Los papeles de El Papelito
REGINA COYULA, La Habana | Junio 26, 2014
Dentro de esta economía bonsái que el ministro Murillo insiste en podar 
con celo de avezado cultor, el mercado inmobiliario ha encontrado su 
nicho. La desaparición de la revista Opina con su sección de 
clasificados y permutas, unida con las incontables trabas para cambiar 
de vivienda, favorecieron que la intersección del Paseo del Prado con la 
calle Colón se convirtiera en la oficina informal pero estable de los 
"permuteros", el lugar obligado si se quería cambiar de vivienda, o más 
discretamente en aquellos tiempos, vender.
Después de tantos años en que los cubanos usaron todo tipo de 
estratagemas al margen de la ley para el intercambio de viviendas, ahora 
es una actividad regulada; como siempre debió ser. En el marco de la 
llamada flexibilización, los negocios inmobiliarios se visibilizan con 
variadas maniobras de mercadeo. Mi hijo llegó con un papelito que se 
encontró en Coppelia; dos días antes ya me había entregado un papelito 
un joven tan veinteañero como mi hijo en una parada de guagua. Tuve 
oportunidad pocos días después de conocer de dónde venían esos papelitos.
El Papelito es, según se anuncia en su encabezado, "la casa de los 
Corredores de La Habana con licencia de la Oficina Nacional de la 
Administración Tributaria (ONAT)". Anunciarse todavía es gratis y puede 
hacerse en 28 entre 5ta y 7ma en Miramar o por teléfono.
La sede es fácil de identificar: grandes letras negras con la misma 
tipografía de los volantes que se riegan por toda la ciudad destacan a 
relieve en la fachada de una casa de los años 40. Por una ventana 
francesa y a través del enrejado, se divisa el corazón (o el cerebro) de 
este negocio emergente. Una habitación, cuatro computadoras, gente 
joven. Una gigantografía colorida donde repiten la ya familiar 
tipografía que también está en el atuendo de los empleados.
El que parece ser dueño o responsable se muestra muy cauto ante mis 
preguntas y no quiere fotos. Suaviza ante la evidencia de qué puede 
significar alguna foto ante una imagen corporativa tan rotunda y 
difundida, pero me pide la cámara para hacer él la foto y resulta esta 
que encabeza, tan anodina que no permite siquiera hacerse una idea del 
lugar.
El inmueble alberga también un negocio de reparación de teléfonos 
celulares. Más reducido y no tan glamoroso como el inmobiliario, aunque 
frente por frente a la sede principal de CUBACEL, la única empresa de 
telefonía móvil de Cuba, el flujo de clientes en busca de aplicaciones, 
baterías y desbloqueos es un goteo constante.
Volvamos a El Papelito. Publican un boletín semanal. Al ser gratuita la 
publicación y la distribución, los anuncios han aumentado y del sencillo 
flyer inicial, ahora cuentan con una hoja impresa por las dos caras con 
una larga lista de inmuebles listos para vender. Destacan por sus seis 
cifras varias casas en Miramar, una mansión en la playa de Guanabo, una 
casa en la Víbora. Con ellas se codean en la lista un pequeño 
apartamento por 4.000 CUC en Arroyo Naranjo o una casita en Bauta. Por 
menos dinero, no hay nada. Más de doscientas ofertas de venta contra una 
docena de anuncios de compra hacen pensar en un mercado saturado.
Curioso para un país donde es tan frecuente que tres generaciones 
familiares convivan bajo el mismo techo, donde duplicar el espacio 
dentro de la vivienda es la solución más a mano cuando se vive en una 
casa de puntal alto.
Si los gestores de El Papelito ponen la asistencia legal y notarial en 
la compra-venta, lo cual no es obligatorio, cobran un 4% de comisión. 
Una lista tan larga de ventas y tan corta de compras explica por qué las 
gratuidades están por caducar. A partir del 30 de julio, anunciarse en 
El Papelito será de pago. "Todavía no sabemos cuánto", esquiva mi 
esquivo interlocutor, "pero no será caro".
Source: Los papeles de El Papelito - 
http://www.14ymedio.com/nacional/mercado_inmobiliario_0_1585641428.html
 
 
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