8 de julio de 2010

Examen de democracia

Publicado el miércoles, 07.07.10
Examen de democracia
By OSCAR PEÑA

Desde que Cuba nació como república las duras palabras y la
intransigencia se arraigaron en la política. Aunque en la vidriera
cubana existía un arcoiris político de opciones, la interacción entre
ellas no era de una verdadera cultura de diálogo y compromiso con las
estructuras democráticas existentes. Se percibía como enemigos a los que
pensaban distinto. No existía una sólida formación política en el cubano
cuando con asesinatos, sabotajes, secuestros, bombas y tiros
reaccionábamos ante lo que considerábamos mal hecho. La reacción de la
oposición siempre era tan nefasta como la del gobierno. No se puede
edificar y sostener seriamente un país donde sus héroes siempre sean los
de la pistola en la cintura, el bolsillo lleno de petardos, o los de voz
muy alta en la radio encendiendo candelas.

Nadie desconoce que la dinámica de Cuba antes de 1959 era de un país en
acelerado desarrollo económico y con uno de los más altos niveles de
vida en América Latina, y que aun habiendo tenido manchas en sus
gobiernos y alguna que otra zona de pobreza, tiempo muerto o desempleo,
Cuba no se merecía lo que le hicieron sus hijos después de 1959. Hasta
con aquellos apreciados carritos de fritas y tortillas en cada esquina
acabaron los barbudos. Soy de la firme convicción que hasta que los que
forman parte de toda esa gigante y tenebrosa maquinaria estatal y
partidista del régimen no acaben de entender y reconozcan que los
problemas de Cuba son de marca cubana y de su sistema, nunca se dará en
la diana del problema.

Mi opinión es que hemos sido un pueblo ligero, incluso que corremos el
peligro de repetir mañana en democracia los mismos errores. Entiendo que
no es políticamente correcto expresar esta opinión, pero considero más
incorrecto ocultarla. Lo manifiesto con mucho dolor y sin excluirme de
alguna responsabilidad si partimos de que todos los cubanos de una forma
u otra la tenemos. Si perjudicial para un país es el ciudadano violento,
el extremista, el ambicioso de poder totalitario, el demagogo, el
mentiroso y vendedor de falsas esperanzas, también lo son los que lo
siguen, ayudan y apoyan ciegamente. No sólo estoy enjuiciando a mis
anteriores generaciones. También enjuicio a la mía, los que surgimos
después de 1959 y a las que la siguen. ¿Cómo comprendernos? Ayer
estábamos en todas las listas del régimen y hoy estamos apuntados en
listas para irnos del país, o buscando una invitación, matrimonio o
lanchero para espantar la mula. Y además con una triste consigna: Cuba
no me interesa. ¿Entendemos por qué también hemos sido parte del problema?

Tengo más preguntas que respuestas: ¿las experiencias y los golpes nos
han enseñado o todavía hoy nuestros héroes y líderes siguen siendo los
que más gritan, aman la violencia, la intransigencia y los viejos
métodos de tú o yo? ¿Hacemos razonamientos por nuestra cuenta o seguimos
esperando por las orientaciones radiales? Pregunto a mis cubanos de allá
y de aquí: ¿reconocemos nuestras fallas? ¿Tenemos la buena voluntad e
inteligencia para admitirlas y superarlas? ¿Estamos dispuestos a cambiar
nuestra anatomía política y crecer como ciudadanos? ¿Estamos conscientes
de que tenemos la responsabilidad de estabilizar el país entre todos?

eamos si es así. Practiquemos dejando --como tarea para la casa-- este
simple examen de democracia entre cubanos: ¿entiende usted (cubano de
dentro y fuera de Cuba) que para que nuestro país sea mañana
verdaderamente libre, democrático, civilizado y moderno tienen que caber
y convivir en él todos los que hoy son dirigentes, militares, militantes
y funcionarios del largo régimen de los Castro, sus parientes y
familiares, así como los descendientes que regresan del gobierno de
Fulgencio Batista y anteriores?

Ojalá usted no sea de los desaprobados porque en la nueva Cuba el sol
debe salir para todos los cubanos y quien no lo entienda así sigue
siendo parte del problema.

http://www.elnuevoherald.com/2010/07/07/760832/oscar-pena-examen-de-democracia.html

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