1 de diciembre de 2014

La nueva nostalgia?

¿La nueva nostalgia?
De cuentapropista en Cuba a empresario en Miami: ¿puede ahora un camino
de triunfo económico iniciarse en la Isla?
Alejandro Armengol, Miami | 01/12/2014 12:31 pm

Acaba de abrir sus puertas en Miami un restaurante que sigue el modelo y
repite el nombre de otro conocido en Cuba. No sería noticia en esta
ciudad, donde por décadas han existido comercios con esta característica
—desde librerías hasta bodegas— si no fuera por anunciar en cierta
medida una nostalgia nueva: no refiere a la "Cuba de ayer", se asocia
con la de hoy. Pero más allá del valor anecdótico, vale la pena
preguntarse si demuestra la posibilidad de triunfar económicamente en la
Isla y trasladar ese éxito a algo que ya no sería entonces un exilio;
más bien una nueva frontera o la extensión de aquella existente al otro
lado del estrecho de la Florida. De momento, en lugar de una respuesta
se impone una espera, con posibilidades limitadas.
La Fontana Miami pretende emular el éxito alcanzado por un paladar del
mismo nombre que abrió en 1995 en La Habana, en pleno Período Especial,
según El Nuevo Herald.
En medio de la aguda crisis económica que caracterizó a esa época en la
Isla, Horacio Yakima Reyes-Lovio y Ernesto Blanco adaptaron el patio de
la casa de la abuela del primero para iniciar un negocio privado, que
tras casi dos décadas se ha convertido en una de las paladares más
exitosos del país, agrega el periódico de Miami.
La Fontana original aparece en varias guías de turismo internacionales,
posee un certificado de excelencia del sitio especializado en viajes
TripAdvisor y ha sido visitada por políticos y celebridades, entre ellos
los cantantes Beyoncé y Jay-Z, agrega la información.
Con los años, Reyes-Lovio decidió liquidar su parte del negocio y
radicarse en Miami para desarrollar un negocio similar.
Su ejemplo vendría a confirmar en parte un fenómeno que desde hace algún
tiempo viene desarrollándose, pero del que hasta ahora carecía de
ejemplos concretos: negocios surgidos en Cuba cuyo éxito económico logra
ganancias suficientes no solo para el sustento de los habitantes de la
Isla sino también para el beneficio de familiares o asociados que viven
en el exilio; un capital acumulado que por una vía u otra en un momento
determinado puede ser trasladado; inversiones rudimentarias a la espera
de rendir frutos en un futuro más o menos cercano.
Se trata fundamentalmente de vía incipientes de desarrollo empresarial,
que rompen y superan el esquema tradicional de la remesa familiar, la
ayuda para la subsistencia del pariente y el envío de dinero y recursos
desde Miami para que simplemente el cubano de allá "no se muera de
hambre" o supere la calamidad y logre satisfacer sus necesidades más
perentorias.
Estaríamos frente a los inicios de una empresa privada que enfrenta
fuertes prohibiciones y obstáculos por parte del régimen, pero que
también tiene en su contra limitaciones impuestas por el gobierno de
Estados Unidos. Una transformación que apenas se inicia y que la mayor
parte del tiempo se mueve entre la cautela y el silencio, bordeando o en
medio de la ilegalidad, impuesta por las reglas establecidas en ambas
orillas, y que se caracteriza por la temporalidad y el peligro: con más
de arriesgada aventura que de camino financiero.
En el caso de La Fontana no estamos claramente ante un ejemplo de todo
lo anterior. Más bien se trata de un simple indicador de los "nuevos
tiempos", que se avecinan y anuncian pero no han llegado por completo.
La Fontana original comenzó con un capital de $1.500 y la experiencia
adquirida por Reyes-Lovio como contador de un famoso restaurant estatal
para turistas, El Tocoloro, de acuerdo a El Nuevo Herald. Reyes-Lovio
enfatiza en la información que él no es el dueño del restaurante y solo
está aportando "el concepto y el nombre de la Fontana".
Las sanciones del Departamento del Tesoro contra Cuba, administradas por
la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en
inglés) establecen además excepciones para las personas nacidas en Cuba
que han obtenido residencia permanente en EEUU, se naturalizaron o están
en el país de modo legal, en un estatus diferente al de visitante—por
ejemplo, con un parole o con una aplicación pendiente para ajustar su
