4 de julio de 2010

El terror de vivir en Cuba y disentir

LA RAZÓN difunde el testimonio de dos disidentes que fueron reprimidos y
apresados por tener una opinión distinta a la del régimen / Uno de ellos
quedó parapléjico

El terror de vivir en Cuba y disentir
4 Julio 10 - Madrid - Ana Núñez G.

El último informe de Amnistía Internacional ha vuelto a poner la lupa
sobre esa pequeña isla llamada Cuba. El documento denuncia el clima de
temor y las restricciones a la libertad de expresión propiciadas por la
legislación del país. Este diario recogió el testimonio del ex maestro
de Matemáticas y periodista de oficio Yosvani Anzardo, y del ex campeón
de boxeo y hoy parapléjico Ariel Sigler; dos historias que cuentan por
sí solas cómo las leyes del Gobierno castrista permiten que todo aquel
que tenga una opinión contraria al régimen sea duramente castigado al
ser acusado de cometer un «crimen».

Yosvani Anzardo es un ex profesor de 37 años que en marzo del año pasado
se embarcó, junto a un pequeño grupo de amigos, en la tarea de montar un
diario digital que llamaron «Candonga». Desde su casa de la provincia de
Holguín, Yosvani nos cuenta cómo después de 6 meses de luchas
informáticas, en las que el Gobierno trató de afectar el sistema del
diario, un contingente de casi 50 policías de Seguridad del Estado
«armados como para una guerra» llegó a su casa para desmontar los viejos
equipos que utilizaba como soporte para difundir «Candonga».

«Nuestra idea no era atacar ni defender a nadie, simplemente informar al
país sobre la realidad. Teníamos una sección de denuncia, en la que
contábamos la situación de las cárceles. Desde que salimos, nos
advertían de que el Gobierno estaba tras nuestros pasos y que querían
perjudicar nuestro sistema, pero no lo lograron. Finalmente, el 10 de
septiembre del año pasado llegaron a mi casa para apropiarse del equipo.
Pude destruir mi vieja Pentium I antes de que la tomaran», narra.

La historia de Yosvani no termina con la destrucción de su viejo
ordenador y la desaparición de «Candonga». El ex maestro fue detenido
durante más de dos semanas, supuestamente por atentar contra las leyes
80 y 88, las cuales señalan que pueden ser pasibles de hasta 20 años de
cárcel las personas o asociaciones de personas «que envíen noticias al
exterior y colaboren con medios de comunicación imperialistas».

«Yo tuve la suerte de que distintas organizaciones internacionales, como
Reporteros sin Fronteras, se manifestaran sobre mi caso, si no estoy
seguro que no se sabría de mí. Quizá estaría preso, quizá no hubiera
vivido para contarlo. Eso me salvó», dice.

Yosvani también sufrió un atentado contra su vida por organizar una
conferencia de Prensa para la Federación Latinoamericana de Mujeres
Rurales (FLAMUR). «Me mandaron a decir que si seguía tomando contacto
con la Prensa extranjera cualquier cosa me podía pasar. Yo seguí con la
labor y la noche siguiente una moto me embistió. Aunque pude esquivarla,
perdí el líquido de una rodilla al caer contra el suelo», narra el
profesor, que fue expulsado de su cargo tras ser acusado de hacer
propaganda contra el régimen.

Ariel Sigler fue el primer opositor en ser encarcelado durante la
llamada Primavera Negra del 2003. Al momento de su detención, el hasta
hoy presidente del movimiento Opción Alternativa -un ex campeón de box
de la provincia de Matanza, pesaba más de 90 kilos. A sus 46 años y con
30 kilos menos, Ariel ha sido recientemente excarcelado por el Gobierno
de los Castro, pero ha salido de la prisión postrado en una camilla:
hoy es parapléjico.

Aquel 18 de marzo de 2003, fue detenido por el supuesto delito contra la
seguridad del Estado. Como él nos comenta desde Santa Clara a través del
teléfono, en realidad su único delito fue reclamar por las libertades
del pueblo cubano. «Acá no hay libertades, la libertad de expresión está
castrada. Los cubanos estamos expuestos a recibir cárceles, golpizas, o
a perder nuestros trabajos si expresamos nuestras ideas», cuenta Sigler
a LA RAZÓN y recuerda que el artículo 53 de la Constitución señala que
«hay libertad de expresión siempre que se haga a favor de la revolución
socialista».

Aunque apenas tres días después de su excarcelación Ariel recibió una
visa humanitaria del Gobierno de Estados Unidos, han pasado tres semanas
sin que pueda hacerla efectiva. El régimen le ha exigido que vaya
personalmente a diferentes oficinas para conseguir un permiso para salir
del país, pero finalmente le han indicado que necesita una carta del
hospital en el que se tratará. «Esto es una burla, una traba porque
hemos luchado por las libertades del pueblo sin coger un fusil, sin
poner una bomba», finaliza.

http://www.larazon.es/noticia/6897-el-terror-de-vivir-en-cuba-y-disentir

No hay comentarios:

Publicar un comentario