24 de abril de 2011

Swinger a la cubana

Publicado el sábado, 04.23.11

Swinger a la cubana
Alejandro Ríos

Cuando se salvan los escollos de actuaciones sumamente irregulares y
diálogos rebuscados e improbables en boca de cubanos cujeados por la
rispidez cotidiana de sálvese quien pueda, el filme Afinidades, dirigido
por la dupla de actores de Fresa y Chocolate, Jorge Perugorría y
Vladimir Cruz, resulta revelador en más de un sentido. Pre estrenada
durante el pasado Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, la película
se presenta ahora en las pantallas de la isla y pudiera llegar a ser una
de las más taquilleras de los últimos tiempos por aventurarse, de lleno,
en un terreno totalmente movedizo: la corrupción en una suerte de
capitalismo salvaje y el sexo compartido entre parejas, o swinger a la
cubana.

Los escasos comentarios que la preceden expresan perplejidad y
desorientación, pues muchos críticos nacionales han querido olvidar la
lista numerosa de altos dirigentes del régimen dados a la dulce vida
erótica, a costa del erario público, por la cual a veces han cumplido
condena y en otras ocasiones dispensados, en dependencia de sus vínculos
con la cúpula gobernante.

Afinidades se refiere a la metástasis social de esa corrupción y cuenta
la historia de dos parejas que parten para el paradisíaco centro
turístico de Guamá en la Laguna del Tesoro, con la obvia intención de
intercambiar favores sexuales. Lo cual no sería más que una preferencia
en el campo del erotismo, si Perugorría no fuera el directivo de una
empresa a punto de fusionarse con una firma extranjera y Cruz un
empleado y amigo científico algo necio, capaz de entregar, como ofrenda,
a su joven esposa para garantizar su permanencia en la nueva y
prometedora plantilla empresarial.

En el ínterin, la inexperta muchacha se resiste a la ecuación, aduciendo
un desconocimiento del plan inicial, mientras la mujer de Perugorría,
fogosa y experimentada española, se incorpora inmediatamente al juego
fornicando con el hombre de ciencias.

Afinidades prefigura la profunda división clasista que acontece en el
otrora edén obrero de la igualdad. Nadie recuerda a los Castro y su
perturbadora ideología; Perugorría recibe llamadas en su celular que
despacha como si estuviera trabajando en "provincias", el camarero
principal es un negro cómplice que no se cansa de repetir que puede
ofrecer cualquier servicio y los únicos otros cubanos que figuran en el
lugar son los de un lamentable espectáculo "taíno", que hacen las
delicias de turistas rusos.

La progresión dramática del filme está muy comprometida con su fuente
literaria, una novela de Reinaldo Montero. Avanza hacia su destino, por
momentos predecible, en alas de escenas eróticas que van in crescendo
hasta la orgía final entre los cuatro personajes, tratamiento y
conclusión poco frecuente en el pacato cine cubano.

Habrá que ver la reacción del público de la isla cuando Afinidades les
permita asomarse a un país ajeno, donde hay otras transformaciones en
marcha, no las que preconiza el Partido Comunista. Un país donde, al
parecer, no todos disfrutarán de iguales prebendas.

http://www.elnuevoherald.com/2011/04/23/927405/alejandro-rios-swinger-a-la-cubana.html

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