3 de junio de 2010

LAS EXCENTRICIDADES DE LA RELACIONES COMERCIALES DEL RÉGIMEN CASTRISTA

LAS EXCENTRICIDADES DE LA RELACIONES COMERCIALES DEL RÉGIMEN CASTRISTA
03-06-2010.
Elías Amor Bravo
Economista ULC

(www.miscelaneasdecuba.net).- Sube el comercio con Estados Unidos, baja
con China. Pero, ¿en qué quedamos compañeros? ¿No había un bloqueo o un
embargo, o no se sabe muy bien qué? Los datos vuelven a desmontar toda
la demagogia castrista. Veamos por qué.

En 2009, y de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística de Cuba, el
comercio exterior cubano descendió un 34% al pasar de los 17.898
millones de dólares del año anterior, a los 11.788 millones registrados
finalmente.

No es éste el lugar para evaluar por qué se ha registrado ese fuerte
declive en las cifras del comercio exterior castrista, pero los
analistas apuntan al efecto combinado de las consecuencias de la crisis
económica mundial, la escasez de liquidez existente en la Isla y la
política de austeridad y control de importaciones adoptada por el
general Raúl Castro para afrontar la grave situación interna, entre
otras. Lo cierto es que la actividad comercial de la Isla se ha visto
muy afectada durante 2009 en términos absolutos y relativos.

Esa cifra global de variación negativa es la que debe servir de
referencia para valorar cómo se ha producido el comercio bilateral con
los distintos países y así, detectar quiénes han mejorado su posición
comercial con el régimen castrista, y quiénes, en cambio, han perdido
cuota de mercado.

El primer caso a destacar ha sido el de EEUU, el "enemigo" del norte,
que no sólo se consolidó como quinto socio comercial de Cuba en 2009,
con ventas por un importe de 675 millones de dólares, sino que el
descenso de algo menos de un 30% en las operaciones comerciales con
respecto al año anterior revela que la posición de EEUU en las
relaciones de intercambio con el castrismo se han visto reforzadas, al
descender 4 puntos porcentuales menos que el conjunto del comercio
exterior del régimen.

Si se analiza la distribución del comercio entre los dos países, se
observa que la venta de alimentos de Estados Unidos a Cuba en 2009 ha
sido el componente que más se ha visto afectado por la reducción del
comercio, sin duda como consecuencia de los planes de ajuste emprendidos
por el régimen castrista, basados en la sustitución de importaciones.

Sin embargo, desde que a partir de 2001 las compras de alimentos a EEUU
se convirtieron en la válvula de escape a corto plazo para un régimen
incapaz de producir lo suficiente para dar de comer a toda la población,
la tendencia en las cifras de comercio se ha mantenido con un perfil de
continuo aumento.

Es interesante destacar que este intercambio entre EEUU y Cuba se ajusta
a un modelo ciertamente complicado por el cual la corriente de bienes y
servicios sólo puede realizarse en una dirección, y además con pago al
contado y transporte en embarcaciones no cubanas. A pesar de estas
restricciones, los 675 millones de dólares de comercio entre Estados
Unidos y Cuba suponen una cifra muy relevante, sobre todo si se tiene en
cuenta que supera a países como Brasil, 578 millones, Italia, 352
millones o México, 317 millones, que ofrecen al castrismo facilidades
muy amplias para sus operaciones comerciales.

No cabe duda que a los camaradas, les encanta comerciar con el "enemigo"
del norte y que, a la vista de los datos, el argumento del "embargo",
"bloqueo" o como se le quiera llamar, queda ya muy vacío de contenido.

Por el contrario, China, un aliado ideológico del régimen, ha vuelto a
ser el segundo socio comercial cubano, detrás de Venezuela. Las
transacciones entre los dos países se han situado en 1.687 millones de
dólares, superior a la correspondiente a España que ocupa el tercer
lugar con 907 millones y Canadá en cuarto con 726 millones de dólares,
respectivamente.

Un dato que no parece extraño si se tiene en cuenta que China se ha
convertido en los últimos años en el principal socio comercial de los
países de América Latina, tanto en la compra de materias primas,
fundamentalmente minerales y alimentos para su industria voraz, como en
la colocación de sus manufacturas a precios muy competitivos. Por lo
tanto, el régimen castrista, al menos por su posición ideológica,
debería ser un buen candidato para participar en el auge del comercio
con el gigante asiático.

Los datos absolutos pueden parecer relevantes, pero cuando se realiza el
análisis comparativo en términos relativos, la conclusión es distinta.
El comercio con China descendió un 31,5% con la Isla, un porcentaje que
es inferior a la media pero que, por ejemplo, es mayor que el registrado
con Estados Unidos. Además, dada la importancia que tiene China en el
suministro al régimen de bienes de equipo, maquinaria e infraestructuras
fundamentales para el desarrollo de la economía, este descenso del
comercio tiene un impacto muy negativo sobre las expectativas de
crecimiento a medio plazo de Cuba. No existe razón alguna para que el
castrismo reduzca su comercio con un socio favorable como China. O, ¿si
que existen motivos?

Como sucede con los asuntos chinos, no existe una versión oficial sobre
este importante descenso en el comercio entre los dos países. Lo que
destacan los analistas es que dada la escasa libertad de este
intercambio, que tiene un cariz estatal y político, muy similar al que
existía en tiempos del extinto CAME, los convenios y acuerdos que
regulan las transacciones son tan complejos de ejecutar y tienen tal
nivel de carga burocrática, que terminan siendo un obstáculo real para
la concreción de sus resultados.

Es el caso de algunos de los acuerdos firmados entre las dos naciones,
destinados a desarrollar negocios conjuntos en China, como la
instalación de clínicas oftalmológicas en provincias de la nación
asiática y la producción de medicamentos con tecnología cubana, y que no
se han desarrollado aún.

Otros destacan los retrasos e imprevistos en determinados proyectos,
como el hotel de cinco estrellas en Shanghai, inaugurado dos años más
tarde, un proyecto de inversión conjunta a partir del cual se ha
anunciado otro centro turístico en La Habana, "específicamente en la
Marina Hemingway, un hotel mixto que dispondrá de 650 habitaciones, y
ocupará un área de 7,5 hectáreas.

Su importe total de inversión ronda los 117 millones de dólares y será
de capital 51% chino y 49% cubano". Como sucede en estos casos, contar
con operadores eficientes en la actividad turística puede condicionar,
de forma notable, el éxito del proyecto.

Dada la complejidad de las relaciones entre los dos países, se tiene la
impresión de que las únicas operaciones que pueden suponer algún
beneficio o mejora para los cubanos, como la compra de ollas arroceras,
las bombillas de ahorro de energía, los autobuses urbanos Yutong o
Jinlong, terminan formando parte de un marco de relaciones comerciales
en el que, una cosa es lo que se planifica y otra bien distinta lo que
realmente se ejecuta.

Nada, que a los camaradas les gustan más las relaciones con el enemigo
del norte, y que, de seguro, eso es lo que va a continuar en el futuro.
China no parece tener un interés excesivo en la economía castrista, y el
peso de la ideología es insuficiente, sobre todo cuando el gigante
asiático desarrolla un capitalismo comunista de difícil comprensión para
los camaradas de la Isla.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=28153

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