23 de febrero de 2011

Las dictaduras no se reforman, se acaban

Cambios, dictaduras

Las dictaduras no se reforman, se acaban

Hasta ahora ni Raúl Castro, ni Fidel Castro, han expresado que están
dispuestos a dar por terminada la dictadura que existe en la Isla

Félix Luis Viera, México DF | 23/02/2011

"¡Reformas de qué!", exclamó Fidel Castro en uno de sus discursos en los
inicios de la década de 1990. Sin embargo, en 1993, la dictadura aplicó
algunas novedades que, entonces, podrían resultarles esperanzadoras a
los que aún, de buena fe, creían en el proyecto comunista en la Isla.
Con la excepción de la legalización de la tenencia de dólares, estas
innovaciones desaparecieron poco después. Tanto entonces como hoy, las
variantes que ha aplicado el régimen —a las cuales, ya lo sabemos, se ha
visto obligado— no han llevado otro propósito que su supervivencia; de
ningún modo han sido el resultado de una encomiable pretensión de
mejorar el nivel de vida de la población, ni de proporcionarle a ésta
libertades básicas.

Así las cosas, los cambios, reformas, mejoras, o como quiera llamársele
a eso que hoy se fragua en la Isla, solo tienen el mismo propósito:
preservar el régimen dictatorial. Estos "cambios" que anuncia el
dictador heredero Raúl Castro, son tan infantiles que sólo pueden ser
superados en este aspecto por el infantilismo de quienes creen ellos.

Así de simple: si una dictadura realmente se transforma, deja de serlo.
Desaparece. Y hasta ahora ni Raúl Castro, ni Fidel Castro —quien aún
lleva al menos parte de la batuta entre bambalinas— han expresado que
están dispuestos a dar por terminada la dictadura. Por otra parte,
hablar de "democratizar el socialismo" (léase tiranía comunista) es como
decir que el canario habrá de mugir.

A estas alturas, ciertos pensadores cubanos residentes en la Isla y en
el extranjero hacen públicas opiniones repletas de medias tintas, de
titubeos, de paños tibios. O sea, muestran alguna fe o respaldan de
alguna manera los "cambios", las "reformas" que viene anunciando la
dictadura bicastrista. Esto será por candor, por miedo o, en el peor de
los casos, por cinismo o conveniencia (valga la redundancia). No
encuentro otras razones. Nada descubro al afirmar que al radicalismo de
ideas hay que oponerse con la mima arma. Quien de otra manera trate de
negociar con la tiranía existente en Cuba, de pronto se dará cuenta de
que está solicitando limosnas. "Los principios no se negocian", ha
repetido infinidad de veces Fidel Castro; con esta misma frase hay que
enfrentarlo.

Otros destacados cubanos, de esos que llamamos hombres de ideas, tratan
de atenuar la debacle que ha traído el castrismo para el pueblo
exponiendo los "logros de la revolución". Pero no. Ningún "logro" podrá
equipararse con una tragedia de las magnitudes que hoy, y desde hace
décadas, sufre el cubano. Sirvan de emblema los casi dos y medio
millones que han abandonado su tierra en busca de pan y libertad.

Hablemos claro. Las dictaduras no se reforman. Se caen; a veces por la
propia decisión de sus gestores. O las tumban, de la manera que sea
posible. No hay de otra.

Félix Luis Viera es poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara,
Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado, entre otros libros, las
novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC
1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás
comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo
herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003) y la noveleta
Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997.
Reediciones 2003 y 2005).

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/las-dictaduras-no-se-reforman-se-acaban-256663

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