Puertas para el traspatio
By RAUL RIVERO
Las autorizaciones --a partir de este mes-- para desempeñar unos 178
oficios que estaban prohibidos por las leyes cubanas vienen a resolverle
dos problemas al gobierno. Uno, sacar del clandestinaje a millares de
hombres y mujeres que sobrevivían desde hace años de esos trabajos, y
comenzar a cobrarle impuestos. Dos, transferir para el ámbito privado la
responsabilidad de la miseria que acorrala a la ciudadanía.
Por una parte, han copiado el patrón de la Real Academia de la Lengua.
Desde sus asientos marcados por las letras del abecedario sus señorías
aprueban, con el trámite de una firma, el uso de las palabras que la
gente ya casi ha comenzado a desechar.
En el otro punto, tratan de pasarle a los individuos la responsabilidad
de los ayunos y las penurias diarias que ha instalado en Cuba la
ineficacia de la gestión estatal. La pobreza generada por el control de
los funcionarios empeñados en administrar desde el agua de coco hasta la
recogida de leña y el destino de las frutas silvestres.
Así es que, si de octubre en adelante sigue la escasez y faltan los
alimentos en las casas se deberá a las pocas habilidades de los cabezas
de familia que no han sabido aprovechar la posibilidad de forrar
botones, cuidar y vender animales afectivos, enseñar mecanografía y
taquigrafía o cuidar enfermos. Porque todos esos oficios están
liberados, como lo está también la alternativa de afilar tijeras,
limpiar zapatos, reparar colchones y afinar instrumentos musicales.
Con esas medidas, un verdadero alarde de ingenio en la búsqueda de
resquicios laborales, los gobernantes de la Isla ponen un calmante de
San Antonio a Maisí. El control de los medios de prensa les permite
evadir las preguntas sobre infraestructuras y respaldos para esos planes
fantásticos de mini empresas. Al mismo tiempo, le dibujan una salida de
papel al medio millón de empleados estatales que se van a la calle. Y a
los que se anuncian para los años venideros.
Las licencias para rentar casas y ampliar de 12 a 20 sillas los llamados
paladares que asfixiaron a pura multa hace poco tiempo, son la mayor
ilusión de los amigos de allende el mar. Enseguida, aquí en España, en
la cabeza de algunos personajes, esos restaurantes crecen y prosperan y
los alquileres de casas y poder conducir un coche de caballos, les
permite hablar de cambios sustanciales, nobles propósitos y vocación de
aperturas.
Con esa realidad soñada desde lejos y la deportación de 36 presos
políticos, ellos tienen suficiente para pedir que se cambie la Posición
Común Europa con Cuba y solicitar ayudas y comprensión para los señores
que se han especializado en jugadas difíciles de creer porque sólo se
realizan en tiempos difíciles.
Los presos políticos negados a irse de su país y los que no han sido
consultados por nadie, las Damas de Blanco, la oposición interna, el
periodismo independiente y un enorme sector de personas alertas, no
asimilan los somníferos repartidos con la ayuda de los Comités de Defensa.
l contrario, un amigo de La Habana, ha rescatado un viejo chiste con
juego de palabras. Me envía un mensaje para decirme que a partir de las
nuevas autorizaciones va a poner en la puerta de su casa este letrero:
Se botan forrones.
http://www.elnuevoherald.com/2010/10/03/813693/raul-rivero-puertas-para-el-traspatio.html
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