Viernes, Diciembre 30, 2011 | Por Miguel Iturria Savón
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Como un inesperado regalo 
de Navidad llegó a La Habana la semana pasada Puertas a la imaginación. 
Nueva Literatura Cubana, volumen que compila los premios y menciones del 
relegado concurso literario Voces de cambio, auspiciado a mediados del 
2008 por la directiva del proyecto Bibliotecas independientes de Cuba.
Aún no se ha hecho la presentación formal, pero ya circula una decena de 
ejemplares entre algunos de los autores, quienes no verán sus textos en 
la red de librerías y bibliotecas del país por la censura dictada por el 
Ministerio de Cultura y su monopolista Instituto Cubano del Libro, lo 
cual lastra a la literatura insular pues desconecta a los creadores de 
sus lectores naturales y a estos de las voces alternativas.
Puertas a la imaginación es una antología de 412 páginas, preparada por 
las Bibliotecas independientes y Ediciones El Cambio, de Miami, Florida. 
Comienza con la Nota del Editor, el Prólogo del ensayista Carlos Alberto 
Montaner, la Presentación de Gisela Delgado Sablón, los textos premiados 
en los género de ensayo, epístola, testimonio, poesía, cuento y novela, 
más la bellísima selección de acrílicos sobre lienzo de Armando 
Valladares, ilustrador de la portada, y la colección de obras de arte 
brindada por Arturo F. Mosquera, quien ofrece los datos de los artistas 
en las páginas 381 a 407.
Salvo por la reducción de varios ensayos y testimonios para ajustarlos a 
los límites del volumen, y los detalles que detectarán los autores con 
relación a su entrega escritural, estamos ante una compilación de valor 
literario, artístico y tipográfico, en la que convergen la libertad de 
expresión y el compromiso con la realidad insular, apreciable en los 
ensayos, epístolas, testimonios y, en menor medida, en poesía y 
narrativa, cuya estética sobrevuela sus propios presupuestos, pero se 
nutre de las tensiones que pulsan la creación.
Advierte Montaner que esta "otra" literatura dispone de "magníficos 
ensayos sobre el futuro, como los de Manuel Cuesta Morúa (inteligente 
reflexión sobre el cambio necesario y la necesidad de instituciones que 
los sostengan) y el de Julio Aleaga Pesant, a propósito del fenómeno de 
la globalización y las innovaciones tecnológicas… También…Lucas Garve, 
que viaja al pasado y hurga elegantemente en la prensa cubana de fines 
del XIX para encontrar cómo y por qué Julián del Casal, que nunca estuvo 
en París…pudo comentar la pintura del francés Gustave Moreau…"
Los ensayos culminan con Francisco Blanco Sanabria, autor de El Cineclub 
Max Linder, y Alberto Méndez con Síndrome del avestruz en la cultura 
cubana. Mientras las epístolas, polémicas e incisivas, emplazan a 
funcionarios y cuestionan declaraciones y problemas que afectan al país, 
como la Carta de Raúl Bolívar Martínez a Elíades Acosta, ex Jefe de 
Cultura del Partido Comunista; la de Julio A. Rojas Portal al ex 
ministro Felipe Pérez Roque y la de Leannes Imbert Acosta a Mariela 
Castro Espín.
Dos epístolas difieren del emplazamiento pero enlazan lo político con la 
introspección personal: la Carta testimonio del ex capitán de la 
Contrainteligencia Ernesto Borges Pérez a su madre (Ivonne Pérez) y 
Carta a mi padre, de María del Carmen Pino. Ambas escritas tras las 
rejas, desde las cuales desnudan tragedias íntimas y familiares 
provocadas por la represión del régimen militar cubano.
El ritmo crece con los testimonios, se acentúa en los poemarios y se 
multiplica en la narrativa, cuyos cuentos y novela constituyen la 
cúspide de la obra por el vuelo imaginativo, la arquitectura compositiva 
y la diversidad de voces y estilos que acuñan los relatos.
Sobresalen en testimonio Guillermo Fariñas Hernández, quien retoma sus 
vivencias de la guerra en Angola con sentido realista y trágico; en 
tanto Nereida Pérez Sedeño conmueve al lector con La historia de mi 
vida, donde narra los retos de su familia ante la represión comunista; 
tema abordado a su vez por Orestes Suárez Torres en 25 kilómetros de 
terror y Nilda Leyva González en Danger, Dont'Read, acerca del acoso de 
la Seguridad del Estado contra un médico que leía las novelas de la 
escritora exiliada Zoé Valdés.
En poesía predomina la calidad a pesar de la diferencia de estilos y del 
desnivel creativo entre los cultores, abocados entre la memoria, la 
historia, el amor, la ciudad y otros duendes y fantasmas corporizados en 
los versos. Descuella el poemario de Joaquín Cabeza de León, ganador del 
primer premio con Cristales de la memoria; seguido por Máscaras y 
rituales para un telón vacío, de Miguel Iturria Savón; El pie en la 
raya, de Luis Felipe Rojas; Versos diversos, del ex prisionero político 
Ricardo González Alfonso; El precio de estar vivo, de Marlon Faustino 
Guerra, Isla, de Francisco Conde, y Una mujer y mil abismos, de María 
del Carmen Pino.
Los narradores premiados en Voces de Cambio miran al mundo desde su 
entorno. La memoria, la ciudad, el desarraigo existencial, el absurdo 
cotidiano y la soledad del hombre ante el poder activan la imaginación 
de Michel Perea Enríquez, autor El motín; Wilmer Hidalgo Oliva (La noche 
en que Jesús se confundió de Habana), Juan González Febles (Nonato habla 
con los muertos), Yasser Iturria Medina (Los guapos no toman sopa), 
Odelín Alfonso Torna (Página 66) y Luis Cino Hernández (Claudio).
A esos excelentes cuentos se suma la noveleta Sombras arcaicas, del 
citado Yasser Iturria, quien comparte su pasión por la investigación 
científica con la literatura. Sombras arcaicas es una pieza experimental 
sin concesiones al lector, de indudable pulso narrativo e inquietante 
juego ficticio.
En Puertas a la imaginación los textos literarios alternan con casi un 
centenar de ilustraciones de artistas cubanos que enriquecen y elevan el 
valor de la antología.
 
 
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