10-07-2010.
Lilia Castañer Hernández
Dama de Apoyo a las Damas de Blanco
Misceláneas de Cuba, Revista de Asignaturas Cubanas, No. 2, Año VI,
MARZO - ABRIL DE 2010
(www.miscelaneasdecuba.net).- El triunfo de la Revolución cubana
coincidió en el tiempo con mi tránsito de la niñez a la adolescencia. En
ese claroscuro emocional, la euforia circundante por el abrupto cambio
de la realidad nacional incidió en mi ánimo, sin apenas darme cuenta.
Sentía que la obra revolucionaria contenía en sí misma el germen de la
definitiva libertad de Cuba.
La Campaña de Alfabetización contó con el entusiasmo desbordante de mi
recién estrenada pubertad. Sagua de Tánamo fue testigo de la sincera
entrega de mi energía vital. Distancia, privaciones y plagas pusieron a
prueba la firmeza de mi inmadura vocación revolucionaria.
El Instituto Politécnico de Química "Mártires de Girón" sería el
vehículo para canalizar mi esfuerzo a favor de la nueva sociedad en vías
de edificación.
De la mano del amor, llegó el matrimonio con un fruto entrañable, regalo
de Dios. A este hijo de mi corazón entregué mis desvelos, mi tiempo, mi
energía y mi candor. Omar nació once después del triunfo revolucionario,
por lo que, al menos en teoría, tenía creadas todas las condiciones para
una infancia feliz.
Ya en la etapa preuniversitaria comenzaron a aflorar inquietudes
libertarias en mi retoño. Manifestaciones de rechazo a la ortodoxia
oficialista originaron alarmas en el profesorado. Yo misma no comprendía
que su conducta estaba regida por el mismo germen de libertad por el que
un día creí en el proceso revolucionario.
La Crisis de los Balseros desató un desconcertante trajín en la vida de
mi hijo. Su determinación de escapar de una realidad que lo asfixiaba
era ya ostensible. Salir de Cuba se convirtió en su razón de vida.
Sordo a razones, logró su empeño. La tierra ibérica lo recibió con
indiferencia, confundido en un tropel de extranjeros aquejados de
primermundismo. Otro "logro" de la revolución castrista fue la inversión
del flujo migratorio entre Cuba y España.
Toda la responsabilidad por la salida de mi hijo recae en los
gobernantes cubanos. Por ende, también son responsables de su
desaparición física. Mi respuesta ante la culpabilidad de estos señores,
es enfrentar a su régimen de traiciones y odios en la trinchera más
avanzada: las Damas de Blanco.
Amenazas, chantajes, presiones y golpizas no han logrado, -ni lograrán
jamás- mi renuncia a la genuina libertad que circunda todo espacio
ocupado por las Damas de Blanco. Mora en mí el espíritu de mi hijo, y de
mi garganta brota su grito de Libertad, sueño por el que un día salió de
mi abrigo.
Grata a Dios es mi lucha por el derecho de todos los cubanos a ser
libres en la tierra que nos vio nacer. No órdenes de gobiernos ajenos,
ni pagas desde arcas foráneas; el amor a la patria yergue mi brazo, y
blande mi aguerrido gladiolo con el que siembro un futuro de amor a la
dignidad plena del hombre.
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Nota: El artículo anterior fue publicado en la sección Exclusiva del No.
2, Año VI, Marzo - Abril de 2010, de Misceláneas de Cuba, Revista de
Asignaturas Cubanas.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=28785
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