21 de enero de 2010

Oportunidad perdida?

¿Oportunidad perdida?
Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Las autoridades cubanas,
frente al acrecentamiento de la crisis, no realizan reformas, sino
reprimen al pueblo y obstruyen el mejoramiento de las relaciones con
Estados Unidos.

A un año de la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados
Unidos puede afirmarse que cumplió las promesas electorales respecto a
Cuba, a pesar de las presiones internas y el boicot del gobierno de la
isla. Así, eliminó las restricciones al envío de remesas y los viajes
de los cubano-americanos; aumentó sustancialmente las visas temporales a
cubanos. Paralelamente, incrementó los permisos de viajes individuales y
de grupos de estadounidenses vinculados con la cultura, el deporte, la
religión y otras actividades a Cuba.

Simultáneamente, las paralizadas conversaciones sobre inmigración y el
correo directo se reanudaron a iniciativa de la nueva Administración.
También se autorizó el envío de equipos electrónicos (computadoras,
sistemas de televisión por satélite, teléfonos celulares y satelitales).
Además, el Presidente adoptó una posición flexible en cuanto a
iniciativas que pudieran surgir del Capitolio para reducir las
tensiones. Esos pasos estuvieron complementados por gestos de la Oficina
de Intereses en La Habana, como quitar un letrero lumínico molesto para
el régimen y la invitación a artistas y personalidades vinculadas con
las autoridades cubanas a actividades diplomáticas.

Hay que subrayar que los pasos de la Administración norteamericana se
dieron a pesar de la fuerte presión de los sectores conservadores
existentes en los Partidos Republicano y Demócrata, en un momento cuando
se enfrenta a situaciones excepcionalmente difíciles heredadas de su
predecesora, como la gran crisis económica que parecía dirigirse a una
tragedia similar a la Gran Depresión iniciada en 1929, guerras en Iraq y
Afganistán con posibles estallidos en otros lugares, la lucha contra el
terrorismo, la herencia de un sistema de salud que deja sin cobertura a
más de 40 millones de personas en la nación más próspera del mundo, la
complicada problemática migratoria, y serios problemas medioambientales
a nivel global. Sin olvidar la necesidad de modernizar el sistema
educacional, cuando la competitividad está crecientemente ligada a los
niveles de los conocimientos.

Frente a los pasos concretos de la Administración norteamericana, las
autoridades cubanas desde el principio adoptaron posiciones agresivas,
acrecentadas progresivamente. Durante la campaña electoral los ataques
eran sutiles, mezclados con contradictorios elogios. Hoy, el régimen y
sus controlados medios de propaganda arremeten contra el Presidente con
la misma fuerza utilizada hacia los anteriores mandatarios, incluso con
absurdas maniobras militares, cuando el Presidente Obama, con gestos
concretos ha mostrado su voluntad de dialogar y hallar vías para reducir
la confrontación.

Raúl Castro afirmó en la sesión de la Asamblea Nacional, el pasado 20 de
diciembre, que Washington seguía comprometido con la subversión, y el
Canciller calificaba a Obama de "imperial, arrogante, que no escucha y
que impone condiciones".

En realidad, esa actitud era previsible. Al gobierno cubano no le
interesa mejorar las relaciones con Estados Unidos porque precisamente
la crispación le facilita cultivar el nacionalismo, reforzar la
represión en una sociedad que pretenden mostrar como una fortaleza
sitiada por imaginarios enemigos; una posición que parece ser la misma
que asumen ante la Unión Europea, evidenciada en la expulsión del
aeropuerto a su llegada del eurodiputado socialista Luís Yánez, que más
que un desplante incivilizado, es un mensaje de que verdaderamente no
interesa la eliminación de la Posición Común de 1996, no realizarán
cambios democráticos ni progresos democráticos.

Después de la reciente inclusión de Cuba en la lista de 14 países
presuntamente terroristas, cuyos viajeros serán sometidos a controles
adicionales, los ataques a Obama llegan al paroxismo y se aprovecha
para tratar de desviar la atención del permanente agravamiento de la
situación económica, política y social, expresada en la continuada
disminución del menguado nivel de vida de la población, confirmado por
los estrepitosos declives de los sistemas de salud pública, educación,
seguridad social y deportivo, antes vitrinas de los supuestos éxitos de
la "revolución".

Probablemente la escalada propagandística contra Estados Unidos se
incrementará hasta llegar a las tradicionales "marchas combatientes",
aunque podrían ser muy dificultosas organizarlas, pues es difícil
actualmente movilizar a un pueblo desencantado por un proyecto que
prometió el paraíso, pero ha llevado a la nación al infierno.

El gobierno cubano conoce bien que dentro del marco de la Guerra Fría,
Cuba fue incluida entre los estados promotores del terrorismo, cuando
alentaba las guerrillas en América Latina y otros lugares, a la vez que
enviaba tropas a combatir en África para sostener en ocasiones a
gobiernos tiránicos como el de Mengistu en Etiopia. También sabe que en
las actuales condiciones el Presidente Obama, con un desempleo del
10,0% y problemas de todo tipo que resolver, bajo el fuerte ataque
conjunto desde La Habana y sectores conservadores estadounidenses, no
puede sacar a Cuba de esa lista.

En este primer aniversario de la toma de posesión de Barack Obama como
Presidente de Estados Unidos, a pesar de los denodados esfuerzos del
totalitarismo por rebajar su figura ante el pueblo cubano, la simpatía y
el afecto que sentimos por él ha crecido.

Desafortunadamente, por el egoísmo desmedido del gobierno cubano, la
oportunidad ofrecida de mejorar las relaciones se está perdiendo, y como
subrayara Dan Erikson, vicepresidente de Diálogo Interamericano: "Las
fuerzas de la continuidad son extremadamente fuertes, tanto en Cuba como
en Estados Unidos".

Noticias/Cuba ¿Oportunidad perdida? (21 January 2010)
http://www.cubanet.org/CNews/y2010/21_C_5.html

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