La lección a partir de Zapata Tamayo
DDC
Madrid 23-02-2011 - 4:46 am.
Hace un año las autoridades decidieron la muerte en huelga de hambre del
prisionero Orlando Zapata Tamayo. Raúl Castro restó importancia al hecho
ante un grupo de periodistas extranjeros. Procuró hacer creer que su
mando se encontraba más allá de cualquier presión y que podía desoír las
voces que le exigían cambios.
Contra la memoria de Zapata Tamayo fue empleada la maquinaria de
descrédito que el régimen reserva a los opositores. Ejercieron violencia
contra su madre y su familia. Resultó reprimida toda manifestación de
duelo y homenaje ante su tumba. La policía mantuvo un cerco intermitente
sobre Banes.
Sin embargo, el año transcurrido desde entonces ha venido a demostrar
cuán equivocadas estaban las pretensiones de inmovilidad del gobierno.
Ha venido a demostrar cómo la acción concertada de una incipiente
sociedad civil puede obligar a las autoridades a adoptar cambios. Unos
cambios todavía insuficientes, sumamente sinuosos, pero reveladores de
cómo ha de empujarse hasta la negociación.
La muerte de Orlando Zapata Tamayo y las posteriores acciones
emprendidas por disidentes y opositores significaron una pérdida
considerable para la imagen de la administración castrista. Hoy la
prensa internacional refleja la violencia constitutiva de esa
administración. Congresos, partidos y sindicatos de diversos países,
silenciosos hasta hace poco respecto a la situación en Cuba, han
expresado su preocupación y condena. Y, tal como evidencian las críticas
hechas al gobierno cubano en el Comité para la eliminación de la
discriminación racial de la ONU, no ha pasado inadvertido el hecho de
que muchas víctimas de la represión pertenecen a la población negra.
La presidencia de Raúl Castro, que cumplirá mañana tres años de
establecida, persiste en su política de violación de los derechos
humanos. Los prisioneros excarcelados vuelven a sus casas para
encontrarse con actos de repudio. Las excarcelaciones se traducen en
destierros y licencias extrapenales. La apuesta gubernamental por los
cambios resulta, si no una farsa, demasiado ineficaz para una sociedad
tan urgida de transformaciones.
En estas circunstancias, se hace imprescindible presionar
concertadamente sobre las autoridades, ejercer modos solidarios de
acción. Es necesario entender que la lucha por el cambio no solamente
aboga por el fin de un régimen dictatorial, sino también por el
establecimiento, desde ya, de principios válidos para una sociedad futura.
Esta puede ser la lección a partir de la muerte de Orlando Zapata
Tamayo. No hay mejor homenaje a su memoria que el ponerla en práctica.
http://www.diariodecuba.com/cuba/3277-la-leccion-partir-de-zapata-tamayo
No hay comentarios:
Publicar un comentario