Jueves, Diciembre 16, 2010 | Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) – Mucho se ha divulgado
recientemente en internet y la prensa nacional y extranjera las "43
grandes mentiras de la historia". Algunas de ellas aclaran que eran sólo
dos las carabelas de Cristóbal Colón, que la Revolución de Octubre fue
en realidad un golpe de Estado perpetrado en noviembre, y que el
verdadero nombre de Robin Hood era Robert, quien en vez de robar a los
ricos a favor de los pobres, se sublevó contra el Rey para no pagar
impuestos.
No obstante, entre esas 43 grandes mentiras no aparece una que se ha
repetido durante más de medio siglo en Cuba: los 20 mil muertos que
ocasionaron los siete años de dictadura batistiana, repetida nuevamente
por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en la
reunión del Consejo de Derechos Humanos, celebrada en Ginebra el 3 de
marzo de este año. Paradójicamente, el canciller pronunció recientemente
un discurso en la XX Cumbre Iberoamericana, bajo el título Hay que
educar en la verdad. De casta le viene al galgo, Bruno es hijo del
legendario comunista Carlos Rafael Rodríguez.
Pese a que el autor de esa mentira aún está por definirse, sí se sabe
que está entre Miguel Ángel Quevedo, director y propietario de la
legendaria revista Bohemia, y el periodista Enrique de la Osa, jefe de
la sección En Cuba de dicha publicación.
Este órgano de prensa fue el principal vocero de la lucha insurreccional
contra Fulgencio Batista. Divulgó todo lo que escribió Fidel Castro en
la clandestinidad. Las actividades terroristas de su Movimiento 26 de
Julio y de otras organizaciones se redactaban con un estilo tan
sensacionalista, que son muchos los que recuerdan que fueron más las
bombas que explotaron contra Batista en las páginas de Bohemia, que en
las calles.
Fidel Castro calificó a Bohemia como "nuestro más firme baluarte".
El 11 de enero de 1959, tras la fuga del dictador, Bohemia publicó una
edición especial de un millón de ejemplares, donde volvió a repetir la
cifra de las 20 mil víctimas, como siguió sucediendo en la prensa
controlada ya por Fidel Castro.
Exiliado en Venezuela, Miguel Ángel Quevedo se suicida el 12 de enero de
1969, después de enviar una carta de gran valor histórico, considerada
como su testamento político, al periodista Ernesto Montaner. En ella le
confiesa que se siente incapaz de soportar por más tiempo que lo vean
como "el único culpable de la desgracia de Cuba"; acusa al "dipsómano y
diabólico" Enrique de la Osa de inventar los 20 mil muertos y pide
perdón a todos por el mal que hizo.
Fidel Castro nombró a Enrique de la Osa director de Bohemia, cargo que
ocupó durante 20 años. Quien escribe esta crónica fue reportera de esa
Revista entre 1966 y 1971. Recuerdo la personalidad ambivalente de
Enrique, su falta de sinceridad para con el colectivo, su deseo de estar
a solas en su despacho, o acompañado de algún íntimo, para beber el buen
coñac que alguien le enviaba, cuando ya no los había en Cuba. A pesar de
su vida colmada de privilegios, era un hombre que reflejaba una gran pena.
La mentira de las 20 mil víctimas nunca tuvo fundamento. En los años
cincuenta Cuba tenía algo menos de seis millones de habitantes. Menos de
3 mil personas integraron las guerrillas de la Sierra contra el
ejército de Batista, y una cantidad mucho menor pertenecía a las
guerrillas urbanas.
En más de medio siglo de castrismo jamás se han dado a conocer los
nombres de los famosos 20 mil muertos de la revista Bohemia.
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