Presencia del papa Benedicto XVI en Cuba
Benedicto XVI superó los precedentes sentados por el papa Juan Pablo II,
que llamó al pueblo a no tener miedo y ser protagonista de su propia
historia, según la autora de este artículo
Miriam Leiva, La Habana | 04/04/2012 9:32 am
El papa Benedicto XVI permaneció en tierra cubana del 26 al 28 de marzo,
pero su trascendencia es intemporal, con consecuencias abarcadoras,
mucho más allá del ámbito católico. Se requiere leer con atención sus
palabras, pues no existe una personalidad religiosa o un estadista que
en Cuba haya sido tan respetuosamente minucioso y directo de forma
pública. Desgranó los principales problemas que afronta la sociedad
cubana y ofreció asistencia al pueblo y sus gobernantes, en presencia de
la máxima autoridad, en sitios muy emblemáticos, especialmente en la
Plaza de la Revolución José Martí, cuya tribuna presidió durante más de
cuatro decenios Fidel Castro y en los últimos seis años Raúl Castro, con
transmisión en vivo de los medios de difusión nacionales.
Superó los precedentes sentados por el papa Juan Pablo II, que en enero
de 1998 llamó al pueblo a no tener miedo, ser protagonistas de su propia
historia, y a que Cuba se abriera al mundo, así como por el ex
presidente Jimmy Carter; cuando el 14 de mayo de 2002, en el Aula Magna
de la Universidad de La Habana y frente al Comandante en Jefe, se
refirió al Proyecto Varela. Hay que tener presente que los mandatarios y
personalidades extranjeras cuando visitan La Habana aceptan
autocensurarse para evitar la ira y las represalias con secuencias
políticas dentro y fuera de sus países. Benedicto XVI no se reunió con
miembros de la oposición, pero dejó claros mensajes para los que están
privados de libertad, rogó "por quienes se sienten desfavorecidos, los
marginados"; y Federico Lombardi, su portavoz, manifestó a la prensa
acreditada que la temática había sido abordada con Raúl Castro y que el
Papa no se reunió siquiera con grupos específicamente católicos.
Desde antes de llegar a Cuba, el Sumo Pontífice comenzó a desgranar sus
posiciones, cuando respondió pregunta de los periodistas que lo
acompañaban a bordo del avión al dirigirse a México, etapa previa de su
peregrinación: "Hoy es evidente que la ideología marxista en la forma en
que fue concebida ya no corresponde a la realidad. Nuevos modelos deben
ser encontrados con paciencia y de forma constructiva (…) nosotros
queremos ayudar".
Su misión evangelizadora para expandir la doctrina cristiana entre la
población y procurar mayores espacios para la Iglesia católica cubana,
estuvo muy estrechamente vinculada al desenvolvimiento de la sociedad y
la participación de todos los cubanos "dondequiera que se encuentren". A
su llegada al aeropuerto de Santiago de Cuba manifestó: "La devoción a
la 'Virgen Mambisa' ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y
promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus derechos
fundamentales…". Expresó que deseaba "ir a El Cobre a postrarse a los
pies de la Madre de Dios, para agradecerle sus desvelos por todos los
hijos cubanos y pedirle su intercesión para que guíe los destinos de
esta amada nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y
la reconciliación". Concluyó la homilía de la misa en la Plaza Antonio
Maceo llamando a que "con las armas de la paz, el perdón y la
comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, más
digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios". Al despedirse en
el aeropuerto santiaguero afirmó: "…he confiado a la Madre de Dios el
futuro de su Patria, avanzando por caminos de renovación y esperanza,
para el mayor bien de todos los cubanos", y animó a trabajar por la
justicia.
