¿Por qué triunfó el comunismo en Cuba? (I)
febrero 25, 2015 11:37 am
Cuba actualidad, Miami, USA, (PD) A principios del exilio, en 1959,
reconocimos que desde ningún lugar del continente podía hallarse el
rescate de Cuba. El derrocamiento del comunismo en Cuba tenía que
contemplarse como el resultado de un proceso, ya que el gobierno
castrista contaba con el apoyo de una porción considerable de la
ciudadanía y había sido reconocido, sin cuestionamiento, por los demás
países. Conociendo el poder de las pasiones y de los intereses de
individuos y colectividades, era imprescindible que antes se dieran
determinados prerrequisitos:
-El convencimiento general de que Cuba había sido objeto de una
publicidad desnaturalizadora en provecho de Fidel Castro, cuyas
diabólicas intenciones fueron sublimadas por esa misma publicidad,
aunado a un empeño esclarecedor que trasciende al campo ético, a Cuba y
a la seguridad del mundo libre.
-La unidad de las fuerzas anticastristas presididas por el anhelo de
consumar la independencia de la patria por sobre diferencias personales
o sectarias, y el poder de las pasiones y de los intereses.
-La lucha tenía que ser librada por cubanos y bajo la dirección de
cubanos producto de la voluntad del exilio y de los que luchaban dentro
de Cuba, con ayuda foránea aportada incondicionalmente para evitar
compromisos mediatizadores para la República.
En los primeros años del exilio no era el momento apropiado para
derrocar a Castro debido a los factores que lo apoyaban y que darían al
traste con cualquier acción. Castro poseía una carta de crédito en lo
nacional e internacional, originada en gran parte por el predominio de
consignas falaces y por la tergiversación de la realidad sobre hechos e
individuos.
Nuestra tarea debió ser el restablecimiento de la verdad en cuanto al
pasado y el presente cubanos, o sea, en lo que se refiere a que en Cuba
no existían motivos para una revolución democrática y que la subversión
de Castro respondía a la internacional comunista con las peculiares
deformaciones de su ego perverso que tipifican de anarco-comunismo al
régimen.
La duración de la carta de crédito de la que disfrutaba y al amparo de
la cual se le toleraba la destrucción de Cuba, dependía del éxito de esa
tarea esclarecedora, de la unidad de todos los cubanos anticastristas, y
del progresivo desgobierno de Castro y sus camaradas.
Deformaciones, ignorancia y complicidad
Hay individuos, instituciones y gobiernos que no quisieron y no han
querido enterarse todavía que las acusaciones de rapacidad, corrupción y
brutalidad formaron -y forman- parte de la estrategia de los comunistas
cuando quieren tomar, o toman el poder. Sus finalidades son
desprestigiar el sistema democrático-capitalista y contar con un
pretexto para destruir el "aparato represivo de la burguesía". En todos
los casos, es para acondicionar sicológicamente a la población para
ulteriores despojos y asesinatos hasta culminar en la comunización del
país, que nunca es súbita, sino por etapas.
La fidelidad de los difamadores a las consignas rojas va más lejos. Con
el obsesionante propósito de justificar la "revolución" fidelista, a las
imputaciones de "rapacidad", "corrupción", y "crueldad", agregan la
indiferencia de las clases dirigentes a necesidades esenciales del
pueblo, consecuentes con la tesis seudocientífica de que el comunismo
prospera únicamente en las sociedades primarias. Según Marx, el
socialismo y sus seguidores –la dictadura del proletariado- es una fase
que subsigue al superdesarrollo capitalista y no parecen observar que
los movimientos comunistas no lo dirigen –y apenas lo integran- las
masas desposeídas y analfabetas, sino minorías bien dotadas de cultura y
hasta de patrimonio.
Cualquiera que hayan sido los motivos reales de la cooperación lograda
por el Movimiento 26 de Julio de factores que debieron serle hostiles,
es cierto que el castrismo y sus compañeros de viaje inventaron
malévolamente un conjunto de móviles que echaron a rodar por el mundo,
incorporándolos a la opinión pública internacional como verdades reales.
Y, obviamente, nada sorprende que esas "verdades" hayan devenido tópicos
para el hombre común, sin espíritu crítico y privado de las fuentes
proveedoras de la realidad, consiguiendo que individuos supuestamente
cualificados, instituciones supuestamente serias, y hasta gobiernos
supuestamente responsables se transformaran en trompeteros de lo falso
en perjuicio, a la postre, de sí mismos, sin que estén dispuestos a
retractarse del error en que incurrieron, no obstante sus consecuencias
catastróficas.
Mentiras y equívocos
En los gobiernos republicanos de los años 40 y 50, muchos capitalistas
abrían su bolsa para ayudar al Partido Socialista Popular (PSP,
comunista) y hasta daban albergue a los dirigentes comunistas cuando
eran perseguidos por la policía. Si así reaccionaban ante el mayor
peligro que ha confrontado la civilización occidental, no es nada raro
que con mayor irresponsabilidad contemplaran el caso Fidel Castro.
Cuando el gobierno, con pruebas irrefutables, afirmaba que el "héroe de
la Sierra Maestra" pertenecía al gremio rojo, es posible que muchos no
creyeran; otros que sospechaban o lo sabían, reflexionaban que era
imposible la existencia de un gobierno comunista a 90 millas de los
Estados Unidos.
Hubo capitalistas que sin plantearse el problema en toda su terrible
magnitud cooperaron graciosamente y encendiendo velas a Dios y al
diablo, aseguraban la amistad y protección de todos los regímenes. Los
más culpables fueron quienes pensaron llegar al poder por la vía de
Castro, sin necesidad de someterse a las "engorrosas" prácticas de la
política electoral.
Para Cuba actualidad: ratorricella@intexma.com
Source: ¿Por qué triunfó el comunismo en Cuba? (I) | Primavera Digital -
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