Una nueva "guayaba" del castrismo
Domingo, Junio 2, 2013 | Por Fernando Nuñez
PARIS, Francia, junio, www.cubanet.org - Los comunistas adoran las
estadísticas porque la ciencia matemática es la única que no se les
rebela. Dice el saber popular que el "papel aguanta todo lo que le
pongan" lo mismo sucede con las estadísticas.
Últimamente algunos resonados escándalos en el área médica, han
afianzado la idea entre el público de que los resultados finales pueden
ser presentados de manera que sean favorables al expositor. La
literatura igualmente se ha hecho eco de este problema, así lo demuestra
el libro Como mentir con las estadísticas, del popular escritor
norteamericano Darrel Huff. Una frase célebre relacionada igualmente con
este problema se la debemos al decano de la universidad de Harvard,
Lawrence Lowel, que ya en 1909 escribió que las estadísticas eran como
los pasteles "buenas si se sabe quién las hizo y se está seguro de los
ingredientes".
Así pues la razón indica que hay que desconfiar, por ejemplo, de
estudios estadísticos producidos por los laboratorios farmacéuticos,
porque como ya ha sucedido, con tal de vender la última molécula de la
felicidad son capaces de lo peor.
Lo mismo sucede con los gobiernos, sobre todo el de La Habana, que nos
ha acostumbrado desde siempre a manipular engañosas cifras que muestran
alucinantes incrementos en la producción lechera o en el cultivo de la
papa, anunciados los dos con triunfalismo y musiquita patriótica de
fondo en el Noticiero Nacional. Por eso mi tío Raúl, que era un jodedor
del carajo, siempre llamaba a su mujer cuando empezaban las noticias
para que abriera la jaba delante de la pantalla. Claro que en aquel
entonces yo no entendía las razones del enfado de mi tía, que nos
miraba abriendo grandes los ojos y menando la cabeza con cara de
preocupación, señalando espantada para la acera de enfrente donde se
balanceaba el cartel del CDR.
Un reciente titular del periódico Granma me ha llamado particularmente
la atención por su redondo triunfalismo: "Las cirugías oculares
gratuitas de Cuba y Venezuela suman 2,6 millones desde 2004. Entre
mediados de 2004 y el pasado 10 de mayo se han realizado en total
2.653.341 millones de cirugías a pacientes de bajos recursos afectados
de "ceguera o deficiencia visual corregible", en su mayoría problemas
como cataratas y pterigion".
Me encantaría que fueran ciertas pero sin embargo dichas cifras no se
resisten al menor análisis lógico. Veamos: según el portal Cataract
Surgery una intervención de ese género ocupa entre 30 minutos y una
hora. No cuenta dicho portal dentro de ese lapso de tiempo indicativo,
la preparación del paciente, la anestesia, ni el postoperatorio.
Entonces 2,6 millones de operaciones equivalen por lo menos, a la misma
cantidad de horas empleadas en esos menesteres. Han pasado 9 años desde
que comenzó tan loable proyecto, lo que representa globalmente, si
calculamos que un año tiene 8760 horas, un total de 78840 horas
operaciones posibles (9×8760).
Ahora sólo queda hacer una simple sustracción para obtener una
diferencia de 2574501 horas operaciones (2653341-78840) lo que significa
que esos 2.6 millones de pacientes no existen, dicho de otra manera
tales estadísticas son una nueva guayaba del castrismo.
Para cumplir con tales objetivos (no voy a sacar la cuenta) haría falta
aumentar exponencialmente el número de cirujanos operando sin detenerse
durante días enteros, algo imposible dado el delicado tipo de
intervención de la que estamos hablando. Como se imagina cualquiera que
se detenga a reflexionar un segundo, ésta manipulación necesita un alto
nivel de práctica médica y de especialización, sin mencionar las
condiciones de asepsia impecables que no pueden obtenerse debajo de
cualquier mata de plátano.
Otra incógnita que podría plantearse además de la flagrante mentira que
ya indicamos es la siguiente: si nos fiamos en la debacle de la
enseñanza superior destacada recientemente por la prensa por mucha
propaganda que haga el régimen de Castro, ninguna institución
educacional cubana, ni la Universidad de la Habana, ni las Escuelas de
Medicina, ni Tecnológicas, ni ninguna otra universidad en Cuba figuran
entre las 100 primeras instituciones educativas de América Latina; así
es que estos geniales e infatigables galenos de nuevo tipo, capaces de
intervenir durante 24 horas del día sin reposo alguno, no sé de qué
manera adquirieron las competencias requeridas, ni dónde las obtuvieron
porque, dado el actual estado de la educación superior, seguro que en
Cuba no pudo ser.
http://www.cubanet.org/opiniones/una-nueva-guayaba-del-castrismo/
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