Su discurso en la misa oficiada en la Plaza de La Habana se concentró en
que "la verdad os hará libres". Al respeto señaló: "La verdad es un
anhelo del ser humano y buscarla siempre supone un ejercicio de
auténtica libertad. Muchos, sin embargo, prefieren los atajos e intentan
eludir esta tarea… Personas que se lavan las manos como el gobernador
romano (Poncio Pilatos) y dejan correr el agua de la historia sin
comprometerse. Por otra parte, hay otros que interpretan mal esta
búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y el fanatismo,
encerrándose en 'su verdad' e intentando imponerla a los demás… Todo ser
humano ha de indagar la verdad y optar por ella cuando la encuentra, aun
a riesgo de afrontar sacrificios". Al destacar la obra del sacerdote
Félix Varela, significó que "nos presenta el camino para una verdadera
transformación social, formar hombres virtuosos para forjar una nación
digna y libre, ya que esta transformación dependerá de la vida
espiritual del hombre, pues 'no hay patria sin virtud' (Cartas a
Elpidio). Cuba y el mundo necesitan cambios, pero estos se darán solo si
cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se deciden a
tomar el camino del amor, sembrando la reconciliación y la fraternidad".
Las referencias del Papa motivaron que inusualmente el vicepresidente
Marino Morillo (concentrado en la economía) convocara una conferencia de
prensa para afirmar que en Cuba no habrá cambios políticos.
Sin embargo, las palabras más específicas y contundentes Benedicto XVI
las concentró en el discurso de despedida en el aeropuerto habanero, con
expresiones como "descubran el genuino sentido de los afanes y anhelos
que anidan en el corazón humano y alcancen la fuerza necesaria para
construir una sociedad solidaria, en la que nadie se sienta excluido… No
se cansen de ofrecer responsablemente su aportación al bien y al
progreso integral de la patria… Que nadie se vea impedido de sumarse a
esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades
fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos
materiales… Continuaré rezando para que Cuba sea la casa de todos y para
todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad en un clima
de serena fraternidad. El respeto y cultivo de la libertad que late en
el corazón de todo hombre es imprescindible para responder adecuadamente
a las exigencias fundamentales de su dignidad, y construir así una
sociedad en la que cada uno se sienta protagonista indispensable del
futuro de su vida, su familia y su patria. La hora presente reclama de
forma apremiante que en la convivencia humana, nacional e internacional,
se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales…
Las eventuales discrepancias y dificultades se han de solucionar
buscando incansablemente lo que une a todos, con diálogo paciente y
sincero, comprensión recíproca y una leal voluntad de escucha que acepte
metas portadoras de nuevas esperanzas".
Una evidencia de tiempos distintos en Cuba fue el encuentro con Fidel
Castro, acostumbrado a convocar a los visitantes o mantenerlos
expectantes durante días en la incertidumbre de si los recibiría, y
agotar durante interminables horas de su soliloquio. El Papa le concedió
una audiencia de media hora, en la sede de la Nunciatura Apostólica. La
televisión cubana mostró imágenes con poco tiempo de diferencia, sin
detallar el desconocido sequito del Comandante, en que las agencias
internacionales de prensa identificaron a Dalia Soto del Valle, esposa
del líder histórico (satisfecha la señora, antes siempre dejada en casa)
y tres de sus 5 hijos, entre ellos el Dr. Antonio Castro Soto del Valle,
dirigente del deporte.
Hugo Chávez quedó en ridículo, con la "casual" programación de su
radioterapia en La Habana durante los días de la visita papal.
Obviamente su enfrentamiento y ofensas a la Iglesia católica venezolana
no favorecían un encuentro fuera del protocolo. Sin embargo, utilizó la
ocasión para promover el apoyo de su pueblo, lastimosamente basado en la
compasión por su grave enfermedad y tratando de explotar el fervor
religioso.
Indudablemente, en las conversaciones privadas el Sumo Pontífice y Raúl
Castro deben haber abordado los temas más delicados del ámbito cubano e
internacional, cuyos resultados se podrían apreciar progresivamente, con
un calado mucho mayor que la declaración del Viernes Santo como día
feriado el 6 de abril.
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/presencia-del-papa-benedicto-xvi-en-cuba-275549
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