2009-08-27.
Pablo Silva Cabrera, Presidente del Partido Solidaridad Democrática
(www.miscelaneasdecuba.net).- El debate originado por el futuro
concierto de Juanes en La Habana, parece ser uno de los más candentes en
este caluroso verano. Unos, tanto en el exilio como dentro de la
oposición interna, consideran que Juanes tiene todo el derecho de cantar
a donde se le venga en gana y los cubanos en la isla a disfrutar de un
artista de la talla del colombiano; otros opinan que Juanes no debía
compartir escenarios con figuras como Silvio Rodríguez y Amaury Pérez,
conocidas por su complicidad con la dictadura cubana.
Incluso en días recientes un pequeño grupo de furibundos exiliados
rompían a martillazos discos y quemaban camisetas con la imagen del
interprete de¨Sólo le Pido a Dios¨todo esto ante las cámaras.
Como nadie puede calificar a Juanes de socialista o seguidor de Chávez y
Fidel; la mayor preocupación de los que se oponen al concierto es que
éste ya una vez en la Plaza Cívica – rebautizada como de La Revolución –
pueda ser manipulado por los castristas.
La preocupación es válida, porque si de algo estoy convencido es de la
capacidad de los castristas para la manipulación; la mejor prueba de
esto es que desde que se anunció el presunto concierto, entre los
exiliados no se habla de otra cosa. Asuntos como el grave estado de
salud del prisionero de conciencia Ariel Sigler Amaya o las dificultades
que en estos momentos están atravesando los también prisioneros de
conciencia, Alfredo Domínguez Batistas y José Daniel Ferrer García; han
pasado a un segundo plano.
Cada cierto tiempo el régimen de los Castros organiza presentaciones de
artistas residentes en la isla en el sur de la Florida; si tenemos en
cuenta que a los castristas no les interesa la cultura y mucho menos el
acercamiento entre los cubanos de ambas orillas, estas embajadas
¨culturales¨ solo pueden tener como objetivo provocar al sector más duro
de los exiliados para que acaparen la atención de los medios con sus
actitudes agresivas e intolerantes.
Conocemos que los furibundos son un sector minoritario dentro del
exilio, pero son escandalosos, por lo que resultan más atractivos para
una prensa y un público más gustoso de los espectáculos fuertes que de
las declaraciones sosegadas.
Durante años estos desaguisados han sido utilizados para hacerle creer a
medio mundo, que los opositores a la dictadura castrista son personas
incapaces de respetar las más elementales normas de convivencia, por lo
tanto están descalificados para edificar una sociedad democrática en Cuba.
Es lamentables que personas bienintencionadas, como pueden ser estos
exiliados, no se acaben de percatar del poco favor que le están haciendo
a la causa cubana con su irracional actitud. Sería bueno que
reflexionaran que cuando Cuba sea libre; no podremos ni perseguir, ni
encarcelar, ni enviar al exilio a los artistas castristas y mucho menos
dinamitar la Plaza Cívica, porque esa Plaza es de José Martí no de Fidel
Castro.
La Cuba que todos soñamos no es la del odio y la intolerancia con el
diferente, esa es la que padecemos desde hace cincuenta años, la Cuba
que vamos a construir entre todos los cubanos, tendrá que ser la de la
concordia.
JUANES Y LA MANIPULACIÓN CASTRISTA - Misceláneas de Cuba (27 August 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22500
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