
me gusta, algo que todos los cubanos deberíamos hacer", agregó.
Junto a Menéndez se quedó en Estados Unidos Leandro Sen, otro de los
integrantes del grupo, quien se radicó en Miami donde estaban su madre y
hermana.
Menéndez dejó atrás una carrera de actor formado en el Instituto
Superior de Arte, y de docente teatral, que le permitió trabajar con los
mejores directores cubanos.
Con el Teatro Buendía fundado en La Habana en 1986 y dirigido por Flora
Lauten, Premio Nacional de Teatro en Cuba, participó en festivales en
Colombia, Brasil, Ecuador, Italia, Polonia, Alemania y España.
"Me ha costado sentimentalmente, es como empezar de cero, pero no le
tengo miedo al trabajo o a la vida", dijo.
Menéndez trabaja desde hace dos meses como mesero en el restaurante 90
Millas, propiedad del cubano Alberto González, y vive en la casa de una
compatriota que llegó a esta ciudad hace 42 años.
Dijo que González, a quien conoció durante el festival, es "un marielito
que conoce muy bien las peripecias del exilio y se ha convertido en mi
jefe y mi amigo".
Con sus padres y hermanas que quedaron en Cuba se conecta casi a diario
por teléfono "o por la maravilla del chat".
La vuelta al mundo teatral le costó un poco más, pero se concretó este
domingo cuando se integró al grupo hispano Teatro Aguijón de Chicago
donde dictó un taller sobre técnicas corporales.
Tendrá a su cargo además la capacitación de los actores del elenco y la
subdirección de la próxima obra del grupo, Antígona de Sófocles.
"Quiero aprender inglés, estudiar y formarme antes de pasar a la etapa
siguiente que será dirigir. Son los objetivos comunes de cualquier
inmigrante", dijo.
Menéndez se definió como un actor a quien no le interesa la política,
pero tiene muy claro que prefiere vivir en Chicago lejos del "cubaneo"
de los exiliados de Miami.
Asimismo, y "sin acusar a nadie o ponerme en contra", dijo que "aunque
me gusta mucho mi tierra tengo claro que hay muchas cosas que tienen que
cambiar".
"El cambio tiene que comenzar por la forma de pensar de los cubanos,
después de 50 años de una revolución impuesta con un patrón caduco, como
el soviético", dijo.
"Pudimos haber seguido el patrón socialista democrático de los suecos o
finlandeses en nuestra revolución, pero escogimos el soviético que era
el más jodido", afirmó.
A pesar de haber nacido y crecido dentro de la revolución, Menéndez dijo
que su generación no está muy comprometida con el proceso porque le tocó
vivir la caída del muro de Berlín, la Perestroika, el derrumbe del campo
socialista y la crisis de los años 90.
"Somos 'enemigos' de los Estados Unidos pero dependemos del subsidio de
las remesas enviadas por los familiares que viven en Miami, de lo que
nos da Venezuela o de lo que podamos recoger por el camino", concluyó.
http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5idOzXrnWHUYf9lt5FjOkCAzbLsKQ
No hay comentarios:
Publicar un comentario