Aprender chino se convierte en opción de futuro en Cuba
El Instituto Confucio de La Habana tiene previsto mudarse a una nueva 
sede en el corazón del Barrio Chino, que incluirá un museo de la cultura 
del país
EFE, La Habana | 30/07/2011
La moda de aprender chino ha llegado a Cuba tras el auge de las 
relaciones de La Habana con Pekín en los últimos años y la creación del 
primer Instituto Confucio del país, donde unas 250 personas estudian la 
lengua pensando en el futuro o por puro "placer".
Al igual que en otros países de América, como Argentina o Estados 
Unidos, el aprendizaje del idioma mandarín en la Isla despegó y ha 
causado sorpresa porque demuestra el vivo interés de los cubanos por 
China, más allá de su comida, su medicina tradicional o las artes marciales.
Directivos del Instituto Confucio de La Habana, inaugurado en 2009, 
dijeron que en septiembre pasado abrieron una matrícula "discreta" 
creyendo que sobrarían plazas, pero decenas de personas hicieron cola, 
vendieron turnos y durmieron en las afueras de la institución para poder 
apuntarse.
En junio pasado se realizó por primera vez en Cuba el examen oficial de 
chino (HSK) y, aunque la convocatoria no se divulgó, se presentaron 128 
cubanos en los distintos niveles.
En el Barrio Chino de La Habana, donde actualmente unas 80 personas 
estudian el mandarín, la demanda de plazas ha crecido en los últimos 
cinco años principalmente por parte de jóvenes y se han tenido que 
organizar "pruebas de aptitud".
"Antes las personas se acercaban más bien por curiosidad, dado que se 
trata de un idioma raro, y no tanto por necesidad o interés. Pero tras 
las relaciones con China las cosas han cambiado", dijo Miriam Pérez, 
quien desde hace 15 años imparte esa lengua.
Existen tres centros de enseñanza del idioma oficial chino en Cuba, 
todos en la capital, pero solo cuenta con profesores nativos el 
Confucio, que trabaja adscrito a la Universidad de La Habana con el 
asesoramiento de la Universidad de Lengua y Cultura de Pekín y del 
Hanban (Consejo Internacional del Idioma Chino).
Además, decenas de jóvenes cubanos han sido enviados a China en los 
últimos años para aprender allí el idioma en respuesta a las 
"necesidades" del país, por lo que se estima que unos 400 cubanos 
estudian la lengua en este momento.
Desde el siglo XIX y hasta mediados del siglo pasado, miles de chinos 
emigraron a Cuba, pero la mayoría de los naturales que aún viven en la 
Isla no hablan el mandarín, sino el cantonés, y sólo conocen los 
antiguos caracteres.
En ese sentido la influencia de la comunidad china en Cuba ha sido 
mínima, de modo que el impulso del chino en la Isla apareció en 2002 
mediante un "programa de estudio" inicialmente patrocinado por los 
ministerios de Comercio Exterior de ambos países.
Pekín es el segundo socio comercial del régimen cubano y su envío de 
turistas a la Isla ha crecido en los últimos años. Como parte de los 
acuerdos conjuntos, también muchos estudiantes del gigante asiático han 
viajado para aprender el español y cursar carreras como Medicina o Turismo.
En La Habana, los centros que enseñan chino han organizado cursos 
intensivos a petición de entidades estatales, como la aduana, y de 
sectores con contratos y proyectos de colaboración con Pekín, como los 
de construcción, transporte y agricultura.
El director cubano del Instituto Confucio, Arsenio Alemán, considera que 
su matrícula incluye a trabajadores que requieren del chino, "noveleros" 
que llegan a explorar, y un grupo no tan numeroso, pero tampoco 
despreciable, que tiene "una visión de desarrollo de las relaciones 
económicas internacionales".
"Le están apostando al chino, viendo a China como la locomotora 
económica del siglo XXI, y han tomado esa decisión con mucha seriedad y 
con mucha responsabilidad", subrayó Alemán.
Por su parte, el codirector del Instituto, el chino Zhang Wei, de 45 
años y que trabaja por primera ven en América Latina, dijo que admira 
cómo muchos estudiantes cubanos se acercan a su idioma "porque les 
gusta, no pensando en su trabajo o en alguna exigencia".
Es el caso de Yuri Cabrera, quien conjuga desde hace dos años sus 
estudios de Informática con el chino por puro "placer".
"Mis amigos no están muy identificados con esto porque ciertamente el 
chino es una lengua extraña en Cuba, pero ya aquí es natural ver 
empresas chinas y ver chinos, hay miles estudiando en el país", afirmó 
Cabrera, de 22 años.
El Instituto Confucio de La Habana tiene previsto mudarse a una nueva 
sede en el corazón del Barrio Chino, que incluirá un museo de la cultura 
del país a pocos metros del local del único periódico en chino que se 
publica en Cuba.
El responsable de ese rotativo, Guillermo Chiu, un cantonés de 78 años 
que emigró a la Isla hace seis décadas, explicó que la nueva escuela "se 
ocupará de mantener la cultura china, y eso es importante porque 
nosotros poco a poco desaparecemos".
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