diciembre 31, 2011
Osmel Almaguer
HAVANA TIMES, 31 dic — Al cabo de algunos años de la gran revolución
energética cubana, las deudas adquiridas por el pueblo cubano con su
Estado, para poder acceder a los equipos electrodomésticos de bajo
consumo, comienzan a pesar.
Recuerdo que el proceso se desarrolló en medio de la habitual atmósfera
contingente. Miles de trabajadores sociales fueron movilizados. Los
medios de difusión abarrotados de propagandas que sublimizaban todo
aquello como un acto bondadoso de "la providencia socialista."
El cambio casi obligatorio de un refrigerador por otro, se hacía en
transacciones en las que nuestros equipos fueron valorados en cero pesos.
Así, por mi parte, me hice de un refrigerador que por suerte no se ha
roto hasta el momento, y del cual he pagado aproximadamente mil pesos,
pues hace como dos años quedé sin trabajo en el recorte que se hizo, y
desde ese entonces tampoco me ha motivado buscar uno de esos trabajos
con el estado que me gusta llamar "de 300 pesos."
Mi saldo pendiente a pagar asciende a casi cinco mil pesos, que
normalmente hubieran sido descontables en unos diez años de trabajo
asalariado.
Hace unos días recibí una citación en la que se me amenazaba con
quitarme mi casa si no me presentaba a pagar lo que debo en un término
de 72 horas.
Dice mi primo, que trabajó en la sucursal bancaria a la que pertenezco,
que eso lo hacen usualmente para atemorizar a los morosos. Por suerte
pronto recibiré algún dinero por concepto de colaboración que alcanza
para saldar mi deuda pendiente, pero, ¿y los que no pueden pagar?
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