estatus migratorio. Los cubanos con visas de turismo, según lo
establecido por la OFAC, no pueden establecer sus propias compañías,
especifica El Nuevo Herald.
Las sanciones codificadas en las Regulaciones para el Control de Activos
Cubanos, que datan de 1963, prohíben la mayoría de las transacciones que
involucran a ciudadanos cubanos. Bajo las leyes actuales, La Fontana
Miami no podría ser una sucursal de la original en La Habana, y
Reyes-Lovio niega que lo sea, aunque no descarta que en el futuro, le
gustaría trabajar junto a su antiguo socio Blanco en la creación de un
proyecto de ese tipo, señala también el periódico, que en otra parte de
la información añade que "el éxito económico de ese negocio [en Cuba] le
permitió a Reyes-Lovio abrir La Fontana Miami".
En el caso específico del nuevo restaurante en Miami, no son pocos los
obstáculos que tiene por delante.
En primer lugar su ubicación. Situada en un área de Miami Beach conocida
como "La Pequeña Buenos Aires", no es una zona donde abunden los
residentes cubanos, ni en especial los llegados en los últimos años, que
pudieran ser clientes potenciales de un sitio al que posiblemente nunca
pudieron ir en Cuba, por limitaciones económicas. Debido a sus precios,
La Fontana en Cuba es una paladar más al alcance del turista extranjero
que del cubano de a pie.
Apostar al reconocimiento internacional que tiene el sitio es sumamente
arriesgado, ya que dicho mérito se limita a las circunstancias
específicas de Cuba. Ese atractivo que pueda tener para el extranjero
que visita la Isla termina al abandonar las costas cubanas, donde la
competencia es feroz.
Si La Fontana fue pionera en poner a prueba la fórmula de "la
cena-concierto", y se hizo habitual que reconocidos músicos hicieran
presentaciones en su restaurante, como nos dice El Nuevo Herald, dicho
concepto es ampliamente conocido en este país desde hace muchas décadas.
Por otra parte, los platos que pueden resultar entre novedosos,
singulares y hasta "exóticos" en la Isla —ravioli de camarón en salsa
blanca y cobo en jengibre, ajo y pepperoni— solo se juzgan aquí a partir
de la excelencia en su preparación, sin entrar en cuenta otras
consideraciones.
Pero todo lo anterior no hace más que destacar algo conocido de sobra:
lo difícil de triunfar en el giro gastronómico. Lo importante aquí es
destacar que se trata de un caso en que la experiencia cubana, desde el
punto de vista empresarial, puede resultar de cierta utilidad, y que se
trata de un nombre que no se fundamenta ni en la Cuba de la década de
1950 o años anteriores, ni tampoco evoca un producto hecho famoso por el
estado cubano —por ejemplo los helados Coppelia—, sino que hace una
apuesta posrevolucionaria.
Este hecho debe advertir sobre las limitaciones que encierra el concepto
de nostalgia —pese a su atractivo literario y periodístico— al aplicarse
a las nuevas oleadas de inmigrantes cubanos en Miami. Tanto en la
referencia a las edades de sus miembros, como al momento de arribo a
este país, las preferencias y gustos adquiridos en la Isla, que se
trasladan y adquieren dicha categoría, se definen por una temporalidad
ausente en la clásica nostalgia del llamado "exilio histórico" o ya más
bien "prehistórico", donde ese sentimiento arraigado —y explotado— cobró
un sentido de añoranza que, más allá de la efervescencia política,
conserva aún un fuerte arraigo emocional entre los que lo experimentan o
sufren.
Hoy lo que representa ese sentimiento, en quienes son ya la mayoría de
los cubanos, no pasa de ser algo más en un conjunto emocional donde
algunos resaltan más que todo por lo insólito —¡los muñequitos rusos!—
que por valores inherentes al producto mismo, y se limitan a
ejemplificar una emoción común: la pérdida de la infancia y la juventud,
pero no el fin de una era; algo común al individuo, pero no limitado a
la geografía y la historia.
En este sentido, La Fontana Miami surge como ejemplo poscontructivista
de la Cuba de mañana, que ya comienza, y del Miami de hoy que se transforma.

Source: ¿La nueva nostalgia? - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro -
<http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/la-nueva-nostalgia-321068>

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