28 de febrero de 2015

Compromiso insuficiente

Compromiso insuficiente
[26-02-2015 22:22:12]
Alberto Medina Méndez

(www.miscelaneasdecuba.net).- El pensamiento mágico parece gobernar a la
sociedad. Son muchos los ciudadanos que creen que ser parte de una
movilización cívica, plantear reclamos aislados o manifestar
públicamente su bronca, puede modificar la realidad. Como en la vida
misma, nada importante se obtiene sin esfuerzo. Al menos no con
reacciones espasmódicas o enojos fugaces.
La transformación estructural, esa que realmente debe venir para
quedarse, requiere de una verdadera disciplina y una perseverancia a
prueba de todo, poco habitual en sociedades como estas. Existe cierto
correlato entre las fantasías en las que muchos individuos creen y su
accionar cotidiano. La mayoría de los ciudadanos están convencidos de
que con un poco de honestidad por parte de los funcionarios y algo de
sentido común, el país puede crecer vigorosamente y convertirse en un
ejemplo para el mundo.

Esa leyenda no se condice con la realidad. Las naciones que han
progresado, las sociedades que gozan hoy de un bienestar superior y
condiciones de vida dignas de ser imitadas, han hecho un enorme esfuerzo.

No se consiguen esos éxitos con alquimia o simples giros irrelevantes.
Para alcanzar metas ambiciosas se debe trabajar intensamente durante
varias generaciones, y es posible que solo la última de ellas pueda
finalmente disfrutar, al menos de una parte, del resultado del
sacrificio de tantos otros.

No es tan difícil comprenderlo. Pero ese relato no seduce a casi nadie.
La sociedad contemporánea pretende que en poco tiempo todo sea estupendo
y piensa que aprovechará pronto los beneficios de esas políticas adecuadas.

Lo cierto es que con la impronta actual, el cambio siquiera se ha
iniciado. Lo que viene después solo promete ser una versión atenuada de
la vigente nómina de políticas equivocadas, que encontrarán cierta
sensatez respecto del presente, pero que están bastante lejos de ser las
necesarias.

La clave tal vez radique en lo que la gente piensa. Si se sueña con
prosperidad sin sacrificio, pues no se debe esperar otra cosa de los
políticos, que promesas vacías, que ofrezcan al electorado "espejitos de
colores".

Si realmente la gente aspira a modificar la realidad, habrá que asumir
que resulta vital iniciar una etapa de mucho esfuerzo y que para eso
habrá que trabajar duro, pero sobre todo, durante un prolongado tiempo,
sin que los resultados se puedan visualizar con tanta claridad en el
cortísimo plazo.

Solo con ese horizonte se puede emprender el camino, al menos si se
pretende llegar a buen puerto. Todos los intentos de ir por el atajo de
las soluciones fáciles han fracasado una tras otra y solo consiguieron
reiterar frustraciones que quitaron fuerza, entusiasmo y hasta esperanza.

Para poder llevar adelante un esquema distinto, se necesita mucho más
compromiso que el de hoy. Bastante más de lo que se ha visto hasta aquí.
Es importante movilizarse, es valioso tener la actitud de reclamar
frente a las injusticias y a la impunidad. Es muy saludable además
reclamar por la verdad y la transparencia. Pero es definitivamente
insuficiente.

El compromiso no puede traducirse en conductas aisladas. No al menos si
el objetivo genuino es lograr reformas profundas. Mucha gente dice que
no puede hacer más porque no tiene tiempo, porque sus obligaciones
laborales no lo permiten o sus familias requieren mayor atención. Dicen
entonces que no desean desviar energías hacia cuestiones como la política.

Esa posición individual es muy atendible, altamente razonable viniendo
de personas que saben que no deben delegar cuestiones centrales de sus
vidas en terceros. No menos cierto es que esa postura, de cierta
indiferencia, de apatía cívica, de abulia ciudadana, no conduce a nada
bueno.

Si ese argumento se valida, pues entonces habrá que resignarse. Creer
que la dirigencia política puede actuar por sí misma, con seriedad y
responsabilidad, bajo la orientación de conceptos abstractos y sin
control ciudadano, es no comprender la esencia de la actividad política.

No alcanza con lo que se hace hoy. Hace falta mucho más que esto. Es
tiempo de involucrarse con determinación. De lo contrario habrá que
esperar que lo que ahora incomoda se perpetúe en el tiempo y hasta se
profundice. Nada cambiará si cada ciudadano mañana hace lo mismo que
ayer. Se requiere de una tarea reflexiva, absolutamente individual, con
autocrítica. Sin ella será improbable que algo positivo ocurra. Albert
Einstein solía decir que "si buscas resultados distintos, no hagas
siempre lo mismo".

Existen muchas formas de participar. No solo hay un modo de hacer las
cosas. Se puede integrar partidos políticos. Es un camino totalmente
legítimo. Es posible que haya que meterse en el barro y la alternativa
sea ser parte activa de ese grupo dispuesto a desenredar la madeja.

Pero también se pueden buscar otras variantes, como por ejemplo sumarse
a organizaciones de la sociedad civil, siendo protagonista en
instituciones que gravitan en el proceso de decisiones de la comunidad.
Hasta es apropiado pensar en crear nuevas para completar el tablero. Se
puede aportar trabajo, pero también tiempo y hasta dinero para que esas
loables causas en las que cada uno cree, puedan avanzar sostenidamente.

La gama de posibilidades es casi infinita. Lo que es irrefutable es que
si todo pasa por adherirse a una marcha cada tres meses, despotricar
utilizando las redes sociales y enojarse en la mesa familiar, pues es
bueno saber que ese camino no conduce a ninguna parte. Por triste que
sea, por cruel que parezca, los hechos recientes solo confirman que todo
seguirá girando en círculos y que el compromiso por ahora es insuficiente.

Source: Compromiso insuficiente - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/54ef8e843a682e0140eb134d#.VPA0ZPnF9HE

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