Los súbditos agotados
Por Pablo Alfonso
El general Raúl Castro es una sombra. El mismo lo dijo, en un rejuego de
palabras durante el discurso que pronunció el pasado domingo en Holguín
para conmemorar la fecha del 26 de julio. Utilizó la metáfora cuando
advirtió esa mañana que el sol que brillaba a sus espaldas, impedía que
los cubanos reunidos a sus pies en la plaza, pudieran ver su figura.
"Verán, si acaso, una sombra: ese soy yo", afirmó medio en serio medio
en broma.
¿Ironía o un chiste a destiempo? Sea lo que fuere, la afirmación
coincide con lo que se percibe dentro y fuera de Cuba: El general
presidente es la sombra de su hermano Fidel, el sol que lo alumbra a sus
espaldas. Un sol en extinción por cierto.
A causa del caluroso sol mañanero, de su figura ensombrecida y de la
ausencia de buenas noticias, su discurso fue muy breve. Anunció mayores
carencias económicas y exhortó a trabajar la tierra, que está ahí, desde
siempre, esperando por el esfuerzo y el sudor de los cubanos. Si hay que
mejorar la alimentación y la calidad de la vida habrá que sacar fuerzas
de donde ya casi no quedan.
No hay ningún plan de fondo. Cero aperturas económicas integrales. Raúl
Castro sólo busca reformar el socialismo a ver si funciona. Una fórmula
fallida demostrada por la experiencia de los ex países comunistas de
Europa del Este y la extinta Unión Soviética.
La gravedad de la crisis económica interna es notoria. Así lo reconoció
ante la Asamblea Nacional Adel Izquierdo, viceministro primero de
Economía y Planificación, según Granma:. "El funcionario sustentó con
inobjetables cifras y hechos, la grave situación económico-financiera
que atraviesa el país, a causa de los efectos de la crisis mundial sobre
nuestra economía, en particular la reducción significativa de los
ingresos provenientes de las exportaciones y las restricciones
adicionales para acceder a fuentes de financiamiento externo."
No es un descubrimiento. Lo sabe, como dice el refranero popular, "todo
el mundo y su tía". Si no se produce no se exporta. Si no se vende no
hay dinero. Si no hay dinero no se puede comprar. Así de sencillo.
Sucede con los países lo mismo que con las personas.
¿Qué hace falta para producir más y mejor? Cambiar las reglas del juego.
Dejar a un lado ese modelo obsoleto de socialismo totalitario, estatista
y controlador. Claro, eso supone libertad económica y en la situación de
Cuba puede conducir a la búsqueda de libertades políticas.
Y con eso no juega la gerontocracia del poder castrista. La cúpula
gobernante, envejecida y agotada, prefiere mantener las cosas como
están. Saben que los súbditos están agotados, pero a fin de cuentas,
reconocen que ellos también lo están. Tan agotados como el modelo
castrista, como lo que fue un día la Revolución Cubana.
¿Por qué no permiten libertades económicas a los súbditos para que hagan
fructificar la tierra, aumenten la producción en general y se recomponga
de una vez por todas la sociedad cubana? Porque eso puede convertir a
sus súbditos en ciudadanos. Es sencillo. La gerontocracia no quiere
perder el poder. A sus años, los del equipo dirigente, prefieren la
estabilidad de la miseria que la fructífera dinámica de las libertades.
Para ellos, el poder tiene ahora otra dimensión. Ya no se trata del goce
de libar sus mieles. Llevan medio siglo haciéndolo. Es un problema de
sobrevivir los días de vida que les quedan. Todos han rebasado ya su
expectativa de vida promedio. Han asegurado el futuro material de sus
hijos y familiares cercanos. Mantener el poder es su garantía para no
morir en tierras ajenas o acabar tras las rejas.
Los tiempos que corren no perdonan a los victimarios en fuga. Hoy se les
tolera y reconoce en los foros internacionales y en los salones de
gobiernos extranjeros, porque están en el poder. Mañana sería distinto
si son incapaces de imponerse a sus súbditos.
Raúl Castro, Machado Ventura, Ramiro Valdés, y otra veintena de
geriátricos jerarcas más, tienen demasiado que responder ante un
tribunal cualquiera. ¿Para qué exponerse a esa posibilidad,
introduciendo piruetas reformistas en el régimen, que puedan provocar su
salida del poder?
¡Ojalá me equivoque en este análisis un tanto cínico pero realista! pero
no dudo que todos ellos han sacado sus cuentas biológicas. Confían en
que podrán controlar la rebelión de los ciudadanos, mientras mantengan a
los súbditos cansados, agobiados y con la dosis adecuada de represión.
En esos menesteres les sorprenderá la muerte, sin tener que enfrentar
mayores angustias.
Esa gerontocracia dirigente ya hizo la Revolución. La ganó, la disfrutó,
la inscribió en la historia como referente, para bien y para mal.
También están agotados. No les importa ya mirar con desconsuelo que los
resultados de medio siglo de esfuerzos fueron inútiles para mejorar la
calidad de vida de los cubanos.
Ellos vivieron su tiempo. Su meta final es morir en el sistema que
crearon. La reforma del régimen es cuestión de otros. Hoy por hoy todo
indica que la alternativa es un imponderable, pero la gerontocracia
gobernante confía en que es sólo eso: un imponderable.
Diario Las Americas - Los súbditos agotados (1 August 2009)
http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=82434
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