4 de octubre de 2009

La Habana que Juanes no vio

Cuba: La Habana que Juanes no vio
En la capital cubana hay apagones constantes, la comida es escasa y
quiebra económica y de valores
03.10.09 - Actualizado: 03.10.09 10:05pm - Daniel Lozano Especial para
LA PRENSA: redaccion@laprensa.hn
La Habana,

Cuba

Juanes llegó y venció. Su concierto por la paz concitó la atención
mundial y superó todas las expectativas. Incluso, las del propio
Gobierno cubano, que en algunos de sus informativos de televisión
matizaba la cifra de asistencia, "casi un millón de personas", para no
igualar el millón alcanzado por Fidel Castro en una de sus
intervenciones históricas.

El músico colombiano, volcado en su tarea de equilibrista político, no
tuvo tiempo para conocer La Habana en la que hoy sobrevuela el fantasma
del período especial, los años de penurias inimaginables (apagones
constantes, comida escasa, transporte mínimo, quiebra económica y de
valores, la instauración del resuelve como puedas) que siguieron a la
caída del bloque soviético y que se prolongaron hasta la aparición de
Hugo Chávez, el actual socio de la isla.

La capital cubana sufre hoy la embestida de una crisis económica de tal
magnitud que incluso algunos de sus símbolos, como la heladería
Coppelia, se deshacen.

"Indisciplinas, sanciones a trabajadores, maltratos del personal, tinas
que desaparecen misteriosamente... una bola que a veces parece ponchada,
y una cola inmensa, en no pocas ocasiones por más de una hora",
describía el mismo día del concierto el periódico oficial Juventud
Rebelde sobre el mítico local de 23 y L, cuyo helado de fresa y
chocolate inmortalizara Jorge Perugorría en el filme de Gutiérrez Alea.

"El agua fría, la falta de cucharas, vasos y pozuelos son un dilema
diario", remataba.

La Habana ha vivido atemorizada durante el verano. Qué pasará con la
luz, con el agua, que si no habría papel higiénico hasta diciembre... La
aplicación del plan "Ahorro o Muerte" obligó a muchas tiendas y
dependencias oficiales a limitar el uso de aire acondicionado, en un
país donde ya hace años se instauró el chiste "el cubano hace como que
trabaja y el Gobierno, hace como que te paga", por la ausencia del
entusiasmo laboral y los sueldos mínimos, que en su mayoría no superan
los 35 dólares mensuales.

El Gobierno reconoce que la crisis global, sumada a los tres huracanes
del año pasado, casi 7,000 millones de euros en pérdidas, la merma de
las exportaciones y el aumento de las compras, hasta mayo, en Cuba las
importaciones cuadruplicaban a las importaciones, han puesto en jaque
sus finanzas.

Si a ello sumamos el fracaso de los planes agrícolas (los agros
alimentarios languidecen con un escaparate donde faltan frutas y
vegetales), la burocracia, la corrupción y demás componentes dibujan un
cuadro que algunos expertos han calificado como "miniperíodo especial".

El transporte vuelve a ser deficiente ("chico, la gente se sale por las
ventanas, tremendo calor", se queja Alejandro, músico de 23 años,
mientras apura su paquete de maní dispuesto a lanzarse sobre su guagua),
lo que ha ayudado a la legalización de los almendrones, coches
americanos antiguos que realizan diversas rutas, un negocio privado. El
papel higiénico desaparece de las tiendas a las pocas horas de llegar
una partida nueva. Aceite, leche y otros productos esenciales van y
vienen de los anaqueles.

A su vez, la crisis económica desnuda, aún más, otro tipo de crisis. El
Gobierno está muy preocupado ante la ausencia de ideas revolucionarias
de los jóvenes. Para paliarla ha puesto en marcha un plan de
ideologización en la Universidad, en medio de un "recrudecimiento de la
subversión ideológica imperialista dirigida a penetrar el sector
académico", según relatan documentos internos. La principal tarea
consistiría en "trasladar el ambiente de lucha y de combate ideológico
valiente".

Raúl Castro pincha en hueso ante una juventud preocupada en otros
asuntos. Asuntos como las becas propuestas por la Oficina de Intereses
de Estados Unidos, que tras ser adjudicadas fueron paralizadas por las
autoridades.

En esa oficina, situada muy cerca del hotel donde estuvo alojado Juanes,
ya no ondea el bosque de gigantescas banderas que durante la época de
George Bush exteriorizaron las tensiones entre ambos países.

Gracias a la apertura de Obama, diplomáticos y vecinos ya pueden ver un
horizonte distinto.

El Gobierno mantiene los mástiles, eso sí, engalanados con banderitas
mínimas. Otros símbolos que desaparecen en un país que ha presenciado la
fuga constante de sus atletas, desde los jugadores de baloncesto que se
quedaron en Canarias hasta sus peloteros (béisbol) estrellas, que
inventan cualquier huida para jugar las Grandes Ligas de EUA.

Una emigración de élite frente a otra ilegal, la que se realiza por mar
y que ha descendido un 50% en lo que va del año, ralentizada también por
la crisis en el país vecino.

Por no haber, ni policías. Los anuncios televisivos reclamando jóvenes
para trabajar en la Policía Nacional también sorprendieron a los
habaneros. Ya se sabe, en La Habana todo cambia para que todo siga igual.

Juanes llegó y venció, y aunque no vio mucho, al menos su presencia
aceleró la liberación de Juan Carlos González Marcos, Pánfilo, que se
hizo famoso en Youtube con un vídeo en el que pedía jama (comida) de
forma descarnada.

Pánfilo se encuentra hoy ingresado en un hospital, recibiendo un
tratamiento contra su adicción al alcohol.

Allí fue encontrado por la reportera de un canal de televisión de Miami,
quien grabó sin pudor al ex recluso que había sido condenado a dos años
de prisión por "peligrosidad social predelictiva". Otro granito de
arena, como diría el propio Juanes.

Cuba: La Habana que Juanes no vio - Apertura - LaPrensa.hn (4 October 2009)
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