A sala llena
[27-12-2013]
Aimée Cabrer
(www.miscelaneasdecuba.net).- El cubano de a pie se ha tenido que 
malacostumbrar a que lo manipulen con mucha frecuencia pero trata de 
desquitarse como es, con su predilección por el cine; por eso cada vez 
que comienza el último mes del año la Calle 23 parece un mar de gente 
que entra y sale de las pocas salas que quedan abiertas y hace fila bajo 
sol o lluvia cuando siente interés por un filme.
Desde el 6 de noviembre se pudieron comprar los boletos con varias 
entradas, conocidos como "Pasaportes" en la Casa del Festival, sita en 
Calle 19 y 2 en el Vedado o en los cines abiertos al público, por un 
valor de 20 pesos (MN), junto al Diario del Festival, suplemento de 
$2.00 que compila todos los filmes que son exhibidos con sus sinopsis y 
otras informaciones de interés, por esa razón hay quiénes lo nombran "la 
cartelera de las sinopsis".
El 35 festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano tuvo lugar 
en varias ciudades cubanas, con más incidencia en la capital, desde el 5 
hasta el 15 de diciembre. A sabiendas de que no se prepararon los cines 
ni la programación tuvo un balance lógico, como para que la mayoría 
pudiera ver lo mejor, se extendió por tres días-del lunes 16 al 
miércoles 18- las proyecciones de las obras ganadoras y alguna que otra, 
cuyos títulos iban de boca en boca, ya fuera alabándolas o sugiriéndolas 
para quienes no las habían podido ver.
El 2013 trajo a la televisión las series de Corea del Sur que han tenido 
muy buena acogida, de ahí que el cine 23 y 12 que mantuvo en cartelera 
los filmes de esta nación asiática en la tanda de las 5 de la tarde 
estuviese lleno siempre en ese horario y, se pasara parte de dicha 
muestra en otros cines como el Riviera.
Así quedaron también, en la memoria de los más afortunados los bloques 
de películas argentinas y españolas, sin dejar a un lado otras 
latinoamericanas de gran calidad como las venezolanas, algunas 
brasileñas y otras chilenas. Las muestras de cine norteamericano, danés, 
italiano, francés, canadiense, entre las de otras nacionalidades fueron 
también muy atractivas, solo que el tiempo era muy poco y los adictos al 
Festival priorizaron las de la región.
Si para unos cuantos esta 35 edición fue "el Festival de los clavos" 
porque se le dice "clavo" al filme denso o no atractivo; los cines 
permanecieron llenos desde la primera función a las 10 de la mañana 
hasta la última a las 10 de la noche, el Instituto Cubano de Arte e 
Industria Cinematográfico (ICAIC) y el Ministerio de Cultura tuvieron 
buenas ganancias, lo que parece ser que no son los encargados de 
mantener en buen estado los cines y poco les interesa si dejan de serlos 
o, si su mantenimiento comienza poco antes del Festival, como sucedió 
con el Payret-el de más capacidad- que tiene peligro de derrumbe, el 
cual está cerrado.
Los baños en su mayoría permanecían sucios. Las encargadas de cuidarlos 
esperaban que cada usuario diera un peso por usarlo en esas condiciones. 
El baño de las mujeres en el 23 y 12 fue el único limpio y ambientado 
junto al del Chaplin. La iluminación al entrar o salir de las salas fue 
deficiente y las linternas de las acomodadoras ayudaron bien poco. La 
entrada del público en el Yara por la entrada lateral de 23, con sus 
escalones rotos fue motivo de tropezones y caídas de unos cuantos.
"Trabajo pero siempre pido esos días por vacaciones, voy al Festival 
desde antes de casarme y ya tengo dos nietos. Es verdad que ya no son 
como antes. Casi no hay cines, el transporte es muy malo, las mejores 
películas las llevan para los cines que están más lejos (se refiere al 
Acapulco y al Miramar) o para las salitas (antiguo cine Infanta), pero 
no me lo pierdo, hay tandas que se me une mi marido o mis hijos, a otras 
voy sola, siempre hago amistad con alguien en el Festival, o gente que 
conozco de otros y nos marcamos", comenta feliz una capitalina.
"Ya se acerca el día de ver las caras de costumbre, aquí vienen 
"viejitos" que no sé cómo llegan, yo les guardo su asiento cuando puedo, 
me da lástima verlos con su pelo blanco y bastón, solos. Les digo el día 
que repiten las mejores para que no los vayan a empujar, es como estar 
en familia", comenta una acomodadora.
A partir del día 5 se comenzaron a vender las Carteleras con valor de 
$1.00 con la programación del día y la del próximo, las cuales contenían 
críticas cinematográficas y entrevistas a actores y cineastas, las que 
eran prestadas con gusto a quienes no se podían dar ese lujo diario.
"Ese es mi gusto del año. Yo reúno (dinero) para el Festival. Voy a 
cuatro tandas diarias y si puedo a cinco, no me importa llegar a la casa 
bien tarde. No voy a fiesta, no me tomo un trago, no fumo, la pantalla 
grande es lo máximo, ni el DVD ni la sala de video la sustituyen. En mi 
mochila llevo agua, un sweater y la sombrilla y como algo ligero", dice 
un hombre en la cola de la Cinemateca (sala Charles Chaplin).
"Aquí están apuntadas las mejores, cópielas si quiere: Inevitables, Días 
de Vinilo, Cuando yo te vuelva a ver y Wakolda de Argentina; Una pistola 
en cada mano, Hijo de Caín, 15 Años y un día de España; Azul y no tan 
rosa, La Distancia más larga, Piedra, papel o tijera y Pelo malo de 
Venezuela; Cirgo y Gloria de Chile, Flores raras y Tatuaje de Brasil y 
El Mayordomo de Estados Unidos, no la que vio ya, sino la del 2013, no 
se la pierda", sugiere una joven sentada al lado de una señora, que la 
mira complacida, en un muro próximo al cine Yara, mientras la escuchan 
con atención, otros amantes del Séptimo Arte.
Source: A sala llena - Misceláneas de Cuba - 
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/52bd44653a682e0c948f019d
 
 
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