Liberación presos en Cuba allanaría camino con EEUU
07 de julio de 2010 • 11:51
Por Esteban Israel
LA HABANA (Reuters) - Si la Iglesia Católica tiene razón y sus
conversaciones con el presidente cubano Raúl Castro son la llave para
liberar a los presos políticos, Cuba estaría despejando un importante
obstáculo en sus relaciones con Estados Unidos. Pero no el único.
Aunque la excarcelación es una de las demandas de Washington para
normalizar las relaciones tras medio siglo de hostilidades, analistas
dudan de que el presidente Barack Obama vaya a dar pasos significativos
hasta que Cuba libere también a Allan Gross, un contratista
estadounidense arrestado en diciembre pasado bajo sospechas de espionaje.
Estados Unidos aplaudió la excarcelación en junio de un preso político
en silla de ruedas y discretas mejoras en la situación de otros 12 como
resultado del diálogo sobre derechos humanos emprendido en mayo.
'Incluso pasos modestos han tenido ya impacto. Si todos los presos
fueran liberados ayudaría al presidente Obama a avanzar en otros
frentes', dijo la analista Marifeli Perez Stable, de la Florida
International University (FIU).
'Pero nada sustancial ocurrirá hasta que Gross regrese a casa con su
familia', comentó.
Siete meses después de su arresto, Gross sigue bajo investigación por
distribuir teléfonos satelitales prohibidos en Cuba como parte de un
programa financiado por el Gobierno de Estados Unidos. Washington
asegura que sólo ayudaba a grupos judíos a conectarse a Internet.
Su detención, sumada a la muerte en febrero del preso político Orlando
Zapata tras una prolongada huelga de hambre, abortó el tímido
acercamiento emprendido por Obama al autorizar en el 2009 los viajes de
los exiliados a la isla y retomar conversaciones migratorias.
Funcionarios estadounidenses han dicho que no habrá nuevas iniciativas
hasta que Gross sea liberado.
Pero las conversaciones entre Raúl Castro y la Iglesia podrían llevar a
Obama a replantearse su estrategia sobre Cuba, dijo Sarah Stephens, del
Center for Democracy in the Americas, un grupo de Washington que apoya
la normalización de las relaciones con la isla.
'El diálogo Iglesia-Estado podría afectar positivamente la posición de
Estados Unidos sobre Cuba por dos razones: mostraría que involucrarse
con el Gobierno cubano da resultados (...) y porque avances en la isla
aumentarían la presión internacional para que Estados Unidos cambie su
posición', dijo.
La Unión Europea, por ejemplo, optó por restablecer el diálogo político
con Cuba. La liberación de los presos daría un empujón al proceso,
superando el escepticismo de algunos países que consideran los
resultados demasiado lentos.
SOLUCIONAR EL PROBLEMA
Según diplomáticos europeos, en conversaciones a puertas cerradas con
líderes de la Iglesia Católica el presidente Castro dijo querer
'solucionar el problema' de los presos políticos.
'Están dispuestos a soltar a todos los presos, pero en sus propios
plazos y términos', dijo una fuente.
Cuba ha negado hasta ahora la existencia de presos políticos. Los
alrededor de 150 opositores tras las rejas son considerados
'mercenarios' a sueldo de Estados Unidos.
Otro diplomático occidental en La Habana dijo que el Gobierno parece
estar recalculando su estrategia a la luz del impacto que tuvo la muerte
en febrero de Zapata, que irritó a intelectuales de izquierda dentro y
fuera de la isla.
Es previsible que las críticas se disparen si muriera también el
opositor Guillermo Fariñas, debilitado tras más de cuatro meses en
huelga de hambre para reclamar la liberación de presos políticos
enfermos. El Gobierno advirtió el fin de semana que corre peligro de muerte.
La sensación de que las excarcelaciones podrían estar a la vuelta de la
esquina fue reforzada esta semana por la visita a Cuba del canciller
español, Miguel Angel Moratinos, en busca de 'resultados positivos'
sobre derechos humanos.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos reportó que unos 40 presos
políticos estarían siendo preparados para salir a la calle.
CAMBIO POSITIVO
Castro optó por abordar el asunto de los derechos humanos con la
Iglesia, que durante medio siglo fue vista con desconfianza por las
autoridades comunistas de la isla.
'El Gobierno necesitaba un interlocutor en casa para tratar de salir del
hoyo que se cavó tras la muerte de Zapata. La Iglesia era el socio menos
inaceptable, comparado con los disidentes', dijo Perez-Stable, de la FIU.
Para el analista Phil Peters, del Lexington Institute en Washington, las
conversaciones con la Iglesia Católica son un 'cambio positivo' en el
paisaje político de Cuba.
'El Gobierno cubano está hablando con una institución cubana
independiente sobre políticas domésticas, incluyendo derechos humanos. Y
más importante todavía, ha informado de ellos a los cubanos a través de
los medios oficiales', consideró el experto.
(Reporte de Esteban Israel. Editado por Silene Ramírez)
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