diciembre 31, 2011
Janis Hernandez
HAVANA TIMES, 31 dic — En Cuba, se expande la tendencia a una dieta
vegetariana, incentivada por los medios de salud y de difusión pero no
ha sido del todo fácil motivar a la población en este sentido.
Por una parte, está la cultura alimenticia cubana históricamente
sustentada en el consumo de carnes, pescados y carbohidratos (la que
desde el periodo especial se ha sustentado solo en este último), y por
otra, la poca estabilidad de sus ofertas y los altos precios de las
verduras y hortalizas en el mercado estatal.
Debemos recordar que hace apenas unos diez años la furia vegetal se
desató y se abarrotaron las ciudades y poblados de restaurantes
vegetarianos, los que fueron imposibles mantener caracterizados con
recetas únicamente homeópatas o naturistas a partir de y con vegetales,
granos y frutas.
Y que en sus cartas comenzaros a ser sustituidos los verdes, por
raciones de pollo y cualquier otra cosa que nada tenía que ver con el
vegetarianismo.
Existen, sin embargo, algunos individuos que gozando de su posición
favorecida al ocupar grandes cargos de la dirigencia pueden darse el
lujo de llevar incluso una dietoterapia a base de vegetales (incluso
bien exóticos). Un incidente ocurrido años atrás y del cual fui testigo,
me hizo dar testimonio de ello.
Como parte de un ciclo de conferencias y debates a las que yo debía
asistir, la principal figura invitada era una personalidad, alta
funcionaria del gobierno por su cargo en un importante Ministerio.
La confirmación de su visita creó todo un alboroto, no sólo por el
prestigio de la científica; sino porque mis colegas encargados de
atender su dieta, compuesta únicamente de vegetales, andaban de un lado
a otro buscando las más apetecibles legumbres. Mandáron a preguntar
cuáles prefería.
Pero quedaron boquiabiertos cuando recibieron por respuesta que:
cualquiera, siempre que fueran frescos, ¡ah menos el brócolis, porque le
daba acides!
Está demás decir que el brócolis no se cultiva en Cuba, es oriundo de
Europa, donde se consume en todas sus variedades, aquí solo puede verse
como producto importado, que se expende en escasas ocasiones en mercados
especializados del área de venta en moneda convertible y lo que lo hace,
casi inalcanzable para muchos y absolutamente desconocido para la mayoría.
De hecho si preguntaras a esta razón la respuesta de una buena cifra,
será que no saben de lo que se trata. Al cubanito de a pie le está solo
reservado la lechuga, la espinaca, el berro y la col. Los brócolis,
espárragos, hongos comestibles y otros extravagantes vegetales solo
están al alcance de los de arriba, los que se pueden dar el gusto de
escoger en medio de la furia vegetal.
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