Sábado , 02-01-10
LAS condiciones con las que el Gobierno español afronta el semestre de
Presidencia europea están lejos de ser ideales. En el interior, José
Luis Rodríguez Zapatero padece una debilidad política que ratifican
insistentemente las encuestas de opinión y es, con más de cuatro
millones de parados, la economía más afectada por la crisis entre los
países grandes. Hay que reconocer que la autoridad del presidente del
Gobierno en la mayoría de los campos que estarán sobre la mesa este
semestre no es su punto más fuerte, así que en cierto modo le favorece
el hecho de que con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa deberá
compartir el protagonismo con el presidente permanente, Herman Van
Rompuy, porque antes de resolver los problemas europeos hay que ocuparse
de los domésticos.
A pesar de que los usos comunitarios exigen que la Presidencia centre
sus esfuerzos en la búsqueda de un consenso general en lugar de
aprovechar para poner en la agenda los asuntos de su interés particular,
el Gobierno ha preparado un programa a la medida de su estilo político
hasta en las relaciones internacionales. El caso más palmario es su
insistencia en el intento de eliminar la posición común sobre Cuba que
exige al régimen de La Habana reformas democráticas, un caso en el que
el Partido Popular ha advertido acertadamente que no apoyará al Gobierno.
En otras condiciones, la gestión de Rodríguez Zapatero podría haber sido
la ocasión que los socialistas europeos necesitan para levantar su
moral, aprovechando además la confluencia con otras circunstancias de la
situación internacional, como la presencia de un presidente demócrata al
otro lado del Atlántico, aunque harían falta circunstancias
extraordinarias que no se vislumbran en estos momentos para que los
próximos seis meses le dieran al Gobierno el mismo relumbrón que los
fuegos artificiales y los efectos luminosos que han saludado el comienzo
del semestre español. Con tres ciudadanos secuestrados por Al Qaeda o la
amenaza de acciones terroristas por parte de ETA que ha anunciado el
ministro del Interior, la realidad es bastante más compleja que las
invocaciones europeístas del presidente del Gobierno.
Una débil presidencia - Opinion_Editoriales - Opinion - ABC.es (2
January 2010)
http://www.abc.es/20100102/opinion-editorial/debil-presidencia-20100102.html
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