Monday, February 28, 2011 | Por Miguel Iturria Savón
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -"¿Qué pasa con Cuba, cuándo
se sublevarán?", me pregunta una amiga de España que sigue con pasión
los sucesos que sacuden a los regímenes antidemocráticos del norte de
África. Le respondo que en nuestra isla pueden ocurrir estallidos, pero
que el gobierno conserva la gobernabilidad pues aún la oposición es
débil y la mayoría de la población dormita bajo el miedo, el
adoctrinamiento y la indiferencia.
Según la amiga, millares de personas en el mundo "esperan el despertar
de los cubanos". Le advierto cuan riesgoso es vaticinar sublevaciones
desde contextos diferentes, más insiste en posibles comparaciones y me
pide "el cotejo de tiranos". Me limito a "cotejar" al autócrata libanés
con su homólogo caribeño.
Es cierto, en menos de dos meses las revueltas pasaron de Túnez a Yemén,
a Egipto y el Líbano. Algunos déspotas cogieron el avión. Está por ver
qué hará el coronel libanés Muamar Gadafi, en el poder desde 1969, quien
culpó a las cadenas de televisión extranjeras que "trabajan para el
diablo", como si él fuera Dios. "Yo no me voy en esta situación. Moriré
como un mártir".
Como el caudillo libanés no quiere seguir los pasos de Ben Alí y
Mubarak, ordenó disuadir a los manifestantes con helicópteros y
cazabombarderos, mientras contrataba a mercenarios y denigraba a "los
perros que reparten droga, dinero y distorsionan la realidad".
"No soy presidente, soy líder de la revolución" advertía el Gadafi, como
si tal liderazgo lo convirtiera en monarca vitalicio y lo inmunizara
contra los cambios exigidos por las multitudes que reclaman derechos y
libertades en la antigua Fenicia.
El coronel Gadafi, como el comandante Castro en Cuba, justifica su
permanencia en el poder culpando al imperialismo de todos los problemas
de su país. Ambos se aliaron a la antigua Unión Soviética y
sobrevivieron a su debacle. Llegan al extremo de designar a sus
herederos: Fidel Castro nombró a su hermano Raúl a mediados del 2006; en
tanto Gadafi escogió a su hijo Saif el Islam, quien ahora trata de
calmar a los opositores.
Gadafi es tan excéntrico como su homólogo tropical, pero es pragmático y
posee petróleo. El primero llegó al trono en 1959, fusiló a millares de
personas, desestructuró la economía y la sociedad cubana, armó
guerrillas en Latinoamérica e intervino en los conflictos militares de
África. El segundo quiso convertirse en el látigo de Europa y los
Estados Unidos, apertrechó a los movimientos guerrilleros que izaron el
Corán contra Occidente y promovió el terrorismo antes que Bin Laden.
El déspota libanés dinamitó discotecas en Berlín y derribó aviones en
pleno vuelo. El sátrapa cubano cometió desmanes similares, apuesta por
los regímenes totalitarios y promueve el éxodo masivo de la población.
Ambos penalizan la discrepancia política y violan los derechos humanos
de sus pueblos.
El levantamiento popular en Libia pretende sacudir al estado medieval
restituido por Gadafi en 1969. Los opositores quieren fundar un estado
moderno y democrático que promueva las libertades y derechos ciudadanos.
Hasta ahora, Gadafi prefiere "quemar la tierra antes que ceder". El
forcejeo a muerte se libra en varias ciudades del país.
En Cuba, los Castro conservan la gobernabilidad, más el polvorín puede
estallar en cualquier momento pues aumenta el desempleo, ascienden los
precios de los productos básicos, son reprimidas las expresiones de
libertad y se generaliza la desesperanza nacional. La mayoría dormita en
la sobrevida y la indolencia, pero en esta isla el carrusel de la
historia siempre fue empujado por una minoría audaz e ilustrada; esa
minoría existe. Ojalá aproveche el momento.
http://www.cubanet.org/articulos/%e2%80%9ccotejo-de-tiranos%e2%80%9d/
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