Por Emilio Morales*
En diciembre del 2015 el gobierno de Cuba cerró un acuerdo con los países del Club de París y logró que 14 gobiernos le perdonasen $8,500 de los $11,100 millones de dólares de su deuda externa.
El reembolso de los $2,600 millones restantes se estructuró a pagar a lo largo de 18 años. El primer pago de unos $40 millones de dólares, se efectuó en octubre del 2016. Mientras, el compromiso de pago contempla la condonación de los intereses hasta el 2020 y una tasa de 1.5% a partir de ese año hasta el reembolso completo de la deuda.
Según el acuerdo con el Club de París, los 14 países integrantes del grupo tenían un año para firmar pactos de reestructuración que podrían incluir el establecimiento de cuentas locales en los que un porcentaje del dinero adeudado sería destinado para proyectos de desarrollo.
Los cuatro mayores acreedores -España, Francia, Italia y Japón- tienen todos acuerdos firmados, al igual que Australia, Austria, Bélgica, Dinamarca, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, Suiza y Finlandia.
Perdonada pero no olvidada
Anterior al acuerdo alcanzado con los acreedores pertenecientes al Club de Paris, en los últimos cuatro años el gobierno cubano reestructuró con éxito su deuda externa con acreedores comerciales de Japón, México, Rusia, China y Uruguay, logrando una reducción sustancial del 81.6% del valor total .
Ese paso significó la condonación de $42,089.9 millones de dólares, y quedó una deuda por pagar de $9,466.1 millones de dólares, de los cuales $2,600 pertenecen a los deudores agrupados en el Club de Paris.
Acreedores | Deuda Total (Millones USD) | Condonada (Millones USD) | % | A pagar (Millones de USD) | % |
Rusia | $32,200.0 | $29,000.0 | 90.1% | $3,200.0 | 9.9% |
México | $487.0 | $340.9 | 70.0% | $146.1 | 30.0% |
Japón | $1,750.0 | $1,400.0 | 80.0% | $350.0 | 20.0% |
China | $6,000.0 | $2,830.0 | 47.2% | $3,170.0 | 52.8% |
Uruguay | $35.0 | $35.0 | 0.1% | $0.0 | 0.0% |
Club de Paris | $11,084.0 | $8,484.0 | 76.5% | $2,600.0 | 23.5% |
Total | $51,556.0 | $42,089.9 | 81.6% | $9,466.1 | 18.4% |
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Es importante señalar que los acuerdos de condonación de la deuda externa cubana no incluyen la deuda con acreedores privados y con países como Venezuela y Brasil, la cual en el año 2010 se estimaba en $11,336.7 millones el primero y $350 millones de dólares el segundo. En el caso de Brasil hay que agregar los casi $700 millones de dólares de préstamo que otorgó para el proyecto de construcción del puerto y obras de infraestructura en Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).
¿En realidad que pagó Cuba?
En un artículo publicado en el diario El Nuevo Herald con titular "Cuba pagó más de $5,000 millones en deuda externa en 2016", se afirma que el gobierno cubano desembolsó 5,299 millones de dólares en el 2016 para los acreedores de su deuda externa. Tal aseveración usó como fuente un artículo escrito por el ex ministro de Economía de Cuba José Luis Rodríguez, el pasado 18 de enero del 27, donde afirma: "El pasado año se planificó pagar alrededor de 5,299 millones de dólares, cifra –que según la información brindada en la ANPP- se cumplió, aunque no se pudieron pagar en tiempo una parte de los créditos comerciales de corto plazo".
Rodríguez hace también referencia a la caída del PIB en un 0.9 % y a la entrega de suministro de petróleo de Venezuela.
"… Al menos dos aspectos resultan esenciales para comprender las razones directas de la contracción económica del 2016. En primer lugar, todo parece indicar que se produjo una importante reducción en el suministro de petróleo venezolano en los últimos 6 meses del año. En efecto, ya al cierre del primer semestre se había calculado un descenso de alrededor del 20%, con una entrega de 80,000 barriles de petróleo por día. Pero durante el segundo semestre los estimados disponibles revelan una reducción en los suministros hasta alcanzar únicamente 55,000 barriles diarios", explica el ex ministro.
El articulista cita además "informaciones internacionales" para dar fe de que Cuba logró compensar la reducción de los suministros energéticos mediante compras en otros mercados, pero en condiciones financieras diferentes a las que ofrece Venezuela, como la compra en Argelia de 515,000 barriles de petróleo crudo, el pasado septiembre.
Caída en picada
Sobre el tema del petróleo, a Rodríguez le faltó agregar el detalle de cuánto fue la caída del precio en el mercado internacional. En el 2013 el precio del petróleo promedió $108.60 dólares/barril cayendo en picada los años siguientes hasta alcanzar la cifra promedio más baja en el 2016, con un valor de $42.62, un descenso de $66.06 dólares por barril en tres años.
La combinación de la caída del precio del petróleo y la reducción de los suministros significó una pérdida de ingresos para Cuba por valor de $4,180.71 millones de dólares durante el 2016.
A este déficit hay que agregar la caída de la exportación del níquel y el azúcar, más una disminución de la producción de crudo nacional y el gas acompañante, que son utilizados para la generación de energía. De manera que Cuba ha tenido que hacer desembolsos adicionales para la compra de petróleo a terceros a precios del mercado mundial y sin subsidios.
