La visita de Moratinos permite a Castro seguir sorteando el diálogo
sobre cuestiones decisivas
22/10/2009
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha declarado
que todos los objetivos de su nueva visita a Cuba han sido cumplidos.
Faltaría por saber, sin embargo, cuáles eran esos objetivos. Porque lo
que el ministro asegura haber obtenido podría no justificar, por sí
solo, el viaje a la isla de un miembro del Gobierno español.
Da la impresión de que la apertura de una interlocución al máximo nivel
con el régimen castrista no habría servido para ampliar el margen de
maniobra diplomático, sino para estrecharlo: si en su anterior visita,
el ministro y su delegación estuvieron en condiciones de mantener un
contacto con la disidencia, en esta ocasión se han visto obligados a
renunciar a cualquier gesto. Y por lo que respecta a las relaciones
bilaterales, la delegación española se habría conformado con jugar en el
terreno que la parte cubana mejor maneja, anegando la agenda de
problemas muchas veces creados de manera artificial para evitar el
diálogo sobre las cuestiones decisivas.
La liberación del disidente Nelson Alberto Aguiar Ramírez, además de un
empresario español, con que Raúl Castro quiso gratificar la visita del
ministro español es una gran noticia desde el punto de vista
humanitario. Desde el punto de vista político, sin embargo, podría no
ser otra cosa que la repetición del implícito chantaje al que el
castrismo pretende someter a sus interlocutores internacionales. Si
éstos ponen el acento en las exigencias de democratización, deben
abandonar cualquier esperanza de obtener medidas de gracia para los
presos políticos, y viceversa. Por eso es discutible la afirmación del
ministro Moratinos en el sentido de que la liberación de Aguiar Ramírez
sea la prueba de que su estrategia está dando resultados. Lo que tal vez
demuestre es que, con visitas como ésta, el régimen cubano está en
mejores condiciones de volver por donde solía.
Moratinos anunció su voluntad de trabajar para que la Unión Europea
abandone su actual política hacia Cuba. Se trata, sin duda, de una
política equivocada. Pero el problema consiste en sustituirla sin que el
régimen cubano pueda obtener beneficios del cambio y sin que, por otra
parte, los socios europeos se sientan instrumentalizados por los
intereses de España. Esta visita no sólo no ha contribuido a alcanzar
estos dos objetivos, sino que podría haberlos complicado un poco más.
Dudas sobre Cuba · ELPAÍS.com (22 October 2009)
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Dudas/Cuba/elpepuopi/20091022elpepiopi_2/Tes
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