FARIÑA HERNÁNDEZ
22-09-2010.
Julio César Soler Baró
Redactor de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- En una ocasión: y esto es una historia
cien por ciento real y no una metáfora que pretende decir otras cosas
que sin embargo dirá, aun siendo yo muy joven y viviendo todavía en
Cuba, por el cuando en que a la dictadura Castrista se le ocurrió
quitarnos a los jóvenes el derecho de irnos de guerrilla al litoral
Habana-Matanzas, a los frikis de "Buen Retiro" en Marianao, no nos quedó
más remedio que guerrillar en la escuela al campo a la que había sido
enviada la facultad de sicología de la Universidad de la Habana. Y allí
un buen día se personó Fidel Castro, quien "gracias" a la congruencia de
muchísimos factores me dio su micrófono para que yo se lo aguantase
mientras él frente a todo el alumnado seguía hablando al mismo tiempo en
que se arreglaba el uniforme.
De esto hacen unos veinte años hoy. Y cuál no sería mi dilema cuando
encima de tener que sostenerle el micrófono al tirano, yo con una
sonrisa trabada en la cara y pidiendo a gritos en mi mente que nadie le
tirase al dictador en ese momento la merecidísima granada, pues me
alcanzaría a mí también y yo tampoco le quería; cuando de pronto ese
señor comienza a balbucear que ya estaba viejito, que se le caía el
pantalón y sandeces por el estilo. Y entonces yo le apagué el micrófono.
Yo le apagué el micrófono a Fidel Castro una vez. Y esa vez sus escoltas
con gesto invisible aprobaron mi decisión, luego el demonio regresó a
sus cabales y también con invisible ademán/mirada, asegurándome de haber
vuelto a su singular cordura, me ordenó volviese a encender el micrófono.
Yo le apagué el micrófono a Fidel Castro una vez, porque a los hombres
no se les golpea en el piso, no si se es un hombre, y cuando digo hombre
digo siempre también mujer.
Todos tenemos problemas, algunos de dicción y otros de interpretación
etc. En mi caso particular entiendo más alarmante, leyendo la algarabía
desatada en la Internet por las recientes declaraciones de Guillermo
Fariña Hernández, la falta de instrucción que a la inmensa mayoría hace
carecer de la capacidad de observar un fenómeno con y desde diferentes
ángulos. El corazón y el ánimo son lentes empañados. Si no se tienen las
herramientas científicas de "observación" necesarias estamos perdidos.
Por eso hoy continuamos perdiendo a Cuba.
Guillermo Fariñas Hernández está en Cuba, la que no conocemos, pues no
vivimos dentro de Cuba, y aunque lo hiciésemos no somos Fariña, y por
ende tampoco compartimos su privado contexto. El contexto diría yo
parafraseando a Cundera: "La insoportable contextualidad del Ser",
inevitablemente nos hace experimentar necesidades diferentes y por ende
nos sugiere construcciones sociales diferentes en pos de satisfacer
dichas necesidades. Ya lo dijo Malinowski, el hombre construye solo lo
que entiende que necesita y tal entendimiento es contextual.
Yo ahora después de veinte años ya no estoy de acuerdo con Fariñas, pero
tampoco le critico y muchísimo menos le maldigo. Yo entiendo a Guillermo
fariña Hernández.
¿Cómo suponen los que no estuvieron de acuerdo con su huelga, estar de
acuerdo con el mismo hombre ahora? ¿Cómo suponen los que estuvieron de
acuerdo con su huelga, que el hombre sobrevivió a la misma?
Los insidiosos dirán que el gobierno lo alimentaba y que solo era un
ayunito, mientras otros, los menos afectados, sabemos que sobrevivió por
la misma razón que ahora pide clemencia para el tirano que casi lo mata
y que asesinó a unos cuantos miles y que si no se le detiene matará a
otros tantos.
A Fidel Castro si se le va a patear ahora que está en el suelo, hay que
primero dejarlo de ver como a un ser humano y eso es lo que nunca dejó
de hacer Fariñas y ahí está su fuerza, la fuerza con sobrevivió a la
hambruna, quiero decir, su humanidad. La humanidad que le hizo darle más
valor a la vida de otros que a la suya propia.
Patria y Libertad
Julio César Soler Baró. Otro cubano en el exilio. Oluwo Otura-Niko
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29954
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