A su vez, hay que señalar que el gobierno cubano no emite información oficial sobre las reservas que mantiene el Banco Central, por lo que su verdadero valor es una gran incógnita. Sin embargo, es posible tener un estimado de la información sobre depósitos que tiene Cuba en bancos internacionales, la cual es publicada por el Banco Internacional de Pagos, de Basilea.
Compras de alimentos
El conjunto de depósitos a nombre de Cuba en la banca internacional, que cayó bruscamente de $4,105 millones de dólares en diciembre de 2011 a $2,717 millones en diciembre de 2012, estaba en los $2,167 millones en septiembre de 2013, lo cual constituye una brusca disminución del 47.21%.
Hay dos factores que pudieran ser los más probables en esta disminución de las reservas internacionales. El primero, su posible uso para el pago de deudas con algunos de los acreedores más importantes, y el segundo, el pago por las compras de alimentos en medio de un alza de precios en el mercado mundial y el incumplimiento de los planes internos de producción. El gobierno se vio obligado a utilizar parte de esos recursos financieros para importar comida y evitar una crisis.
Por tanto, en este escenario el gobierno cubano tenía que hacer frente a sus pagos anuales habituales a sus proveedores de materias primas, alimentos, medicamentos, productos industriales, maquinarias, turismo y una larga lista de centenares de productos, además de sumar su primer pago de la deuda externa con el Club de Paris y demás acreedores con el propósito de materializar los compromisos alcanzados en los acuerdos de la restructuración de la deuda.
Todos los años el gobierno cubano planifica un presupuesto para hacer los pagos a sus proveedores habituales. En el 2016 el monto planificado fue de $5,299 millones de dólares, cifra que incluía los primeros $145 millones de dólares entregados a los acreedores del Club de Paris, y probablemente unos $300 millones más, al resto de los acreedores.
Un desembolso improbable
La deuda cubana después de las condonaciones quedó en $9,466.1 millones de dólares, incluidos $2,600 del Club de Paris.
Sin embargo, se hace improbable que Cuba haya realizado un pago por concepto de deuda externa de tal magnitud, tomando en cuenta las dificultades económicas que enfrentó el país en el 2016 y el comienzo del presente año con una recesión en vías de agravarse, los antecedentes de disminución de las reservas, el declive de la entrega de petróleo, y los desplomes en la exportación de azúcar y níquel,
Por tanto, no tiene sentido ni resulta posible que el pasado año Cuba haya pagado $5,299 millones de dólares de deuda externa, como afirma Rodríguez y replica el artículo de El Nuevo Herald. En primer lugar, porque el gobierno cubano no tiene esa cantidad de dinero para desembolsar. Segundo, no tiene sentido desembolsar esa cantidad de dinero, que es casi el 50% del saldo de la deuda negociada – aun en el caso hipotético de Cuba tuviera el dinero─, cuando existe un período de 18 años para desembolsar ese monto, pudiendo aprovecharla para hacer inversiones en sectores estratégicos de la economía.
Si se hace un análisis de las estadísticas de la balanza de pagos de Cuba desde 1959 hasta el 2016, año tras año ha arrojado un saldo negativo. Por tanto, el país no ha tenido ninguna capacidad de ahorro en casi 60 años, por lo que es imposible desembolsar esa cantidad de dinero sencillamente porque no existe.
Es por esa razón que se fue acumulando una deuda tan voluminosa año tras año; es por esa razón que necesita con urgencia capital extranjero para poder hacer inversiones, pues no cuenta con capital propio.
La salida que va quedando a Cuba
En realidad, lo que ocurrió en el 2016 fue el pago a un grupo grande de proveedores a partir de la cuenta corriente, sumados los primeros compromisos de pagos con el Club de Paris por un monto estimado de $145 millones de dólares, y quizás otra cantidad similar o hasta los $300 millones de dólares al resto de los acreedores que no son del Club de Paris.
Aunque el gobierno cubano no pudo cumplir sus compromisos de pago con varios de sus proveedores habituales en el corto plazo, en cambio, sí priorizó estratégicamente los primeros pagos de la negociada deuda externa. Sobre todo, por el valor estratégico que tiene dar señales de voluntad y compromiso de pago ante la urgencia de insertarse en los circuitos financieros internacionales .
Sin embargo, estos esfuerzos se vuelven poco efectivos cuando se trata de construir una economía en el siglo XXI con una obsoleta infraestructura del siglo XX y una mentalidad estratégica del siglo XIX.
La salida más práctica que le queda a Cuba es abrir de verdad su economía al libre mercado, liberar sus fuerzas productivas y hacer una profunda apertura, con independencia de lo que haga o no haga la administración de Donald Trump respecto en su política hacia la isla.
De lo contario, los compromisos acordados para el pago de la deuda externa van a ser muy difíciles de cumplir.
*Economista cubano. Ex jefe de planeación estratégica de mercadotecnia en la corporación CIMEX y autor de los libros Cuba: ¿tránsito silencioso al capitalismo? y Marketing without Advertising, Brand Preference and Consumer Choice in Cuba. Es presidente de The Havana Consulting Group, en Miami.
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